Capítulo 32: ¿El fin?

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Había pasado tanto tiempo enfocada en la parte mala de mi decisión, en el hueco que dejaría Jack en mi vida y yo en la suya, en la falta que nos haríamos los dos; que había olvidado por completo que el trago amargo ya lo había pasado y que quedaba la mejor parte de mi decisión: hablar con Finn.

Después del beso con Jack me había dado cuenta que él tenía razón: superarlo sería todo un proceso, pero teniendo a Finn a mi lado, estaba segura que sería mucho menos complicado.

Me dirigí escaleras arriba una vez más, corriendo a pesar de tener el elevador disponible, y aunque por un momento intenté encontrar las palabras adecuadas antes de llegar a la habitación de Finn, al final me dije que realmente no eran importantes.

Atravesé el pasillo tan rápido como me lo permitían mis piernas, y al pararme delante de la puerta, sentí como tenía el pulso acelerado. Finalmente, con una enorme sonrisa en mi rostro golpee con mis nudillos ligeramente la puerta.

Segundos después, un Finn adormilado la entreabrió preguntando quien era, y al verme, sonrió de medio lado como de costumbre. Su cabello enmarañado por la siesta que sin duda acababa de tomar, sus ojos entrecerrados y las diminutas arrugas alrededor de sus ojos me aseguraron que había tomado la decisión correcta, y no pude evitar lanzarme a sus brazos sin decir nada antes.

Al principio mi gemelo favorito no sabía con certeza qué estaba pasando a su alrededor, en parte porque estaba dormido y en parte porque todavía no sabía que decisión había tomado.

Así que, aún enroscada a su cuello y con mi cara plantada en su pecho, susurré:

-Te elijo a ti, Finnegan, hoy y siempre.

Mis palabras salieron un poco ahogadas por la cercanía que teníamos, pero sin duda las entendió, y se separó de mi con sus ojos tan abiertos que incluso le dieron un aire cómico. También pasó por alto que lo hubiera llamado Finnegan.

Me tomó por los hombros y me miró atónito.

-Es... ¿Es enserio Al? ¿Me escoges?  -balbuceó con un tono de voz muy tenue. 

No pude evitar reír y apretar sus mejillas ligeramente, mientras asentía con la cabeza una y otra vez, y miraba que su confusión se tornaba en felicidad. 

-Hoy y siempre, Finnegan, ¿no me has escuchado? -continué sonriendo.

En lugar de sonreír inmediatamente o hacer algún comentario, me acomodó un mechón de cabello detrás de mi oreja y suspiró, fijando la mirada en mí.

- ¿Por el meñique? -preguntó, devolviéndome la sonrisa e inclinando la cabeza ligeramente.

Pude sentir mis ojos humedeciéndose poco a poco, y asentí mil veces más.

-Por el meñique.

**

Llevábamos un buen rato recostados el uno sobre el otro, escuchando nuestra respiración y escuchando mi música favorita que pronto se había convertido en la suya también.

Yo jugaba con su cabello, peinándolo y despeinándolo una y otra vez, mientras que él me regalaba una mirada llena de ternura; de aquellas que te hacen sentir como si estuvieras en casa después de un largo viaje.

-Probablemente nunca te lo había dicho, pero desde que te conocí supe que pasaría el resto de mi vida contigo. -dijo de pronto, rompiendo el silencio.

-Pensé que habías dicho que antes me veías como una hermana, Finn. -repliqué.

-Precisamente. Desde el primer momento en que te vi supe que ibas a ser alguien muy importante en mi vida, y aunque en ese momento no te imaginaba conmigo en una forma romántica, si podía imaginarte en cada aspecto de mi vida. Cuando tuviera problemas en la escuela, o con mi familia, cuando me casara y tuviera hijos, cuando estuviera enfermo y a punto de morir. -me miró fijamente. -Siempre eras tú quien se me veía a la mente al pensar en el futuro, aunque en ese momento solo te viera como mi hermana.

Los hermanos Harries.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora