Depresión || Mikellino.

Mientras no estás ; 3

¿Realmente tiene el valor para aquello? No, es un completo cobarde pero...

¿Porqué? Tiene grandes amistades que lo apoyarían en todo, un crush con el que sabe que sera correspondido y tendrían un hermoso noviazgo y un compañero de departamento que es un pervertido total, pero a pesar de ello un buen consejero... No puede pedir más, ¿Por que lo hará?

Falta algo, se siente completamente vació... Aquella sensación que te dice que no tienes un objetivo en la vida y solo eres un estorbo, que todo seria igual sin ti. 

Suspiro, presiono el lápiz entre sus manos y volteo observando la navaja que gracias a la luz de la tarde brillaba, llamándolo. Apresurado comenzó a escribir las cartas para sus amigos, primero Mike, Trollino, Victor, Timba, Mayo, Rius y finalmente Raptor, ademas de otras cartas para Musikato, Flex, Destiny, Agapito ─Quien ya entendía todo a su corta edad.─ Gabo, Link, Acenix e Hiipo.

Al acabar guardo todas las cartas en un sobre colocándole los nombres para no confundirse al entregarlas, guardo las cartas en el mueble al igual que la navaja, finalmente se estiro en la cama para poder dormir antes de suicidarse.

(...)

Cartas entregadas, listo.
Departamento sólo, listo.
Musik llegaría tarde, listo.
Navaja comprada con anticipación, listo.

Todo listo, todo acabaría de una vez por todas, ¿No? Aún estaba dudando si hacerlo o no, y nuevamente se sintió vacío, se sentó en su cama y abrió su mesita de noche sacando la navaja, observó está y se acomodó en la cama.

Pasó saliva y lo hizo, comenzó a pasar la navaja por sus brazos soltando quejidos. De manera casi suave, temiendo, hasta llegar a la etapa donde el dolor se ignora y se ve la sangré caer, comenzaba a marearse, perdía cada vez más sangré hasta el punto dónde dejó la navaja y comenzó a perder la conciencia, dejando caer su brazo por el costado de la cama dejando caer la sangré al igual que las lágrimas.

En los pocos minutos que le quedaban de conciencia escuchó la puerta abrirse, la voz distorsionada de Musikato avisándole que llegó mas temprano de lo usual y lo preocupado que se oía al no recibir respuesta, logró verlo entrar a su habitación y al verlo de tal manera, con la vida escapandose de sus manos no pudo más que hacer que sacar su celular y llamar a una ambulancia mientras se acercaba al casi inerte cuerpo de su amigo, moviendolo suavemente e insistiendole en que no cerrará los ojos con las lágrimas bajandole por las mejillas.

─¡Sparta, no cierres los ojos, por favor..!

Exclamó, y por primera vez tuvo un poco de esperanza, a punto de morir logró ver la esperanza. Dos paramédicos entraron a la habitación y lo cargaron llevándolo a una camilla para posteriormente entrarlo a la ambulancia juntó a Musikato llorando a cántaros y una doctora quién se encargó de intentar detener el sangrado, lo cuál logró. Finalmente se desmayó, esperando morir de caminó al hospital.

Su vida tenía tres puntos suspensivos, pero él decidió borrarle dos.