Capítulo 19: Fábrica de deseos.

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-¿Cartas? -pregunté atónita.- No he recibido ninguna...

Finn se quedó callado, mirando hacia la nada y con el ceño ligeramente fruncido. Hubo un silencio incómodo.

-Seguramente no han llegado, ya sabes, el servicio de correo es muy lento... -dije, intentado romper el hielo.

Finn asintió y se pasó la mano por su despeinado cabello. Extrañaba hacerlo por él.

-Al, te extraño mucho. He conocido personas nuevas, y cada vez me convenzo mas de que nuestra amistad es única. Nunca, ni en un millón de años, conocería a alguien como tu...

Se le cristalizaron los ojos, y se sorbió la nariz. Desvió la mirada de la pantalla. Estaba a punto de contestarle cuando la llamada comenzó a fallar. Su voz se escuchaba entrecortada, solo lograba entender algunas palabras, y no quería interrumpirlo porque al parecer estaba hablando seriamente conmigo.

Finalmente, se cortó la llamada.

**

Me había puesto a pensar en lo último que alcancé a escuchar decir a Finn. Era algo que ya sabía, pero nunca había pensado realmente. Escucharlo de él, en voz alta, sin duda me había levantado el ánimo.

Sin embargo, no haber podido decir lo que yo sentía, y no haber podido escuchar lo que él todavía tenía por decir, me confundió un poco.

Quizás Finn había comenzado a hablar sobre el beso, quizás finalmente hubiera resuelto la duda que traía en la cabeza desde hace ya mucho tiempo.

Aunque así hubiera sido, ya nunca lo iba a saber.

**

Desde que Chris había roto mi patineta, no funcionaba igual. Algunas veces se atoraba y me hacía caer, y en este momento no podía permitirme comprar una nueva, así que tuve que acostumbrarme.

Iba de regreso a casa después de un largo día en la escuela, y por mala suerte mi patineta chocó con una piedra enorme que no alcancé a ver a tiempo, y tropecé.

Mi mochila se rompió, y todo lo que llevaba dentro termino regado por todas partes. Además, no llevaba ningún tipo de protección, y tenía raspados mis brazos y piernas, ya que para mi desgracia ese día había decidido llevar shorts para aprovechar el día soleado en Londres, algo que era muy raro.

Me dolía todo el cuerpo y no podía levantarme, y justo entonces un par de manos me ayudaron a levantarme.

Era Chris.

Por instinto me eché hacia atrás, más por sorpresa que por miedo, y volví a caerme.

Él volvió a tenderme una mano, y reuní las pocas fuerzas que tenía y me paré por mi misma. Voltee hacia todos lados buscando a... ¿Jack? No lo se, buscaba alguien que pudiera protegerme.

-¿Qué quieres, Chris?

Levantó las manos en señal de paz, y se hizo un paso hacia atrás para darme espacio.

-Nada, sólo intentaba ayudarte...

-¿Sabes? Alguien normal no amenaza personas para después ayudarlas a levantarse por algo que él mismo provocó.

Chris frunció el ceño, y al ver mi patineta prácticamente rota suspiró y desvió la mirada.

-Ya lo se, Allison. Me he comportado como un idiota últimamente...

-No, no te comportas como un idiota. Eres un idiota.

Claramente no esperaba que le contestara de forma tan... directa.

Los hermanos Harries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora