Infección.

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—¿Estas bien? — La pequeña abrió sus ojos, el terror se hallaba en ellos, estaba sola, se había separado de su hermano y sus amigos cuando el auto se quedó sin combustible y tuvieron que caminar por las desoladas calles de la ciudad, claro, desola...

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—¿Estas bien? — La pequeña abrió sus ojos, el terror se hallaba en ellos, estaba sola, se había separado de su hermano y sus amigos cuando el auto se quedó sin combustible y tuvieron que caminar por las desoladas calles de la ciudad, claro, desoladas hasta que ellos comenzaron a llegar, como abejas atraídas por la miel.

Sus lágrimas empañaron sus bellos ojos y dibujaban caminos sobre sus pálidas mejillas.

Su hermano buscaba algún auto que pudiera servir para que siguieran moviéndose, Clyde tomaba su mano con fuerza, cuando ella alzaba su vista, encontraba su rostro tranquilo, una sonrisa y su promesa de que todo estaría bien. Pero, su mano estaba fría y temblaba.

El amigo de su hermano quería tranquilizarla, tragándose su miedo, pidiéndole que ella llorara por los dos, buscando más tarde un poco de consuelo al tomar la mano de Token, aquel chico que, también le prometió que los mantendría a salvo.

Sin embargo, ahora esa posibilidad parecía lejana, rodeados de seres putrefactos que vagaban por la ciudad, cuerpos sin vida que caminaban por las calles, propagando la infección que los llevó a ese estado. Su hermano los llamo zombis, eran aterradores, eran agresivos y buscaban comida. Los buscaban a ellos.

—E-estoy bien... — Dijo finalmente, aun con su corazón latiendo descontrolado. —Gracias.

—¿Te mordió? — Ella negó y el castaño suspiro, no tenía otra opción más que creer en la palabra de la niña. Es verdad que no había ninguna marca visible, esperaba que no le mintiera. Todos sabían que era lo que pasaba si una de esas cosas te mordía, la muerte de una u otra manera era el único camino para las personas infectadas. — Tenemos que irnos. — La pequeña observó fijamente al castaño, no lucía feliz al tener que llevar consigo a una niña pequeña, que no era otra cosa más que una carga innecesaria.

Pero que le haya extendido la mano cuando fácilmente pudo dejarla sola...

Él no era una persona mala, solo lo sabía.

No obstante, ella no iría con él.

—No puedo ir.

Todo fue tan repentino, tan confuso, de un momento a otro se encontraron rodeados por los zombis. Separada de su hermano, Clyde y Token, se refugió en ese pequeño centro comercial, detrás de un estante cualquiera que no la protegería de nada, llorando en silencio, rezando para que su familia la encontrase pronto, para que todos ellos pudiesen estar a salvo.

Su error fue cerrar sus ojos al elevar su plegaria al cielo. Su error fue creer que aquel que había entrado al centro comercial era alguien vivo, la campanilla de la puerta sonó y ella se levantó rápidamente de su escondite.

Su miedo no le permitió correr. Sus piernas se sentían tan pesadas que no le respondían, su corazón se detuvo por breves segundos antes de palpitar sin control alguno, aquella cosa... avanzaba sin detenerse directamente hacia ella, su piel estaba pudriéndose, uno de sus ojos colgaba de su cuenca, el otro estaba siendo roído por gusanos. A pesar de tener una gran herida en su pecho y su brazo derecho estaba roto, seguía moviéndose sin problema alguno.

Secret Garden.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora