Phenomenon | j.b

Capítulo 6.

Capítulo 6:

Justin era el chico de mi sueño, de eso estoy completamente segura. Pero, algo de lo que no estoy segura es, ¿Por qué Justin?

Llegó la camarera con la pizza, los refrescos y él agua de Justin, yo aún seguía pensando en cómo puedo saber qué relación tiene Justin en mi sueño. Todos los chicos comenzaron a comer, excepto Justin y yo. Traté de leer la mente de Justin, quizás examinando su mente podría descubrir algo. Pero no pude, no pude ni siquiera obtener un recuerdo, pensamiento o algo así de Justin. Era como sí su mente fuera inmune a mis poderes. Eso jamás me había sucedido.

La noche continuó llena de risas y juegos. Acabamos de comer rápido y nos fuimos temprano, ya que no podíamos estar fuera del colegio después de las 11.

Pagamos la comida y regresamos al instituto Williams. Los chicos se fueron a la torre norte, que es dónde dormían los hombres, mientras que yo fui a la torre sur.

Aún no lograba explicar cómo era que yo no podía entrar en la mente de Justin. Él tiene algo, algo especial, lo presiento.

Llegué a la habitación y vi que Daai no se encontraba, seguramente seguía fuera con sus amigas. Me puse mi pijama, alimenté a Moby y me senté al lado de la ventana para observar las estrellas. Esta noche, las estrellas se veían perfectamente claras, brillaban tan intensamente. Jamás las había visto de esta manera. Quería verlas más, pero desde la ventana de la habitación no se podían ver bien, así que decidí salir, solo por unos minutos para contemplarlas mejor.

Miré el reloj y marcaban las diez treinta, aun tenia media hora para ir y regresar. Me puse mis pantuflas y salí sigilosamente de mi habitación, la mayoría de los alumnos seguramente dormían. Baje las largas escaleras y llegué al living, dónde habían luces prendidas, seguramente eran algunos alumnos despiertos todavía o algunos profesores vigilando que los alumnos estén en sus camas. 

Salí por la gran puerta de madera y caminé aproximadamente 30 metros, buscaba un buen ángulo para ver las estrellas. 

Llegué al centro del bosque, en ese punto se veían perfectas.

Me recosté sobre la tierra, todo era hermoso. Entonces, recordé mi sueño, aquel hermoso sueño con el joven de ojos miel.

“Miré sus ojos, aquellos hermosos ojos miel que hacía que me perdiera en ellos. El sonrió. Aunque yo no conocía a aquel joven, me sentía cómoda a su lado.

Observe mi entorno y ambos nos encontrábamos debajo de un gran roble, en él medio del bosque. Lo único que nos iluminaba era la luz de la luna. El llevaba puesto un jersey negro, con la insignia del colegio. Su mano derecha comenzó a pasearse por mi suave cabello castaño, mientras que yo tomaba su mano izquierda. Todo era muy hermoso.

El dejo de jugar con mi cabello y soltó mi mano. Yo lo miré fijamente. Tomo mi mentón y lo acercó lentamente a su perfecto rostro. Cerré los ojos y sentí como sus labios se pegaban a los míos...”

Hasta que escuché ruidos, hojas crujiendo como sí alguien estuviera corriendo sobre ellas. Me paré de golpe y miré de un lado a otro, alguien estaba cerca.

Seguí dando vueltas, buscando. Hasta que me encontré con la mirada de un joven. Esté, comenzó a correr.

-Aguarda por favor –Dije.

Él se detuvo, pero no volvió a mirarme.

-Ven –Pedí– Por favor –Él se dio media vuelta y se acercó más a mí, pero a una distancia de 8 metros aproximadamente- ¿Quién eres?

-Yo… -Dijo.

-Tranquilo, no contestes –Sonreí y volví a sentarme en el suelo.

-¿Nada más? 

-¿Nada más que?

-Olvídalo –Se dio media vuelta, pero antes de que caminara lejos de mí, tome su brazo.

-Aguarda.

-¿Qué quieres?

-¿Qué estás haciendo aquí?

-Creo que debo preguntarte lo mismo –Dijo con voz seca.

-Vine a ver las estrellas, ¿tu?

-Lo mismo –Se quedó inmóvil.

-Ven, siéntate conmigo y veámoslas juntos ¿sí?

Él me hizo caso, se volteo y se sentó a mi lado, aún no sabía quién era él, pero me sentía bien a su lado. Observé el hermoso cielo estrellado, en la ciudad, no se veían cosas así. Miré fijamente el cinturón de Orión, que brillaba intensamente.

-El cinturón de Orión –Dijo él, dándose cuenta que yo miraba aquella constelación. 

-Lo sé, amo las estrellas –Sonreí– Siento que ellas están siempre para mi, personas podrán dañarme, o alejarse de mí, pero las estrellas…ellas siempre estarán ahí arriba. 

Él me miró fijamente, yo deje de ver al cielo y le regrese la mirada. Nuestros ojos se encontraron.

-Justin… -Susurré.