• || Just Kids (Noah Centineo) || •

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Noah se encontraba moviendo algunas cajas del ático de sus padres cuando se topo con una caja que tenía su nombre y el año en el que iba en su tercer curso de primaria, curioso la abrió y lo primero que pudo observar fue un pequeño oso de peluche y los recuerdos inundaron su mente...

—————- 14 años atrás ———————

Día de la feria escolar. Todos los alumnos de la primaria se encontraban en la zona destinada del patio donde los puestecitos se encontraban instalados, este año habían simulado un carnaval, incluso había jugos. Hasta el puesto más famoso de helados había llevado un carrito a la pequeña feria de Palm Beach County, justo en ahí se encontraba Jerry, un rubio que era compañero de curso de Noah, si estaba en lo correcto aquel chico ya llevaba como 5 helados e inocentemente le había preguntado a su hermana si no explotaría si seguía comiendo tantos helados o si no moriría de dolor de estómago, cuando el comía de más siempre tenía dolor de estómago y era algo que definitivamente no le gustaba. Su hermana, una chica de diez años había sonreído con gracia sin ofrecerle una respuesta, su pequeño hermano siempre tan ocurrente.

-oh vamos Taylor, no seas así contesta. –le dijo haciendo un puchero.

-busquemos a mamá y papá ¿vale? Que se m  ha antojado un helado con este calor. –lo tomó de la mano para impedir que se perdiera entre la multitud.

-¡si! ¡Yo también quiero! –contestó feliz abrazando al pequeño oso de peluche que tenía en uno de sus brazos- papá se quedará sorprendido cuando le cuente que has ganado este oso para mi en los dardos.

-Seguro Noah -mirándole brevemente con una sonrisa extraña.

-gracias por conseguirme el oso una vez más Tay. –asomando una enorme sonrisa- me he ahorrado el regalo de mamá. –sonrió.

-Noah eso no se vale, aún falta para su cumpleaños deberías hacerle algo tu mismo no rehusar un regalo mío y no me sueltes de la mano. –volviendo a coger su pequeña manita iniciaron el camino.

-Qué pesada pero ya me lo pensaré.

Cuando divisaron a sus progenitores, los encontraron hablando con un matrimonio que no conocían para nada. Su madre y la otra mujer hablaban amenamente como si fueran amigas de toda la vida, mientras que el señor y su padre se quedaban parados como si su función fuese el estar al lado de la esposa por simple educación sosteniendo una platica trivial sobre algún partido de béisbol.

-ah, ya están aquí. –dijo su madre percatándose de la llegada de sus dos hijos.

-¡oh! Kellee ¿son tus niños? Que adorables, Taylor estás tan grande, la ultima vez que te vi tenías 4 y Noah 2

-lo son. –contestó orgullosa- que gusto que ya estes de nuevo por aquí.

Noah quería quejarse, decir que no era pequeño. Algún día crecería y sería el más alto de todos los niños de su grado, pero...

-Taylor es el orgullo de la familia. Lleva las mejores notas . –no pudo evitar decir su Gregory, el padre de ambos.

Las palabras de su padre tocaron al pequeño Noah quién se sintió deprimido. Bajando la cabeza hundida, recordó una y otra vez la de veces que su padre se enorgullecía de su hermana mayor dejándole a él a un lado, le estaba costando adaptarse al nuevo curso, prefería enfocarse en el fútbol, le gustaban los deportes pero por lo visto a su padre no le interesaba que fuera el mejor delantero de las escuelas primarias el quería dieces y nueves.

Durante minutos siguió abatido sin que nadie le prestase atención, su madre continuaba su charla alegre con la mujer de enfrente. Hasta su padre, que era un reservado sin remedio, conversaba con el señor de delante, con Taylor a su lado.

Imagina Noah CentineoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora