Phenomenon | j.b

Capítulo 2.

Capítulo 2:

Mis padres no tuvieron problema alguno, deshacerse de mí era más sencillo que lidiar conmigo. Rayne me dijo, que podía arrepentirme, así que me daría tres días para pensar las cosas con completa claridad. Yo no tardé más de cinco minutos en pensarlo, yo quería ir con Rayne, yo quería ser libre, quería sentirme bien conmigo misma por tan sólo una vez en la vida.

Aún así Rayne me dijo que lo pensara, qué ir con ella cambiaría mi vida de algún modo, qué meditara cómo sería ese cambio. Yo seguía con mi necedad. Quería ir con ella.

Los tres días se pasaron como agua, hoy vendría Rayne a ofrecerme nuevamente aquella oferta. Los últimos tres días había evitado tener contacto con mis padres. Aunque me doliera, sabía que era lo mejor, es más, hasta les hacía un favor. 

Tomé mi libro favorito, “Adicción” y comencé a leerlo, por quinta vez. Amaba ese libro, la forma en la que Lucas y Bianca hacían lo imposible para estar juntos, iban en contra de la Cruz Negra, de la Academia Medianoche hasta iban en contra de los padres de Bianca y todo por amor, todo por qué se amaban, sin importar las diferencias qué ambos tenían. Hay veces qué me siento igual a Bianca. Me siento sola, siento qué nadie me comprende. Pero quizás todo cambie, quizás mi vida mejore pronto.

Mis padres no se encontraban en casa, nada fuera de lo ordinario. 
Era sábado, era un día cálido, él sol brillaba intensamente. Para mí, era el día perfecto para comenzar desde 0. 

Estuve leyendo por quince minutos, aproximadamente, cuando escuché el timbre de la casa. Inmediatamente, hice a un lado mi libro y me dirigí corriendo a la puerta, me asomé por una pequeña rendija de la puerta y visualicé un mechón dorado. Era Rayne. Abrí la puerta, emocionada y miré a Rye, sonriéndome de oreja a oreja.

-Rye –Dije, mientras le daba un cálido abrazo.

-Jean, ¿Cómo estás? –Preguntó mientras acariciaba mi cabello castaño.

-De maravilla, y más por que hoy me iré contigo.

-¿Estás segura Jean? –Dejamos de abrazarnos y ella me miró a los ojos.

-Claro – Sonreí –Quiero iniciar algo nuevo, quiero estar rodeada de personas qué me entiendan, que me quieran. Quiero ir contigo.

-De acuerdo –Sonrió y entró a la casa- ¿Están tus padres?

-No… 

-¿No quieres esperar a qué lleguen?

-No, no quiero una despedida falsa.

-Te entiendo nena, bueno, trae tus maletas.

Asentí y rápidamente subí a mi habitación por mis maletas, las cuales solo eran dos. Era una chica muy sencilla. Tomé las dos maletas y con dificultad, tomé a Moby.

-¿Estás listo Moby? –Sonreí.

Él sólo hizo “Glup, Glup, Glup” ambos, bajamos las escaleras, tomé mi libro. Rye me ayudó con mis maletas y las subimos a su auto negro. Moby y yo nos sentamos en el asiento del copiloto, me puse el cinturón de seguridad y esperé a que Rye entrara al auto. 

-¿Estás lista? –Me preguntó, mientras que subía al auto.

-Más de lo que imaginas.

-Bien –Arrancó el auto, mientras que sonreía ampliamente.

-Dime Rye, ¿Qué te gusta hacer?

-¿Qué me gusta hacer? -Preguntó.

-Sí, por ejemplo, a mi me encanta leer y observar las estrellas. Son hermosas.

-A mí también me encanta leer Jean, me gusta mucho la jardinería, cuando lleguemos al colegio, te mostraré mi jardín, es pequeño, pero en mi opinión es muy lindo.

-OK –Sonreímos.

-Cuéntame más cosas sobre ti Jean, ¿te gusta bailar? ¿Cantar en la ducha? No sé, dime lo que sea.

-Amo leer, básicamente es todo lo que hago.

-¿Por qué?

-Mira, cuándo leo me imagino un mundo fantástico, un romance, una discusión, una ilusión, algo que en mi mundo no existía, no había amor, ni discusiones, ni ilusiones. Así que…leer me ayudaba a sentir ¿me entiendes?

-Completamente –Tenía la mirada fija en la carretera– Jean, será un viaje un poco largo, puedes dormir un poco sí lo deseas. 

-OK.

Dejé a Moby sobre mis rodillas, mientras que me recargué en el vidrio del auto. No tardé demasiado en quedarme dormida. 

Tenía un sueño hermoso, un sueño hermoso que incluía a un hermoso joven de ojos miel.

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Mmm ¿quién será?