Tampones y Toallitas.

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Erica no podía quejarse de haber nacido como una niña, amaba el maquillaje, los perfumes caros y los vestidos hermosos, le gustaba tener el cabello largo y tener tantos estilos para peinarse, un día iba a la escuela con el cabello ondulado, al siguiente completamente lacio o llevarlo en un lindo recogido, y, cuando no tuviera ganas de complicarse la vida por las mañanas lo ataría en un simple moño.

Y ¿Qué decir de los preciosos zapatos que podía usar?

Los niños eran tan simples, lo observaba todos los días gracias a su grupo de amigos en la escuela, Stan, Kyle y Kenny. Los pantalones de siempre, junto con sus habituales abrigos y sus irremplazables estúpidos gorros.

Erica podría estarse congelando, pero nada le quitaba esa satisfacción al usar el hermoso vestido que su madre le compró, la belleza cuesta, pero lo vale; lo sabe al ver a su novio Kyle todas las mañanas, babeando por ella.

Y peleando con chicos por ella.

Ser mujer en esta época, no solo le daba la ventaja, si no, muchas veces lo hacía todo más fácil. Y cuando no pueda usar este contundente hecho a su favor, simplemente será ella: una verdadera hija de puta.

Sin embargo, hay una sola cosa que Erica no puede vencer.

Erica escucho el timbre para mensaje en su teléfono celular, suspiro mientras dejo el bote de helado de chocolate a un lado, aun envuelta en su cálida manta se estiró para alcanzar su teléfono. Maldiciendo en todo el proceso a quien la molestara en ese momento, ¿Acaso no ven que está a punto de morir?

Estúpido Judío.

Te odio, idiota, ve y muerEEE!!! >:T

9:11 a.m.

Ya estoy aquí Erica, pero no encuentro lo que me pediste, es como... ¡Hay muchos! Algunos vienen en paquetes que parecen más algún tipo de champagne que tampones.

5:45 p.m.

Incluso hay un paquete con 100 tampones, ¿Acaso los usas todos?

5:45 p.m.

Erica se quedó en silencio por algunos segundos, después una risita abandonó sus labios. Seriamente esa sería la primera y última vez que le pediría a Kyle que comprara tampones para ella.

Estúpido Judío.

Hay una empleada mirándome desde hace quince minutos.

5:46 p.m.

Erica rodó sus ojos, tampoco es que tuviera muchas opciones, su madre no estaba y ella estaba teniendo un bochornoso día, con cólicos, dolor de cabeza y sus bobis se habían hinchado tanto que su sostén la lastimaba, no iba a salir al súper mercado luciendo así...

Estúpido Judío.

Agarra cualquiera y regresa, idiota, te hable desde hace cuarenta y cinco minutos, has perdido quince minutos parado como un jodido pervertido frente a los estantes de toallitas y tampones.

5:46 p.m.

Y lo envió, lanzó su teléfono y regresó a su cómoda posición en el sofá. En días como ese, envidiaba a los chicos, ellos no tenían que preocuparse por sangrar por la vagina por cinco días cada jodido mes. No vivían con el miedo constante a manchar su ropa favorita de asquerosa sangre y no tenían que soportar los malditos cólicos menstruales, ni soportarse a sí mismos cuando estaban más sensibles que Pamela Anderson cuando se opuso al porno.

Secret Garden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora