«Capítulo 28»

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Semanas después...

Edward POV

—Edward, despierta ya— Bella comenzó a sacudirme, bufé y le di la espalda.

—Déjame dormir— comenté adormilado.

—Tengo que ir al hospital, Edward. Necesito ir a hacerme el chequeo, he tenidos mareos y me siento cansada— dijo, me di la vuelta y abrí los ojos.

— ¿Te sientes mal?— me incorporé en la cama y toque su frente, ella negó con la cabeza y apartó mi mano.

—No, sólo quiero asegurarme de que la anemia no haya vuelto— musitó, asentí y me volví a recostar— Ni creas que te volverás a dormir.

Bufé y me mantuve con los ojos abiertos, la puerta de la habitación se abrió un poco, fruncí el ceño, al parecer solo en el departamento estábamos nosotros contando a Lizzie.

Bella sonrió y se levantó de la cama.

—Cuídala— dejó a Lizzie en la cama, ella al verme gateó hacia mí y se tumbó en mi pecho— Me tengo que ir, ahora regreso— salió de la habitación.

—Buenos días princesa— acaricié el cabello de Lizzie, ella sonrió y se acomodó a un lado mío, me incorporé en la cama— vamos a comer algo— la tomé entre mis brazos y salimos de la habitación.

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Bella POV

Conduje hasta el hospital, quería asegurarme de que todo estuviera bien conmigo, los mareos volvieron a aparecer y el cansancio igual, pero podía ser porque Lizzie se despertaba muy seguido por las noches, provocando que me desvelara.

Bajé del auto y entré, di mis datos en recepción y esperé en la sala, sólo habían dos personas más que irían a consulta.

Veinte minutos más tarde, mi turno había llegado.

El doctor comenzó a hacerme un chequeo general, al parecer todo estaba bien, pero lo que nos diría que la anemia no había vuelto eran los estudios de sangre, así que salí del consultorio y caminé al laboratorio donde me esperaban.

Me hicieron los análisis.

—El jueves vienes por tus resultados— me dio un algodón la enfermera, asentí y me levanté de la silla.

—Gracias— salí del laboratorio, mientras caminaba por el angosto pasillo del hospital escuché como el sonido de unos tacones rompía el silencio.

Sin importarme quien caminaba detrás de mí yo seguí con mi camino.

— ¿Isabella?— la voz de una mujer hizo que mirara hacia atrás, era ella... Tanya, me miró de pies a cabeza.

No respondí nada, simplemente me di la vuelta, no quería escucharla, comencé a caminar nuevamente.

—Espera— tomó mi brazo, apreté los ojos con fuerza y me di la vuelta.

— ¿Qué necesitas?— me solté de su agarre, y fruncí levemente el ceño.

—Aquí no podemos hablar, acompáñame a mi consultorio— hizo su cabello hacia atrás y comenzó a caminar, dude por unos segundos pues la verdad no sabía de qué quería hablar conmigo, tragué saliva y la seguí.

— ¿Sobre qué quieres hablar?— dije cuando cerró la puerta de su consultorio, ella se sentó frente a mí y entrelazó sus dedos.

— ¿Era cierto que estabas embarazada?— soltó de pronto, entrecerré mis ojos, ¿a que venía esa pregunta?.

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