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Probablemente Stan se iría al infierno, y no le importaría en lo más mínimo. Si eso significaba tener toda una noche a su novio junto a él, en una muy íntima última noche.
Stan estaciono el auto de su padre y apago el motor en completo silencio, sin ver directamente a Cartman. El lago Stark, había sido por muchos años un lugar de reunión habitual, cuando eran niños, pescaban o lanzaban fuegos artificiales y cada año tenían un pequeño campamento durante la última semana de verano.
El corazón de Stan latía como loco, todo el camino hasta el lugar había latido así. Pero ahora, en el silencio de media tarde, juraba que casi podía escucharlo.
— ¿Dónde están Kenny y el judío? — En su lugar habitual, estaba levantado ya un pequeño campamento, solo había una carpa para dormir y una hoguera lista para ser encendida, Stan llevaba en el auto una cena sólo para dos y varias mantas para Cartman y para él. — Pensé que dijiste que ya estaban aquí.
Para ser Cartman, estaba siendo demasiado tonto o demasiado inocente.
Recapitulemos, esta era la última noche de Cartman en South Park, Stan era su novio, llevaban saliendo ya por casi un año completo, tenían diecisiete, las hormonas, los sueños húmedos... los sueños húmedos de Stan, obviamente protagonizados por Cartman.
¿De verdad desaprovecharía esta última noche junto a su novio, teniendo un campamento junto con Kenny y Kyle?
Estaba siendo un completo idiota, Stan lo sabía. Pero ¿Podían culparlo? Solo era un hombre enamorado.
—Yo... he... — El pelinegro giro su rostro para ver, por primera vez en una hora, a Cartman. — Ellos no van a venir, Eric. — Le tomó varios segundos al castaño comprender las palabras de Stan, le tomó solo dos, enlazar los pequeños detalles, su novio llevando solo una cena para dos, mantas solo para dos, solo ellos dos acampando en el lago Stark.
—Eres un jodido pervertido, Hippie. — Pero Eric no lucía molesto, sus mejillas se habían vuelto un poco rojas y le estaba sonriendo, una sonrisa burlona, pero era mejor que en todos los escenarios que Stan había simulado, no lo estaba rechazando ni estaba molesto con él.
—Solo quiero estar contigo. —Stan alzó su mano y atrapó la mejilla de Eric, aún en la incomodidad del interior del auto, Stan maniobró magníficamente para inclinarse y al mismo tiempo atraer a Cartman hacía un beso.
Pese a todo lo que pudiera pensar y algo que lo sorprendió gratamente, es que los besos de Eric eran suaves y extremadamente dulces, su boca casi siempre sabía a chocolate o a menta, pero esa noche Stan quería más, empujó su lengua dentro de la boca de Eric y tomó el control total de la situación.
Dejo que su mano jugara con el cabello de Eric, extra suave y con un delicioso aroma.
Stan se apartó, ambos tenían que respirar, aunque no se alejó más de cinco centímetros de su rostro, podía sentir el cálido aliento de Eric.
— ¿De verdad quieres estar conmigo? — Susurro, Stan acaricio su mejilla, estaba cálida y sonrojada.
— ¿Por qué no querría estar con mi novio? — y sonrió.
—Siempre te gustaron las chicas, además... — Este no era el Eric Cartman que casi todos conocían, seguro de sí mismo, con una pequeña boca llena de insultos y todo un hijo de puta cuando quería. — Soy gordo y... — Stan cerró la boca del castaño con otro corto beso.
Este era el niño que lo había enamorado, el verdadero Eric. Un chico que se había escondido y se había protegido así mismo con tantas máscaras, que al final ni siquiera el mismo fue capaz de reconocerse.
—Eso no me importa Eric, te amo y te deseo. Eres hermoso. — Cartman inclinó su rostro sobre la mano del pelinegro y sonrió.
Stan, fue el primero en ver esa parte vulnerable de Eric. En el principio no era amor, nunca pensó que se volvería amor, solo creyó que su deber como amigo de Cartman era ayudarlo.
—Pero si no estás seguro, no voy a presionarte ni nada... podemos simplemente ver las estrellas y... —Ahora fue el turno de Eric, callando a Stan con un beso. — No sé cómo voy a sobrevivir sin tus besos.
Eric sonrió.
—Me voy solo dos meses, Stan.
—Son dos jodidos meses. — El pelinegro suspiro y finalmente se alejó de su novio, —voy a encender la hoguera. — Cartman asintió y observó a Stan abrir la puerta del auto, él también debería salir y llevar las mantas hasta la carpa. — ¿Puedes darme el encendedor? Esta en la guantera. — Apunto, solo para arrepentirse segundos después. — ¡Pensándolo bien no...! — Demasiado tarde, Eric ya lo había visto.
—Condones y lubricante, estás bien preparado hippie.
El rostro del pelinegro estaba completamente rojo.
—No es lo que parece. — Por supuesto que lo era, Stan los había comprado con toda la intención de usarlos esa misma noche, saberlo y decirlo era una cosa totalmente diferente, no quería asustar ni presionar a Eric. —Solo olvídalo, por favor.
—Stan, he querido tener sexo contigo desde hace meses, ¿Sabes? Pero si de verdad quieres que lo olvide, lo haré.
— ¡¿Qué?! ¡Espera! — Eric había salido del auto después de tomar el encendedor. Escucho a Stan cerrar la puerta del vehículo y sus pasos ir tras él.
Extra.
— ¿Te divertiste anoche, Cartman? — Kenny dijo, con una sonrisa que decía: yo sé lo que hicieron.
Las mejillas de Stan enrojecieron nuevamente y la cara de confusión de Kyle, no tenían precio. Eric se tomó un momento para sonreír.
—Aunque, si estás caminando como si nada después de anoche, entonces solo hay dos opciones, la primera es que me dejaste a Stan con las ganas de estrenar tu lindo trasero o, Stan la tiene pequeña.
—¡Cállate Kenny! — Kyle grito, porque de verdad no quería imaginar nada de lo que había pasado con sus amigos en el lago Stark.
Lo que sucedió en el lago Stark, se queda en el lago Stark.
—Basta Kenny. — Stan solo deseaba que el pelirrubio dejara de abrazar y tocar con tanta familiaridad a su novio.
Entonces, por supuesto, Cartman era Cartman.
—En realidad Stan la tiene grande, pero él también tiene dedos mágicos y sabe cómo usarlos.
— ¡Calabacín es hora de irnos!
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