{Fuck you, Seungmin}

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Felix se había duchado, peinado, y hasta bañado en colonia para su primer día de trabajo.
-Felix, bebé.-comenzó a decir Changbin.- Vas a trabajar, tampoco es que vas a ver a la reina de Inglaterra.
Felix torció los ojos.
-Solo quiero darle una buena impresión a mi jefe el primer día. No iré al trabajo en pijama como tú.
Changbin rió. Escucharon la bocina del auto de Seungmin viniendo de afuera.
-Qué te vaya bien, idiota.- dijo Changbin entregándole las llaves del apartamento, ya que él no estaría cuando Felix llegara.
-Gracias, guapo.
Felix se topó a Hyunjin en la escalera.
-Oi, Felix.- dijo el más alto mirándolo de arriba a abajo.- Te ves bien, niño. Changbin me contó que es tu primer día de trabajo, y quería desearte buena suerte.
-Gracias, bro.- le dijo el chico con una sonrisa.- Cuídate.
Felix bajó el resto de las escaleras. No podía dejar de sonreír.
-¡Seungminie!- lo saludó entrando al auto.-¿Como estás?¿Estás bien? Yo estoy bien, espero que tú lo estés también.
-Oi- río el mayor- Solo vas a trabajar, no entiendo porqué estás tan hiperactivo y feliz.
-No lo sé...- Felix sonreía de nuevo.- Solo se siente bien.
Seungmin arrancó el auto. Felix notó que se encontraba un poco nervioso, pues sus manos temblaban mientras tomaba el volante.
-¿Pasa algo?- cuestionó al menor.
-No, no. Estoy bien.- se apresuró a decir el menor.
Felix asintió y sonrió de nuevo.
-Oi- llamó su atención el menor.- ¿Le perdonarías todo a Changbin?
Felix se extrañó por tal pregunta.
-No todo... Pero creo que si no fuera algo tan grave, tal vez lo haría. ¿Porqué lo preguntas?
Seungmin suspiró.
-¿Me perdonarías algo a mí, mientras lo hiciera por tu propio bien?
Felix se lo cuestionó en su cabeza.
-Pues... No veo porqué tendría que perdonarte si haces algo bueno por mí.
Seungmin se relajó un poco.
Se estacionaron al frente de un edifico gris con una lona que decía "Kangaroo Shoes". Felix bajó del auto feliz. Pero su expresión cambió por completo al sentir el frío metal en sus muñecas. Un policía le había colocado esposas en las mismas.
Miró a Seungmin asustado.
-Es por tu propio bien, espero que lo entiendas y puedas perdonarme.- fue lo único que dijo el chico antes de entrar a un auto de policía.
-¡VETE A LA MIERDA, SEUNGMIN!- gritó Felix lo más fuerte que pudo. Llegó otro policía para tomarlo del cuello y que pudiera entrar al auto. El mismo cerró la puerta fuertemente.
Felix trataba de enjaular las lágrimas que intentaban salir de sus ojos, los cuales se clavaron en la reja que lo separaba de los dos policías en los asientos del frente. Era el fin, lo atraparon. Volvería a ese asqueroso dormitorio, los enfermeros volverían a golpearlo, y las monjas volverían a asfixiarlo, psicológicamente hablando. Ya no tenía oportunidad.
Se dió cuenta de que ni siquiera le habían quitado sus pertenencias. Trató de alcanzar su teléfono, pero estaba en una de las bolsas delanteras de su pantalón, y las esposas no lo dejaban llegar hasta él.
Su corazón comenzó a latir rápidamente cuando el policía estacionó el auto al frente de la comisaría.
Uno de los policías tomó la muñeca de Felix para sacarlo del auto. Ni siquiera se empeñó en tomarla fuertemente, sabía que el chico iba a cooperar.
Entraron a la pequeña comisaría. Había policías corriendo de un lado a otro, personas atendiendo teléfonos y gritándole cosas a otros. Las celdas se veían pequeñas y frías. Felix se preocupó cuando vió que lo llevaban hacia una de ellas.
-Te quedarás aquí una o dos horas.- dijo el policía.- Puedes usar tu teléfono o hacer lo que quieras. Sabemos que no te gusta estar aquí, niño. Pero te prometo que será como antes.
-¿A qué se refiere con "como antes"?- preguntó Felix.
-Has sido todo un dolor de cabeza, te buscamos a ti y a tu amigo desde hace años para llevarlos a otra parte... Ya no podemos hacer nada por él, pero si por ti. Solo déjate ayudar, chico.- respondió el hombre. Felix lo miró inquisitivo.-Cerraron el orfanato Moonbill hace más de un año.- le explicó el policía- Uno de los niños denunció los abusos con la policía.- Felix no podía creerlo.- Si, creo que eso es todo. Cambiando de tema, tu familia vendrá por ti en un rato.
-No tengo familia.- dijo el chico algo resentido.
- Ya estoy harto de preguntas y explicaciones, niño. Ellos te lo explicarán todo.- fue lo único que dijo el hombre antes de desaparecer en una oficina.
Felix no tenía idea de qué rayos estaba hablando. ¿A qué se refería con "ellos"?.
Tomó su teléfono, buscó el contacto "Changbin Hyung ❤️" y marcó el número.
-¿Felix?- respondió el mayor despreocupado.
Felix se relajó al escuchar su voz.
-Hyung- habló el menor algo alterado.- Me encontraron. Estoy en la comisaría de policía. Dicen que Moonbill cerró hace más de un año, están mencionando a mi familia, y el maldito de Seungmin...
-Seungmin está aquí Felix. Me lo explicó todo.- Changbin suspiró.- Tienes que quedarte ahí, es por tu bien. Te amo, Felix.
"¿¡QUÉ?!": se preguntó Felix en su cabeza unos segundos después de que su compañero colgara. No podía creer que su mejor amigo no se preocupara o ayudara. Era exasperante.
No podía hacer nada, no tenía a quién más llamar.
Solo miró el techo y las lámparas blancas lo cegaron, haciendo que cerrase los ojos. En esas pocas horas que durmió soñó con Chris Bang.

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Se levantó exaltado cuando escuchó que los barrotes de su pequeña celda eran golpeados con fuerza.
-Despierta, hombre.- lo llamó uno de sus policías.- Vienen por ti.
Felix se levantó de la banca donde se había quedado dormido y miró al reloj, tan solo habían pasado 2 horas.
Otro policía (que podía medir un metro más que él, por lo que se puso aún más nervioso) lo llevó del brazo hacia una silla negra de tela de las típicas qué hay en las comisarías.
Estaba estúpidamente cerca de la entrada, y pensó en escapar por un par de segundos. Pero sabía que era inútil, solo debía dejar las cosas ser, todo pasaría.
Dirigió la vista a su derecha cuando vió a una mujer rubia, esbelta y asiática entrar a la comisaría. Le calculó unos trenta y tantos años.
La rubia se acercó a la ventanilla del policía a preguntar por algo, o eso supuso Felix.
Notó que el policía levantaba un dedo, haciendo una señal para indicarle que esperara ahí.
Vió como el policía salía de la oficina, caminaba unos metros, lo apuntaba con el dedo mirando a la mujer y volvía a entrar al lugar donde estaba.
La mujer lo miró y sus ojos se humedecieron.
-¿Tu eres Yongbok?- preguntó la mujer al chico con voz suave.
-Felix. Por favor dígame Felix.- demandó el chico. Detestaba su nombre coreano.- ¿Y usted es...?
La mujer tragó saliva tan fuerte que Felix juró que la había escuchado hacerlo, y estaban a una distancia considerable uno del otro.
-Mi nombre es Jimin.- se presentó agachando la cabeza.- Soy tu madre, Felix.

«THE WISH»†|Stray Kids|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora