Capítulo 9: Regreso a clases.

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Los días transcurrían cada vez con más rapidez, se me escapaban como agua entre los dedos. Sabía que tenía que disfrutar al máximo cada momento que pasara con Finn de ahora en adelante, pero sentía que un año era muy poco tiempo. No sería suficiente para despedirme de él.

Tenía muchas cosas en mente, pero entre ellas se encontraba el colegio.

Una parte de mi se reconfortaba sabiendo que este año pasaría mucho más tiempo con Finn en la escuela, ya que la mayoría de nuestras clases coincidían.

El inicio del primer día de clases transcurrió como cualquier otro, un día ordinario en el que me levantaba para ir al colegio. 

Decidí pasar por Finn antes de llegar a la escuela, ya que el transcurso era mucho más divertido si él me acompañaba.

Toqué el timbre de la casa de los gemelos y me senté en la acera como de costumbre.

De pronto, escuché que se abría la puerta y me levanté para saludar a Finn. Pero no era Finn quién había abierto la puerta.

-Buenos días, Al. ¿Lista para el colegio? –saludó Jack.

Me quedé paralizada sin saber que responder. Lo miré fijamente, y después de unos segundos decidí responder.

-¿Dónde está Finn?

Jack hizo una mueca, y se llevo la mano al cabello.

-Esta… enfermo. Al parecer, hoy no irá al colegio.

Fruncí el seño. Jack había titubeado al decir que Finn estaba enfermo. Además, conocía perfectamente a Finn, y sabía que nunca faltaría al colegio el primer día de clases por muy enfermo que estuviera. Jack estaba mintiendo.

Sin embargo, decidí no discutir con él.

-¿Puedo pasar a verlo, entonces? Quizá quiera que pida tareas por él o que hable con los profesores en su nombre. –Me hice a un lado y comencé a caminar en dirección a la puerta de su casa.

-¡No! –Jack gritó, y se interpuso en mi camino. –Es decir, no. –Repitió, esta vez más tranquilo. –No se ha despertado aún, desde ayer en la noche dijo que se sentía un poco mal y que probablemente hoy no asistiera al colegio. –sonrió de medio lado. –Eso es todo. No hay de qué preocuparse.

No sabía a qué venía todo esto, pero en cuanto terminara la escuela vendría a visitar a Finn sin duda alguna.

Aún frunciendo el seño, asentí y me di media vuelta para encaminarme al colegio.

Enseguida sentí los pasos de Jack detrás de mí, aunque a los pocos segundos ya estaba a mi lado.

-¿Te importaría si camino contigo? –preguntó, sonriendo.

Puse los ojos en blanco y lo miré fijamente. No era una mirada amistosa.

Finalmente negué y volví a mirar hacia enfrente.

**

Un día sin Finn nunca podría ser considerado un buen día.

El primer par de horas, sin embargo, no coincidían con el horario de Finn. Estuviera o no en la escuela, no hubiera estado conmigo.

Sin embargo, si coincidía con Emily.

Llegó corriendo y tomó el asiento a mi lado. Me regaló una radiante sonrisa.

-¿Ya revisaste tu horario? ¡Coincidimos en al menos dos horas diarias! ¿Acaso no es fabuloso?

Asentí y reí junto con ella. Era increíble cómo podía subirme el ánimo con un simple comentario.

-¿Y sabes con quien más coincide tu horario? –preguntó, mirándome misteriosamente.

-Sí, con Finn. –sonreí.

Fue Emily quién frunció el seño ahora.

-Creo que te has confundido, Al. Revisé tu horario y el de él, pero en realidad coinciden en muy pocas horas a la semana.

-No, al contrario. Yo también revisé nuestros horarios, y te puedo asegurar que coincidíamos incluso más que tú y yo.

La mirada de Emily se iluminó. Se cubrió la boca con una mano y comenzó a reír.

-¿Qué es tan gracioso? –pregunté, confundida.

-No puedo creer que lo haya hecho. Ese chico sí que tiene problemas. –Replicó, ignorando mi pregunta y aún riendo.

-¿Quién? ¿De qué me estás hablando, Emily?

-¿Es que acaso no te das cuenta? –Emily sacudió su cabeza.- De quien yo hablaba no era de Finn, era de Jack. ¡Coinciden en casi todas las clases! Al parecer cambió sus horarios con los de Finn para poder coincidir contigo. Tienen el mismo apellido, y realmente son idénticos, así que seguramente vino al colegio a pedir que cambiaran sus horarios y le creyeron. Debo decir que aunque es una jugada sucia, es admirable.

Estaba en shock. No podía creer que enserio hubiera hecho eso. No podía ser real.

-Deberías darle un autógrafo o algo así… Lo harías realmente feliz. –La risa de Emily iba en aumento, al igual que mi confusión.

Enseguida saqué mi celular y entré al sitio web del colegio. Revisé mi horario, y después el de Finn.

En efecto, casi no coincidíamos en ninguna hora.

Después revisé el horario de Jack, y casi me caigo de la silla.

-¿Pero qué…?

En ese momento entró el profesor de la primera hora, interrumpiendo mi pregunta retórica e indicándonos que guardáramos silencio.

Podía sentir como mi corazón latía cada vez más rápido, y como se me nublaba la vista.

**

Estaba casi corriendo de regreso a mi casa. No quería encontrarme a Jack, ya que eso significaría que volvería a acompañarme de regreso.

Por mi mente cruzaban varias ideas. Primero, lo incómodo que había sido tener que estar en las mismas clases que Jack. Me miraba constantemente, y aún cuando lo descubría mirándome, no me dejaba de ver, sino que incluso me sonreía. Logré conseguir con quien sentarme antes de que él pudiera acercarse, ya que por mucho que quisiera evitarlo, tampoco sería grosera con él.

Segunda, que probablemente el resto del año sería así. Huyendo de Jack y buscando a Finn.

Tercera, ¿Realmente lo había hecho Jack? Quizás solamente había sido un malentendido de parte de la directora, y por tener los mismos apellidos se había confundido. Mi mente intentaba buscar alguna lógica a la situación, pero muy en el fondo sabía que en realidad Jack había provocado todo esto a propósito.

Y cuarta, ¿Por qué Finn no fue al colegio? Claramente no estaba enfermo, y aunque había intentado hablar con el por el teléfono, no me contestaba.

Me acerqué a la casa de los Harries, y una vez en frente, toqué la puerta y Finn apareció al instante.

**

¡Hola! Perdón por no haber actualizado la novela, estuve fuera y no tenía forma de escribir. ):

Espero que les haya gustado el capítulo, tengo muchas cosas en mente todavía, así que esperen lo mejor. (;

En fin, ¡gracias por las mil leídas! Puede sonar poco, pero me hacen muy feliz.

Les mando un abrazo, las quiero muchísimo.

Los hermanos Harries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora