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Por aquel entonces Lance iba a algunos conciertos. A Pidge le gustaba oír música. Parece mentira eh.
Pidge solía a ir conciertos alternativos. Otra cosa que parecía mentira.
Concierto alternativos donde el local tiene lucecitas led tipo árbol de navidad, y dan bebidas con y sin alcohol de lo más recomendables.
Bueno, convenció muchas veces a Lance para que se fuera con él.

-¿Hoy que hay? -murmuró Lance bebiendo de su vaso.

-No se. Hay un par de grupos y un chaval. -murmuró la italiana.

-Que nervios. -murmuró Hunk. Creo que es obvio que esos dos no se separan ni para respirar.

-Que no es para tanto. -murmuró el cubano. Se cruzó de brazos y esperó al siguiente grupo.

Pero no hubo grupo. Hubo cantante.
El chaval. Ese que mencionó Pidge.
Escuchó al presentador presentarle (valga la redundancia).
Lance frunció el ceño al verle acomodar el micrófono.
El batería del escenario y el guitarrista comenzaron a cambiar la partitura y demás cosas que Lance no entendía.
Miró a Pidge.

-¿Quien es ese? -murmuró Lance.

- Keith Kogane.

-¿Y ese va a tocar con la melena que lleva?

- Que superficial... -susurró la italiana.

El coreano marcó a los músicos que empezasen a tocar.

Y empezó la melodía.
El coreano empezó a susurrar. Sus dedos finos, o eso le parecieron a Lance, rodearon el micrófono. Empezó a oír la voz de Keith alzarse. Observó como sus labios se abrían y cerraban lentamente. Como vocalizaba. Como la nuez de su cuello bailaba.

Lance se quedó embobado en Keith.
El coreano comenzaba a cantar con rabia. Con ganas. Con ira. Observó su cara expresarse, su ceño fruncirse, su lengua hidratar sus labios...

Joder, que bueno que estaba. Escuchó su voz alzarse y de relajarse. La música de fondo influía en el y en su voz.

Entonces le miró. Keith miró a Lance. Y Lance le miró a él. Fijamente.
Ambos se devoraron con la mirada. Tremendamente bueno.
Keith cerró sus ojos y se dejó llevar por la letra y el ritmo.
A Keith le resbalaban las gotitas de sudor por el cuello, por la frente, por los brazos. Por su piel palida, su piel de mármol.

Y terminó la canción. Keith bajó su cabeza y dejó que los aplausos le envolvieran. Pero sólo miró a una persona: a Lance.
El cubano le miró embobado.
Keith se fue del escenario tras mostrarle una sonrisa traviesa.
Y Lance se levantó de forma involuntaria.
Pidge le miró.

-¿Que haces tú ahora? -dijo la italiana. -Canta bien eh.

-Voy a hablar con él.

-Va a decirle que se corte la melena. - Hunk y Pidge se rieron.

Lance quería tocar esa melena.
Preguntó a la camarera.

-¿Salida trasera tenéis? Es que tengo un recado para uno de los cantantes. -le indicó por donde acceder.

Corrió como nunca hacía ese sitio. Quería conocer a ese chico.

Klance // One Shots [2da Temporada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora