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Ver aquellos ojos azules, tan similares a los de su hermano mayor, llenos de lágrimas. Removieron algo dentro de la pequeña Karen. Debió cerrar la puerta o decirle que se fuera, pero toda la furia de los días pasados se esfumó, sus labios se entreabrieron y estuvo a nada de preguntarle sobre sus lágrimas, que había pasado para que luciera así; completamente destrozado.
Pero él fue más rápido en hablar.
— ¿Esta Kenny? — Su voz era apenas un susurro que terminó siendo callada por sus lágrimas, sus ojos completamente rojos y había un surco trazado sobre sus mejillas que seguramente antiguas lágrimas habían dibujado y ahora servían como guía a las nuevas gotas saladas, su ropa estaba llena de lodo y algunas hojas secas, sus manos lucían pequeños cortes, también estaban sucias, había tierra bajo sus uñas; lucían como cuando ella rascaba la tierra para jugar.
Pero la gran diferencia es que cuando ella jugaba, no solía llorar.
Él ya no parecía el gran y terrible monstruo que todos decían que era, ahora solo parecía un niño que tenía miedo.
Karen sonrió dulcemente y se hizo a un lado, invitándolo a pasar.
Karen alguna vez también tuvo miedo, pero ella no estuvo sola, un ángel guardián apareció para ayudarla. Todos merecían consuelo y apoyo, incluso los niños como Eric Cartman, quizás, él más que nadie lo necesitaba.
Kenny apareció en el momento justo.
— ¿Quién era Karen? — Cartman se sobresaltó por la repentina entrada del rubio, sus ojos demostraban verdadero terror y su cuerpo comenzó a temblar.
Karen y Kenny se sorprendieron por la reacción inusual del castaño.
—¿Qué te pasó, amigo? — Kenny intentó acercarse a Cartman, extendió su mano, pero casi de inmediato Cartman retrocedió.
—¿Amigo?
¿Alguna vez tuvo amigos? ¿Por qué está en casa de Kenny? ¿Acaso no era Kenny parte de todos los que creían que él era CazaPutas42? Solo porque el bastardo inmortal no estuvo en esa cabaña, no significa que no sabía lo que planeaban hacerle... no significa que lo hubiera defendido.
Muchos podrían creer que el valor de sus cosas era lo que le importaba, mayormente, sí. No obstante, en una pequeña esquina de su corazón, quizás la más olvidada y vieja, el dolor era por otras razones: Kyle, Stan, Butters... todo ellos, no confiaron en él.
Y maldita sea que sabía que por su historial era difícil hacerlo, pero estaba intentándolo, estaba tratando de cambiar, por primera vez Eric Cartman no era culpable de nada y aun así había recibido un castigo.
—Eric. — Kenny lo llamó por su nombre y Cartman se dio cuenta entonces de lo que sucedía, estaba llorando, igual de desesperado que hace algunas horas, cuando presenció cómo sus preciadas posesiones eran destruidas y él no podía hacer nada para detenerlos. Lloraba con el mismo dolor que cuando intento desenterrarlas del pozo en donde ellos habían lanzado los trozos inservibles de metal y partes electrónicas. — Tranquilo, calma... ya pasó... — También se dio cuenta de que en algún momento Kenny lo había abrazado y ahora estaba consolándolo.
