Capítulo 4.

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Capítulo 4:

Christian y yo estábamos paseándonos por el colegio, mientras que charlábamos y reíamos. Chris, me mostró el gran comedor, en el que todos los alumnos acostumbraban desayunar antes de que comenzaran las clases. También me mostró la biblioteca, la cual tenía libros de todo género, geografía, ciencias, poesía, novelas. Mi lugar ideal. 

-¿Te gusta leer? –Me preguntó mientras se sentaba en una de las mesas de la biblioteca.

-Me encanta, cuándo leo me imagino un mundo fantástico, un romance, una discusión, una ilusión. Amo leer. 

-A mí también me gusta, aunque prefiero jugar básquet – Sonrió.

-Chris, creo que debería ir a desempacar, no creo que a Moby le agrade seguir sobre la cama –Lo único que había hecho cuándo llegue, fue colocar su pequeña pecera sobre mi cama.

-¿Moby?

-Mi pequeño pez dorado.

-OH –Río– Esta bien, pero antes.

-¿Dime?

-Más tarde mis amigos y yo iremos a comer pizza, a un lugar no muy lejos de aquí –Se pausó por diez segundos- ¿Quisieras venir con nosotros?

-Parece una buena idea –sonreí.

-OK –Río nervioso- ¿Quieres que pase a tu habitación dentro de un rato?

-Claro. Por cierto, gracias por darme un mini recorrido por el colegio –Sonreí y comencé a caminar hacia la torre sur. 

Todo había comenzado muy bien. Ya contaba con un buen amigo y con planes para esta noche. Esta sensación es mejor de lo que imaginaba. Cuando llegué a la habitación, todo estaba exacto como lo había visto. Comencé a sacar mi ropa de las maletas y cuidadosamente la fui colocando dentro de los cajones que había al lado de mi cama, acomodé mis libros en una repisa de madera que había, coloqué a Moby a lado de mi cama. Después de todo, había acabado más rápido de lo que había pensado. 

Saqué mi libro y continué leyéndolo, hasta qué alguien entró a la habitación. Era una chica, de mi edad aproximadamente, tenía cabello negro, ojos verdes y tez blanca. Era muy linda, debo decirlo.

-Hola –Me dijo ella sonriendo. 

-Hola –Contesté.

-Soy Dainara Carrasco, pero dime Daai –Se sentó en la orilla de mi cama y me saludó con la mano.

-Soy Jean Gray, un gusto Daai.

-Jean, ¡lindo nombre!

-Gracias –Sonreí. 

-Bueno, ahora dime ¿harás algo esta noche?

-Este…sí ¿Por qué?

-OH, es que mis amigas y yo íbamos a ir a cenar y como de ahora en adelante serás mi compañera, pensé que podríamos conocernos mas esta noche. 

-Uh, perdón.

-No tienes nada de qué disculparte. Y sí se puede saber ¿A dónde iras esta noche?

-Saldré con Christian y sus amigos.

-¡¿Christian dices?! –Gritando.

-Sí, ¿Por qué gritas?

-¿Saldrás esta noche con Christian, Christian Beadles?

-Sí…

-OH Dios mío, ¡Qué suerte tienes! 

-¿Suerte? ¿Por qué?

-¡Es uno de los chicos más apuestos del colegio!

-OH, es buen chico, me cayó bien.

-¡Cómo no! Su belleza deslumbra, y sus ojos, esos hermosos ojos verdes…

-Parece que estás enamorada –reí.

-Sí te soy sincera, claro que lo estoy.

-No te culpo. 

-Mis amigas prefieren al tal Justin.

-¿Al tal Justin?

-Sí, es un amigo de Christian, pero es muy extraño.

-¿Ah sí? ¿En qué sentido?

-Bueno, no habla con nadie, excepto con Christian y un poco con Ryan y Chaz, es muy antisocial, pero debo aceptar que es muy lindo.

-Ah. 

-Y ¿Sabes? La mayoría de las chicas de este colegio están locas por Justin, pero él las ignora, no les habla, no las voltea a ver, ni siquiera respira cerca de alguna chica. Sí yo estuviera en su lugar, estaría con varias chicas al mismo tiempo.

-Jajá. 

Y así, pasamos charlando él resto del día. Daai era una chica soñadora, alegre, hermosa, amigable. Desde mi perspectiva ella podría ser una chica perfecta.

Después de unos minutos, tocaron la puerta de la habitación. Daai se paró saltando alegremente y abrió la puerta. Se quedó muda al ver a Christian ahí parado.

-Chris… -Dijo Daai casi sin aliento.

-Hola Dainara –Dijo Chris.

-Hola… -Perdida.

-¡Hola Jean! –Dijo sonriente- ¿nos vamos?

-Claro Chris –Me paré de la cama y salí de la habitación con Chris– Adiós Daai, fue un placer. 

-Adiós Jean –Cerró de un portazo.

-¿Qué le pasa? -Pregunto Chris.

-¿De qué hablas?

-Cuándo me vio, se quedo perdida.

-Cosas de chicas –reí.

-Jajá.

Bajamos las largas escaleras del colegio Williams y en la parte de abajo nos encontramos con tres chicos.

-Jean, él es Ryan, Ryan Butler –Dijo señalando a un chico de ojos celestes.

-Hola Ryan –Sonreí.

-Hola linda –Me guiñó el ojo.

-Butler… -Dijo Chris– Bueno, sigo, el es Chaz, Chaz Somers.

-El busca pleitos –Dije riendo– Mucho gusto Chaz.

-Ha, en tu cara idiota, ¡ella ha oído de mi! –Comenzó a burlarse en la cara de Ryan. 

-¿Nos vamos ya? –Dijo Ryan, mientras se dirigía a la puerta, seguido por Chaz, Chris, yo y un chico, un chico que Chris no me había presentado.

Salimos del colegio y fuera había varios autos, Ryan sacó sus llaves y con un movimiento ágil corrió hacia un auto, pero lo más impresionante es que fue en fracción de segundos. Lo hizo tan rápido que sólo vi como el polvo se levantó. Me quedé sorprendida.

Todos corrimos hacia el auto y nos montamos en el, Ryan me abrió la puerta del copiloto y yo con una sonrisa entré. 

Por el espejo retrovisor, logré observar un poco al chico misterioso me recordaba un poco a…no, no puede ser. Traté de observarlo mejor, pero traía una gorra, que prácticamente no dejaba ver bien su rostro. El chico misterioso se dio cuenta que lo observaba, así que desvió su mirada hacia sus piernas, haciendo que ya no pudiera verle ni la nariz.

¿Quién era ese chico? ¿Por qué se me hace tan extrañamente familiar?

Phenomenon | j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora