{Échapper}

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Después de que Minho le pagara y lo dejara en el bar, Felix se sentía como un zombi.
Se sintió mal, eran tan solo la 1am, pero no aguantaba más. Empezó a caminar hacia su apartamento, que quedaba a 15 minutos caminando.
La cabeza le dolía, la presión en sus oídos lo desconcentraba de su camino, y se sentía incómodo por haber tenido relaciones hace menos de 15 minutos y que Minho no lo dejará ni descansar. No era una buena noche para Felix.
Puso un pie en uno de los escalones, cuando vio a uno de los hombres uniformados en medio de estos. Su corazón comenzó a latir rápidamente.
Pasó subiendo los escalones de dos en dos, tratando de llamar la atención lo menos posible.
-Joven- llamó el hombre que estaba ahora a sus espaldas.
-¿Señor?- respondió él tratando de que su voz no sonara extraña.
-¿De casualidad no conoce a un chico de más o menos su edad llamado Felix Lee? Nos dijeron que solía vivir aquí y fue visto la semana pasada.-Felix notó que el policía llevaba una mano a las esposas.
-No, nunca conocí a nadie con ese nombre.-respondió el muchacho con desdén fingido.
-¿Crees que no te conocemos, idiota?
Felix comenzó a correr escaleras arriba. La alfombra azul del suelo hacía que sus pies fueran más livianos al correr. No podía dejar que se lo llevaran, no de nuevo.
Se encontró a un trío de policías en el pasillo que llevaba a su habitación. Todos trataron de atraparlo, pero ninguno fue suficientemente rápido. Felix estaba acostumbrado a tener que escapar.
Abrió la puerta de su habitación, la cerró con fuerza, y movió el gran mueble de los platos para bloquear la misma, haciendo que varios de estos se cayeran y quebraran.
-¡Hyung!- le gritó al chico dormido del sillón que ya parecía bastante despierto. Su compañero y amigo, Changbin.-¡Corre!
Tomó la maleta de emergencia que guardaba debajo de su cama, y la cuerda amarilla que guardaba en el armario.
Abrió la ventana de una patada, haciendo que el seguro de esta se quebrara, y amarró la cuerda al clavo que había clavado en el marco de la misma.
Changbin fue el primero en subir al borde de la ventana, agarrándose fuertemente de la cuerda y bajando por la pared dando pequeños saltos. Luego Felix tomó la cuerda e hizo lo mismo.
Los golpes de los policías en la puerta dieron efecto, la puerta se había roto a la mitad y el mueble había caído al piso hecho pedazos, pero ya era tarde. Felix y Changbin estaban ya a un kilómetro de ahí.

<<<>>>

Felix y su amigo habían tomado el autobús hacia la frontera con Canberra. Llevaban dos horas sentados en el suave pero incómodo asiento. Changbin ya se había dormido recostado en el hombro del menor, haciendo que este sonriera.
Al castaño lo inundó la nostalgia al pensar en todo lo que había hecho su hyung por él. Huir como lo acaban de hacer, le prestaba dinero cada vez que le faltaba, sin importar si se lo devolvía. Felix haría todo por él.
Él también sentía ganas de dormir, pero tenía miedo de que en algún momento alguien detuviera el autobús y se lo llevaran de nuevo.

<story time>

Felix nunca había sido el típico niño de papá, como Minho. Su padre abandonó a su madre a edad temprana del chico, y a su madre le diagnosticaron neumonía cuando cumplió los 8 años. O eso fue lo que le contaron qué pasó.
Después de esto Felix fue llevado a un orfanato, ya que "no tenía más familia viva", lo cual el no creía. Aquí conoció a Changbin, y a Seungmin, uno de sus mejores amigos hasta que fue adoptado a sus 12 años. Desde eso no lo volvieron a ver.
A los 15 años Felix se dió cuenta de que él no debía estar allí. Los enfermeros lo golpeaban y las monjas del lugar lo obligaban a seguir su religión, aunque él no quisiera. Cuando una monja lo descubrió besándose con un chico en el armario de las monjas, lo encerraron tres días en una capilla a "orar por su alma", sin comida ni agua. Lo arrodillaban a la fuerza al frente de la imagen de Cristo, y él solo rezaba para que lo sacaran de ese lugar. Pero nunca funcionó.
Un día Changbin y él organizaron un plan para escapar. Pasarían por el cuarto de lavado de prendas, y entrarían por un canal de calefacción, el cual acababa en una reja de metal que llevaba al patio. Luego cortarían la valla de metal que los encerraba con una herramienta que Changbin había encontrado en el cuarto del generador de electricidad.
Y, en realidad, no fue tan fácil como creyeron que lo sería. El cuarto de prendas estaba cerrado con candado, y tuvieron que romperlo con una piedra que sacaron del jardín, en el canal de calefacción habían ratas y cucarachas muertas por todos lados, y la valla no era tan delgada como habían pensado. Pero al final lograron salir. Changbin y Felix terminaron en las noticias nacionales y incluso internacionales. Todos pensaban que alguien los había secuestrado, pero no sabían lo listos que eran.
A los 3 meses hubo un testigo que dijo haberlos visto en el sur de Sydney, cerca del primer apartamento que él y Changbin habían logrado conseguir.
La policía llegó al lugar, y les dijeron que los llevarían "de vuelta a casa", por lo que tuvieron que huir de nuevo. Prácticamente su vida era eso, ir huyendo de lugar en lugar, mudarse de apartamento en apartamento. Y aunque Changbin ya era mayor y podía trabajar en algo decente, Felix era menor, y no le quedó más opción que vender su cuerpo. Changbin no estaba nada de acuerdo con este tema, pero no le cuestionaba nada a Felix. Necesitaban ese dinero.

<End of story time>

Al despertar, alguien tocaba el hombro de Felix. Era el conductor.
-Niño, despierta.- dijo el viejo con gran bigote.- Ya terminó el viaje, dormiste más de 12 horas seguidas. Deben bajarse los dos.
Felix se sorprendió, hace mucho no dormía tanto.
-Si, gracias. Bajaremos en un segundo.- El conductor siguió caminando hacia la parte de atrás del autobús, despertando a personas que no se habían dado cuenta de que el trayecto había terminado.- Changbin hyung, despierta.
El chico se revolvió en su asiento.
-¿Qué?¿Ya llegamos?- preguntó el pelinegro somnoliento.
-Si, han pasado más de 16 horas.-respondió el castaño.
Bajaron del autobús con las piernas débiles por estar sentados por tanto tiempo, y sus cuellos dolían por dormir sin almohadas.
Se encontraron sentados en la banca de la estación de autobuses, y quedaron en que buscarían un lugar donde quedarse cuando amaneciera. Y solo se quedaron ahí sentados, juntos, mirando como el sol salía de su escondite.

«THE WISH»†|Stray Kids|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora