Capítulo 23: ¿Cambio?

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Se me cerró la garganta, y mis manos comenzaron a temblar de manera descontrolada.

Tenía que darle una respuesta. Ahora mismo. Pero mientras mas lo pensaba, mas me confundía, y en un momento estaba segura de lo que sentía, y al siguiente ya no.

No quería equivocarme, no quería dar la respuesta incorrecta. Pero, ¿cuál era la incorrecta y cual la correcta?

Jack no hablaba, y al parecer no iba a hacerlo.

Sabia que su silencio me presionaba mas que cualquier cosa que pudo haber dicho. Casi podría jurar que lo estaba haciendo a propósito.

Suspiré profundamente, y me decidí hablar de una vez por todas. Quizás, estaría cometiendo un error. ¿Quién lo sabría? Estaba segura que, mientras mas vueltas le diera al asunto, todo terminaría peor.

-Finn. -solté.

Me mordía internamente mi mejilla. No quería decir nada mas. Había tomado mi decisión, al menos por ahora. Además, sabía que si seguía hablando, solo lastimaría mas a Jack.

Escuche como suspiraba lentamente al otro lado de la línea.

-Sabes que no me daré por vencido, ¿verdad? -contestó, después de lo que parecía una eternidad.- Lucharé por ti, porque tu vales la pena. -terminó, y cortó la llamada.

**

Llevaba un rato sentada en la terraza de mi habitación. ¿Cuando había comenzado a llover? No tenía idea.

Miraba hacia la casa de los Harries.

Las luces de la habitación de Jack estaban encendidas. Me preguntaba que estaría haciendo. Me preguntaba, también, si le había roto el corazón.

Entré a mi habitación, cansada de pensar, cansada de siempre tener que lastimar a alguien para poder amar a alguien mas.

Me senté en mi cama, ni siquiera me cambié la ropa. Abrazaba mis rodillas cuando oí que mi móvil sonaba.

"Llamada entrante de Finn."

Contesté sin siquiera pensarlo antes.

-La lluvia esta muy fuerte, ¿no crees? -escuché su voz, e instantáneamente sonreí.

-Ni me lo menciones... -reí.

-¿Podrías... dejarme pasar? -preguntó, y pude imaginar su sonrisa de medio lado.

Corrí hacia la puerta de mi habitación, para después bajar y abrir la puerta principal. No había nadie. Frunciendo el ceño, me acerqué a la puerta trasera. Nada.

-¿Donde estas, Finn? -susurré. Era un poco tarde para visitas, y no quería que mis padres se llevaran una sorpresa.

-En tu terraza, tontita. -contestó, riendo.

Subí corriendo las escaleras, y al abrir las puertas corredizas de mi terraza, me encontré con un Finn empapado y con un ramo de rosas entre sus manos.

En lugar de esperar a que entrara, como cualquier otra persona hubiera hecho, me abalancé hacia enfrente y lo abracé con todas mis fuerzas.

Levanté la vista hacia él, y sus largas pestañas estaban llenas de gotas de lluvia. Nos quedamos mirando el uno al otro, debajo de la lluvia, como el par de idiotas que éramos.

Esta vez fue él quien se inclinó hacia mi primero.

**

-¿De verdad pensabas que no te iba a hablar antes de que te fueras? -le pregunté, mientras le pasaba una toalla para secarse.

Los hermanos Harries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora