«Capítulo 45»

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Algunos días después...

Bella POV

Nos habíamos mudado por completo a la casa, me era un poco extraño ya que me había acostumbrado al pequeño departamento. Lizzie parecía estar demasiado feliz, su habitación era aún más espaciosa y tenía demasiados juguetes los cuales sabía que Edward le había comprado.

Miré hacia la sala, en donde estaban ellos dos sentados en la alfombra mientras trataban de hacer algunas figuras con bloques de colores. Edward pareció darse cuenta de que los estaba viendo y apartó la vista de los bloques para verme y sonreír, sonrisa la cual devolví.

Tomé mi teléfono y llamé a mamá para contarle sobre mi nueva mudanza, quería que ella estuviera enterada sobre eso, ya que era algo sumamente importante para mí.

—Hola cariño, ¿esta todo bien?— respondió rápidamente, me senté en la mesa.

—Hola mamá, sí, todo está perfecto... solo quería decirte que me he mudado— sonreí, estaba enamorada de esta casa, era muy parecida a la que le había contado a Edward que quería.

— ¿En serio cariño?— preguntó con emoción, volví a mirar hacia la sala, ellos seguían jugando.

—Sí, fue un regalo por parte de Edward. Las cosas van de maravilla mamá, todo está perfecto ahora— recargué la palma de mi mano en mi mejilla. Esto era realmente increíble, sentía como si aún estuviera conociendo a Edward... sentía que cada vez me volvía a enamorar más de él. 

—Me alegra mucho escuchar eso hija, eso es lo que quiero para ti y mi nieta, solamente las quiero ver felices. Es lo que se merecen— comentó mamá del otro lado, me levanté de la mesa.

Lizzie se levantó de la alfombra y caminó hacia mí con sus manitas extendidas con una sonrisa de oreja a oreja, sus pequeños dientitos ya estaban casi completos. Sonreí también, ella se abrazó de mis piernas y soltó una pequeña risita.

—Ya veo que está Lizzie ahí— dijo con emoción mamá, reí y asentí con la cabeza aunque ella no pudiera verme— Dale muchos besos de mi parte, y dile que la extraño mucho.

—Lo haré mamá— acaricié el cabello cobrizo de mi pequeña, sus ojitos verdes me miraron y un brillo hermoso apareció en ellos.

Terminé la llamada, Edward se acercó a nosotras.

—Llevaré a Lizzie con mis padres, quieren verla— Respondió, asentí con mi cabeza viendo a mi hija aún aferrada a mis piernas.

—Está bien— susurré, él tomó mis mejillas entre sus manos y me besó tiernamente, sentí como mis mejillas ardían, Edward aún me causaba sonrojo.

—Amo cuando te sonrojas— soltó una pequeña carcajada, lo empujé un poco molesta, odiaba que fuera tan orgulloso.

—Bien cariño, pórtate bien. ¿Sí?— me puse en cuclillas y tomé las mejillas regordetas de Lizzie.

—Sí— respondió con su dulce voz, sonreí enternecida para después besar su mejilla. Me incorporé, mirando a Edward.

— ¿No vienes?— preguntó tomando de la mano a Liz, llevé la mano a mi vientre y negué con la cabeza.

—No, Alice me ayudará con los preparativos... es mejor que me vea aquí, no quiero que se vuelva loca— suspiré, rió y besó mi frente antes de caminar hacia la puerta.

—Te amo— dijo antes de salir, sonreí de nuevo. Me fui a sentar al sofá, mientras veía en mi teléfono alguna de las fotos de la decoración para la boda que Alice me había enviado esta mañana.

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