{Issues}

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Felix sentía que su cabeza iba a explotar. Tomó todos los libros y los tiró al otro lado de la mesa. Al fin, al fin había terminado toda la tarea que debía hacer.
Siempre se sentía muy estresado como para hacer lo que fuera,... y no era una simple excusa de estudiante adolescente normal.
Tenía muchos problemas en los que pensar.
Minho entró a la cocina, con un vaso rojo en la mano.
-Wow, que grosero- dijo al ver como Felix aventaba sus libros-. Todos odiamos la tarea, así es.
Felix sonrió, masajeándose las sienes.
-Pero yo tengo que hacer mi tarea mientras exploto de estrés- fijó su mirada en Minho por un momento. Llevaba unos jeans negros y una camisa lisa del mismo color. Se veía muy atractivo, aunque le avergonzara admitirlo-. Así que la odio quinientas veces más.
Minho dejó el vaso en el lavabo y caminó hacia la silla donde Felix se encontraba sentado.
Se paró justo detrás, haciendo que Felix se estremeciera.
-Relájate- dijo Minho poniendo sus tersas manos sobre los hombros de Felix-. Eres muy joven para estresarte de esa manera.
Con sus manos comenzó a masajear los hombros de su hermano.
Felix reprimió un respingo; las manos de Minho eran firmes y ahora musculosas (antes no lo eran, parecía que había empezado a ir al gimnasio), y lo sorprendió lo hábil que eran para los masajes.
De sus hombros llegó hasta su cuello, haciendo una suave y agradable presión en la nuca.
Felix relajó la espalda y se dejó caer en él respaldar de la silla, dejándose llevar por el maravilloso toque de esas manos mágicas.
Minho disfrutaba ver como Felix relajaba su los hombros, y quizo arriesgarse un poco más... solo para ver esa expresión de disfrute en su rostro de nuevo.
Indicó a Felix que apoyara su cabeza en él respaldar de la silla.
Con los pulgares masajeó sus sienes, para aliviar su dolor de cabeza.
Pero Felix no tenía la expresión que deseaba. Necesitaba más.
Acercó su rostro al costado de Felix, siguiendo con el masaje en sus hombros.
Con su lengua tomó el lóbulo de la oreja de Felix y lo lamió y besó.
Miró como Felix frunció el ceño, pero no se apartó.
Siguió haciendo lo mismo con el resto de su oreja, y luego bajó al cuello.
Dió pequeños besos en esa vena sobresaliente que tanto le encantaba, y dejó algunos mordiscos aquí y allá, sin perderse ni una de las reacciones que se formaban en el rostro del menor.
-Vaya, vaya- pronunció una voz desde la entrada de la cocina.
Ambos volvieron la mirada hacia el lugar de donde venía esa voz. Era Christopher.
-¿Que haces...?- empezó a decir Minho con la cara sonrojada.
-Solo cállate y escúchame- dijo el mayor con cara inocente.
-No, no quiero escucharte- Minho levantó la voz  y dió un paso hacia adelante para enfrentarlo-. Por tu culpa mi madre terminó en el hospital.
-Quiero disculparme...- dijo el mayor dando también un paso al frente-. De verdad, esas... esas no eran mis intenciones.
Minho frunció el entrecejo, divertido.
-¿Y cual eran tus intenciones, entonces?- Minho levantó el tono de voz-. ¿Separarnos a mi y a Felix? ¿Hiciste todo esto por Felix?
-No- dijo el mayor con tono severo-. Esto jamás fue por Felix.
-¿Entonces porqué fue?- dijo Felix levantándose de la silla, con el ceño fruncido-. ¿Porqué harías algo así?
Chan se adentró en la casa, llegando hasta la pequeña sala de estar.
Se sentó en uno de los pequeños sofás individuales.
-Vengo a explicarles todo lo que sucedió. Solo necesito que me escuchen...
-¿Escuchar...?
-Solo siéntense y escuchen- dijo el mayor con los brazos cruzados.
Los menores se sentaron, esperando lo peor.

-Todo empezó por tu culpa, Minho.

<<<>>>

(Flashback)

Chan salió por la puerta de la casa. Su cara estaba roja e hirviendo de furia.
No lo entendía, mierda. No entendía porqué todos amaban a Felix. No lo entendía.
A él su padre casi lo mata cuando le dijo que era homosexual, ya que para él no era algo normal. Ah, pero a Felix y a Minho los aceptaron sin problema.
Cuando empezó a salir con Minho toda su familia lo rechazó por un periodo de tiempo. Pero para Minho y Felix fue pan comido.
Minho sabía lo duro que había sido mantener su relación, y aún así lo engañó con Felix.
Los odiaba. Los odiaba a ambos. Lo único que quería era arruinar sus vidas.
Pero no. Era imposible. Sus vidas eran perfectas.
Se levantó y comenzó a caminar hacia su auto.
Las lágrimas en sus ojos nublaban su visión.
Se subió al auto.
Pensó en todo, en lo que Minho había hecho. En lo que él acababa de hacer.
Le dijo a la madre de Felix toda la verdad. ¿Había sido algo bueno, o algo malo? Había sido un beneficio para él, claro. Felix estaría muy lastimado. Y eso era lo que quería.
"Si, está bien" supuso encendiendo su auto.
Comenzó a avanzar, y luego frenó repentinamente. Se acercaba un auto, el auto de Minho.
Se estacionó justo en frente de la casa donde había estado él estacionado. Parecía apresurado, corrió para entrar a la casa.
Esperó minuto tras minuto, viendo por el retrovisor si Minho salía de nuevo de la casa. Quería saber que había pasado.

«THE WISH»†|Stray Kids|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora