«Capítulo 44»

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Tres meses después...

Edward POV

Terminé de lavar las trastes que acabábamos de ocupar para la comida, cerré el grifo y me di la vuelta para poder ver a Lizzie aún comiendo en su sillita.

Sonreí al ver sus mejillas manchadas de comida, tomé una toallita y limpie sus mejillas con cuidado, ella soltó una pequeña risita.

— ¿Qué es tan gracioso?— pregunté mirándola divertido, ella comenzó a balbucear. Me limité a responderle como si en serio le entendiera.

Escuché la puerta de la habitación ser cerrada, me incorporé acomodando el pequeño platito de Lizzie.

—Tengo unas náuseas y mareos horribles— se dejó caer Bella en la silla, solté una carcajada y me acerqué a ella, para después besar su frente. Cerró sus ojos, de verdad se veía cansada. Sabía que eso del embarazo no era para nada fácil, pero faltaba menos para que todo eso terminara. Suspirando reposó su cabeza en mi hombro.

—Yo sé que no es nada fácil, pero falta menos— acaricié su espalda con lentitud, rápidamente me miró a los ojos.

—Es horrible tener náuseas— bufó, volví a reír. Sabía que ella odiaba tener náuseas, le tenía pavor a vomitar. Llevé mi mano a su vientre abultado, mi bebé había crecido mucho en estos meses y eso me emocionaba demasiado. Estaba viviendo una nueva experiencia, una experiencia que me había perdido con mi primera hija, pero ahora... ahora lo estaba viviendo.

—Pero te ves hermosa así— respondí mirando sus ojos cafés, ella puso los ojos en blanco— Lo digo en serio Bella— levanté ambas cejas, hizo un ademán con la mano y se levantó de la silla.

—Lo que tu digas— caminó hacia Lizzie, la sacó de la sillita. Liz rápidamente pidió que la bajara al piso, lo que después hizo.

Sonreí, mi hija cada vez crecía más y eso me ponía un poco nostálgico. Lizzie sin darme cuenta, se abrazó de mis piernas y soltó una pequeña carcajada.

Peiné su cabello hacia atrás, sus ojitos verdes se fijaron en los míos.

— ¿Qué pasa?— la tomé en mi brazos, besando su mejilla. Bella nos veía con una sonrisa de oreja a oreja, Lizzie llevó su manita a mi rostro y comenzó a tocar la punta de mi nariz.

—Se ven tan bien juntos— murmuró Bella, aún con aquella sonrisa, sonreí también. Ellas eran todo para mí, daría mi vida por Bella y mi pequeña.

Jugamos con Lizzie, verla reír era lo que alegraba mi día, me gustaba ver que mi hija era feliz. Bella también se veía bien, a pesar de que pasaba algunas noches en vela y se quejaba sobre qué se sentía muy mal... y yo, yo era demasiado feliz con ellas a mi lado.

Hoy sería un día muy bueno, tenia todo planeado para que así fuera. A las tres de la tarde debía de regresar al hospital, saldría a las ocho... quería ir a cenar con Bella, tenía algo importante que decirle, y estaba emocionado porque ya fueran las ocho.

Cuando la hora de irme llegó, fui en busca de Bella, entré a la habitación de Lizzie en donde estaba ella, meciéndola en sus brazos, puesto que era la hora de su siesta.

Me acerqué para darle un beso en la mejilla, ella sonrió sin apartar la vista de Liz y sin dejar de tararear una canción de cuna.

—Me tengo que ir— susurré viendo a Lizzie completamente dormida en sus brazos, ella asintió con la cabeza— Pero quiero que estes lista para las ocho.

Bella rápidamente me miró con el ceño levemente fruncido. Sabía que comenzaría a cuestionarme, la conocía perfectamente, y tenía que huir cuanto antes.

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