Secret Garden.

Acoso.

Esa mañana se despertó sin ningún tipo de deseo de querer ir a clases, era tarde, aún tenía sueño y no había estudiado para nada el reporte que su profesora de química les dio la semana pasada, aunque Butters le dijo que lo hiciera porque tendrían un examen sobre eso, prefirió dejarlo botado dentro de su mochila todo el fin de semana y jugar videojuegos con Kenny. En ese momento había parecido una buena idea, pero ahora que lo analizaba un poco mejor, se dio cuenta de que probablemente lo jodio... solo un poco.

Soltó un suspiró y frunció su ceño cuando sintió un empujón. El tren se llenaba cada vez un poco más, en cada estación, una, dos personas o quizás un mar de ellas subían, no importando que ahora el vagón pareciera más una lata llena de sardinas.

¿Por qué demonios no esperan otro maldito tren? ¿Por qué no se levantaban un poco más temprano para no llegar tarde a sus malditos destinos y lo hacían más fácil para él? No solo tenía que preocuparse por un examen para el que no estudio, sino que, también, tenía que preocuparse por no morir asfixiado en el tren.

No jodas. Nueva York y sus horas pico, le rompían las bolas.

Cuando las puertas del vagón se abrieron nuevamente en la siguiente estación, Cartman se movió un poco con el flujo de personas que bajaron ahí, deteniéndose justo al lado de las puertas y sujetándose con fuerza para no caer cuando el tren siguiera su camino o al ser empujado por algún imbécil.

Solo quería llegar a su puta parada y bajar del vagón que apestaba a sudor y perfume barato. Se alegraba de no haber tenido tiempo para desayunar o ahora mismo estaría vaciando su estómago... igual no era mala idea, así habría evitado que se acercaran a él y tendría un espacio seguro y reconfortante solo para él y el contenido de su estómago.

¿Quizás podría vomitar si usaba sus dedos? Había cenado bien, su estómago definitivamente no estaba tan vacío.

Su celular vibro. Dejo de escuchar a Lady Gaga en sus auriculares y eso lo fastidio, el bullicio dentro del vagón lo exasperaba. Rodo sus ojos cuando vio el nombre de Kenny en la pantalla de su teléfono, un mensaje que no iba a contestar, porque ni siquiera leyó.

El tren hizo otra parada, nadie bajo, pero varias personas entraron. Si esto seguía así, en la próxima estación iba a bajarse y mandar todo al carajo.

Vio su reflejo en las ventanas, y segundos después vio a un tipo pararse justo tras él, más alto, no pudo ver su cara, pero su reflejo le indicaba que era un adulto, el traje elegante y casi, podía jurar, costoso; no encajaban para nada con el sitio donde estaba. Quizás su lujoso automóvil lo dejó varado a media carretera camino a su bien pagado empleo...

Cartman río, al menos podía imaginar que alguien más estaba teniendo un nuevo día tan horrible como él.

Algunos segundos pasaron y notó algo extraño, de la nada estaba teniendo este pequeño espacio solo para él, no había sido empujado, ni siquiera lo habían tocado. Hace dos minutos, estaba teniendo las huellas dactilares de todos esos desconocidos en su hombro, espalda, brazos y manos (¡Ughh! Necesitaría un buen baño al llegar a casa). Entonces se dio cuenta, era el tipo tras él que, estaba actuando como una especie de muralla humana y no tenía idea de porqué carajos lo estaba haciendo, quizás un buen tipo que se dio cuenta de lo incómodo que se sentía, tal vez ni siquiera lo estaba haciendo porque quisiera. No importa cual fuera el motivo, Cartman no se quejaba.

O tal vez sí.

¿Qué sucedía con ese tipo? De pronto se había movido, de tal manera que él estaba en gran parte oculto de todas las personas y se había acercado a él peligrosamente, tanto que podía oler su colonia, Cartman rodó sus ojos, bien al carajo. Iba a bajarse en la siguiente parada.