Phenomenon | j.b

Capítulo 38.

Capítulo 38.

-Sí -Le contesté a Emily sin rodeos.

-¡Qué bueno! -Contestó ella, con una profunda sonrisa dibujada en su rostro divino. Sus labios eran llenos y rosados, tanto, que parecía que tuviera puesto un labial. Mientras que su sonrisa era amplia y sus dientes eran tan perfectos como los de su hermano- Eres muy bonita, justo el tipo de chica que volvería loco a mi hermano. 

-Gracias -Le sonreí y sentí que comenzaba a ruborizarme. Emily, era una chica dulce y agradable. Su sonrisa reflejaba muchísima felicidad. 

Emily asintió y continuó guiándome hacia su habitación. La casa de la madre de Justin, Pattie, era realmente acogedora. Había muchas fotografías de Emily y Pattie colocadas en toda la casa. También, habían unas cuantas imágenes de un pequeño bebé de cabello castaño claro y unos profundos ojos casi verdes. Ése pequeño bebé era Just. Todas esas imágenes eran sólo de bebé, pero, sólo eso. No había ninguna de su infancia, mucho menos de la adolescencia. 

Entonces, comencé a pensar, ¿Cuánto tiempo había estado separado de su madre, y su hermana? ¿Cuál había la razón de su separación? ¿Por qué Just jamás había vuelto a casa? Él amaba a su hermana y a su madre; daría cualquier cosa por ambas. Odiaba tener siempre tantas preguntas, y nada de respuestas. 

Después de caminar unos pocos minutos, nos detuvimos frente a una puerta blanca, que tenía marcado con letras rosadas y púrpuras: EMILY. 

Ella pasó por delante de mí, dirigiéndose a su cama. En la blanca pared, había pequeños pósters de grupos musicales como Muse, Evanescence, entre otros. Su cama, tenía unas sábanas blancas, con rayas de color púrpura. Tenía un tocador de madera, en el que había un poco de maquillaje, y un pequeño libro encima, que tenía remarcado la palabra DIARIO en la pasta. Al lado de su cama, había un pequeño mueble de madera oscura, que tenía una lámpara de lava encima. 

-Tienes una linda habitación -Le dije a Emily, mientras recorría con las yemas de mis dedos la suave tela de el sofá que había en una esquina de la habitación. 

-Gracias Jean -Me sonrió. Caminé hacia su cama, y me senté a su lado. Ella tenía su mirada fija en el suelo. Puso sus ojos en blanco.

-¿Todo está bien, Em? -Le pregunté suavemente, mientras que ella apartaba un mechón de cabello que había caído sobre su rostro. 

-Sí, todo en orden -No me convenció.

-Vamos, puedes contármelo. Confía en mí -Coloqué mi mano sobre su hombro, y noté como comenzó a relajarse. 

-Es que yo... -Ella no pudo aguantar más, e irrumpió el llanto, abrazándome y sollozando cada vez con más intensidad- Lo he echado tanto de menos. Sé que volverá a dejarme, lo sé. Yo no quiero que se vaya, yo lo amo tanto.

Em continuó llorando sobre mí, mientras que yo simplemente intentaba tranquilizarla, diciéndole que todo estaría bien, pero, ella no lo creía, y continuaba llorando intensamente. Después de unos minutos, sus lágrimas se agotaron y comenzó a inhalar y exhalar. Ella se apartó de mí y comenzó a limpiarse lentamente sus lágrimas. Mantuvo unos minutos de silencio, hasta que comenzó a hablar lentamente.

-¿Quieres nadar conmigo? -Me preguntó, mientras que me observaba. Yo simplemente asentí.

-Pero, no tengo traje de baño -Comenté. Em se puso de pie y abrió su clóset. Unos segundos después salió con un traje de cuerpo completo color azul marino, con pequeñas motas blancas.

-Creo que te quedará -Me lo entregó, y señaló una puerta- Puedes cambiarte en el baño. 

Yo asentí y me paré, dirigiéndome al baño. Comencé a quitarme mi ropa lo más rápido posible, y me puse el traje de baño moteado. Me quedaba perfecto. Quedé unos segundos parada frente al espejo, observando detenidamente cada parte de mi cuerpo, hasta que Em tocó la puerta. Dejé de observarme, y salí del cuarto. Ella tenía puesto un traje de baño verde botella. El traje era sencillo, pero aún así, Em lucía diez mil veces mejor que yo. 

Emily entrelazó su brazo con el mío, salimos de su cuarto y comenzamos a caminar rápidamente hacia la puerta que daba a la piscina. Al salir, los rayos del sol golpearon intensamente mi cuerpo, haciendo que comenzara a sentirme un poco acalorada. Emily se alejó de mí y se lanzó en la alberca. Segundos después, yo corrí hacia la alberca, lanzándome. 

El agua de la alberca estaba tibia. El sol brillaba con una gran intensidad. Sentí una inmensa sensación de paz recorrer con mi cuerpo. Sumergí mi cabeza en el agua, y comencé a nadar de lado a lado. Em y yo comenzamos a hacer competiciones. Emily era muy rápida, así que me ganaba con facilidad. Yo era un poco más lenta, y me cansaba con facilidad.

Pasó un tiempo, y Emily y yo seguíamos chapoteando y jugando en la piscina, hasta que, Just salió y se quedó observándonos por unos momentos con una expresión seria, luego de unos segundos, cambió radicalmente, convirtiéndose en una preciosa sonrisa. Salí de la piscina y me acerqué a Just, dándole un beso en su mejilla.

-Hola Just -Lo saludé.

-Aw, extrañaba que me llamaras así -Rozó su nariz con la mía. 

-Te quiero -Le dije en voz baja- Y mucho.

-Yo también te quiero Jean -Me sonrió. Nuestros labios estaban a punto de rozarse, cuándo Em se quedó mirándome pícaramente. Yo sonreí, sabía porque me miraba de esa manera. Tomé a Just de la cintura, y comencé a dirigirlo hacia la orilla de la piscina, lentamente. El tenía sus ojos cerrados, y sus labios estirados, esperando que lo besara. En vez de eso, coloqué mis manos en su pecho y lo empujé con fuerza a la piscina. El abrió sus ojos, pero no pudo hacer nada para evitar su caída. Emily y yo, comenzamos a morirnos de la risa. Just emergió a la superficie, su cabello castaño cubría sus ojos. Él también comenzó a morirse de la risa.

-¡Felicidades Jean! Lo hiciste perfecto -Dijo Em. Riendo aún. 

-Eso fue algo injusto. Me tomaron desprevenido -Replicó Just, mientras salía de la piscina. 

-Debiste ver tu expresión al caer -Seguí riéndome. 

-¡Me las pagarás! 

Justin ya había salido completamente de la alberca y me observó con una sonrisa pícara. Yo comencé a correr por todo el jardín, él iba de tras mío. No pude seguir corriendo más tiempo, porque él me alcanzó. Por más que intenté resistirme, él logró cargarme como si fuera un bebé.
Comencé a pedirle que me bajara, pero fue inútil. Llegamos a la orilla de la piscina y él me lanzó. Mi cuerpo cayó con fuerza sobre el agua. Y salí a la superficie rápido. Fulminé a Justin con la mirada, y continuamos jugando así el resto de la tarde. 

Me estaba sintiendo tan feliz en esos momentos, que pareciese que Lucas no existía en mi mundo.