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Su día no podía ser más mierda de lo que ya era, camino a paso rápido directo a su salón de clases, todos se habían ido ya, solo algunos maestros quedaban en las oficinas del director y de reuniones, abrió la puerta de su salón de clases y como esperaba no había nadie allí, fue directamente a su mesa y tomó su mochila.
Pero en lugar de colgarse su mochila al hombro e ir directamente a casa, Clyde grito, volvió a lanzar su mochila a la mesa y se sentó en su silla, cubrió su cara con ambas manos y, pese a que quería llorar se obligó a no hacerlo.
Bebe rompió con él durante el almuerzo, los días lunes y miércoles comían con sus amigos, así que Bebe eligió un miércoles para romper con él por medio de un mensaje de texto. La detención que tiene por las siguientes tres semanas, fue porque Bebe dijo que estaba molestando, cuando lo único que quería era saber ¿Por qué? ¿Por qué Bebe estaba rompiendo con él? ¿Qué hizo mal?
El corazón roto y las lágrimas retenidas, son por la confesión de la chica, saber que, ella solo estaba con él por interés. Por una cena gratis, un chofer que está dispuesto a llevarla a todas partes y montañas de zapatos.
Diez minutos después, Clyde decidió que era tiempo de volver a casa o su padre comenzaría a preocuparse. Se levantó y al hacerlo movió la mesa de atrás, escuchó el sonido de algo cayendo, Clyde giró levemente para ver qué era; vio de un lado a otro cuando noto la libreta en el piso.
Primero pensó que Token había olvidado una de sus libretas, después noto las pequeñas pegatinas de brillos, flores, dulces, gatitos, arcoiris, unicornios y corazones. E inmediatamente descartó la idea de que esa libreta perteneciera a Token o algún otro chico. Tal vez de Butters, pero el chico falto a clases ese día.
—Debe ser de alguna chica. — Pensó, se inclinó para recogerla y comenzó a hojear la.
No había ningún nombre en ella.
Las primeras hojas tenían fórmulas químicas y el cuestionario que la profesora les dejo hace tres meses. Siguió hojeando la libreta, solo por curiosidad, algunas hojas en blanco después, se revelaba el verdadero propósito de la libreta.
22 DE JULIO
No te llamare querido diario, nada de lo que escriba aquí es o será querido para mí, ni las memorias ni los recuerdos del día a día. Esta es solo mi jodida vida.
Jodido diario.
Clyde sonrió levemente, la dueña del diario era realmente una chica interesante. Nunca imaginó que una de sus compañeras pudiera expresarse de esa manera en la soledad e intimidad que ofrecía un diario, oh, pero Clyde aprendió hoy, que con las chicas, todo es posible.
Su celular sonó con el timbre de llamada para su padre, sin pensarlo mucho Clyde tomó su mochila, la libreta y salió corriendo del salón de clases.
