Capítulo 10: Gemelos idénticos.

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Incluso antes de hablar con Finn sabía que me estaba ocultando algo. Su mirada inquieta evitando la mía, y los movimientos involuntarios de sus manos lo delataron mucho antes que su voz entrecortada. Claramente estaba nervioso.

-Al… eh… ¿Gustas pasar?

Lo miré con el ceño fruncido, finalmente asentí y me encaminé a  su habitación. Una vez dentro, me senté en la orilla de la cama.

Segundos después entró Finn, cerró la puerta tras él y se quedó parado en la entrada de su habitación, aún evitando mi mirada.

-¿Cómo te fue hoy… en el colegio? –preguntó Finn distraídamente.

¿Qué estaba intentando ocultar? No entendía absolutamente nada. Me levanté de la cama y me acerqué a él. Lo miré fijamente, con una mueca involuntaria en mi rostro.

-¿Qué está pasando, Finn?

Nuestras miradas se encontraron por un instante, pero al momento Finn desvió la suya. Se rascó la nuca de forma distraída.

-No entiendo a que viene tu pregunta, todo está perfectamente bien…

-Finn. –busqué su mirada una vez más. –Mírame a los ojos y dime que no está pasando absolutamente nada.

Finalmente Finn me miró fijamente, y después de unos segundos dejó escapar un suspiro.

-Jack me pidió que cambiáramos de horarios y… Bueno, supongo que sabes que acepté.

-Pero, ¿por qué?

Finn vaciló un instante.

-¿Y por qué no? Es mi hermano, y sé que si yo hubiera estado en su lugar, el hubiera accedido…

-Finn, lo que no tiene sentido es porque faltaste al colegio hoy.

Hubo unos segundos de silencio.

-Sabía que te enojarías.

-Bueno, pues que no hayas ido no lo evitó.

-No, pero al menos tuve tiempo de pensar cómo iba a disculparme contigo.

-Todavía no lo has hecho.

Finn volvió a agachar la mirada. Había olvidado que tan difícil era para él discutir con alguien mirándolo fijamente a los ojos.

-Allison, perdóname. Sé que ahora no entiendes absolutamente nada, pero te aseguro que me lo agradecerás algún día. Todo esto que hago es por tu bien…

-¿Por mi bien? Entiendes que este es nuestro último año juntos en el colegio antes de que te vayas, ¿verdad? ¿Qué de bueno puede traerme alejarme de ti incluso antes de que te mudes? –mis ojos comenzaban a inundarse de lágrimas. No podría contenerlas por mucho más.

Finn levantó la mirada una vez más, a la vez que una lágrima recorría su mejilla. Se quedó callado, y se limitó a mirarme.

-¿Por qué tienes que hacer las cosas aún más complicadas de lo que ya son? –susurré, a la vez que se me hacía un nudo en la garganta.

Finn aún me sostenía la mirada, pero no hablaba, y no parecía que fuese a hacerlo. Quería seguir hablando, quería que se diera cuenta del enorme error que había cometido, pero sabía que en cuanto hablara mi voz se quebraría. Así que avancé hasta la puerta, y justo en el momento en el que tomé la cerradura, sentí unos brazos fuertes que rodeaban mi cintura.

Me di media vuelta y sus brazos subieron a mis hombros, rodeándome completamente. A decir verdad me tomó por sorpresa, y por unos segundos me quedé inmóvil. Momentos después, ya le devolvía el abrazo.

Los hermanos Harries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora