"Como todo alfa, huí para servir a mi país, pero ese no es el punto, WonWoo, ¿quién es él?"
Kim MinGyu es un dominante alfa que tenía una vida tranquila y perfecta con su omega, Jeon WonWoo. Pero no todo lo perfecto dura para siempre.
MinGyu se aden...
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Derramandosudorybienvenidoacasa.
—¡Kwan, sin flexionar las rodillas!—el comandante Kim vociferó con voz dominante, cruzado de brazos y caminando lentamente de lado a lado, inspeccionando que sus nuevos soldados entrenaran como era debido.
Y vaya que se esforzaban por mostrar lo mejor, pues ver el ceño fruncido de Kim y su mirada penetrante no era algo que les haga sentir hogareñamente bienvenidos. Y así es, Kim MinGyu, líder de todo el cuerpo militar, había despertado con un humor de perro, pues cierto comandante con el mismo poder que Kim, piel blanca y mirada de cabrón, le había dicho que antes de partir debía darles una rutina a los nuevos.
—¡Ya me cansé!—gimió agotado uno de los hombres al hacer lagartijas.
—Síguete cansando, no queremos mariposas frágiles en el cuerpo militar.—Kim dijo con voz neutra haciendo reír a los demás.—Y a ustedes por reírse les pongo noventa lagartijas más, sin llorar.
Sí, Kimamanecióconelpieizquierdo.
El castaño caminaba bajo el fuerte sol, su frente perlaba en sudor y pequeñas gotas caían por su largo y apetecible cuello, sin embargo, MinGyu estaba tan acostumbrado a aquello que simplemente lo ignoraba. Aunque sea un hombre que odiaba los malos olores como el sudor, aprendió a vivir como un alfa que cuida a su país, mandando su sensibilidad a los aromas por el arco del triunfo.
—¡Mocoso, deja de apoyarte con las rodillas!—HanSol gruñó acercándose al chico cansado, enderezando su flexionado cuerpo. Luego trota hasta Kim y se cruza de brazos a su lado.
—Deberíamos irnos ahora.—Kim murmuró con voz ronca, mirando con ojo de águila a los que querían pasarse de listos con él.
—No ha llegado el avión, te lo he dicho como mil veces en la maldita mañana.—HanSol chasqueó la lengua cuando observó a un soldado desperramado en el suelo.—¡Yah, se nos murió el primero de cuarenta! ¡MingHao, revive a este holgazán!—el pelinegro ordenó cuando el rubio tomaba su botiquín de primeros auxilios e iba hasta donde estaba el chico desplomado.
—En mis tiempos a punta de golpes nos reaccionaban, éstos no saben qué es el sufrimiento.—HanSol mencionó con nostalgia.
—Perdóname, fósil de tiranosaurio rex.—Kim rió por lo bajo, caminando hasta las neveras y sacando dos botellas de agua, entregándole una a HanSol.