𝖬𝖨𝖫𝖨𝖳𝖠𝖱 ↬ 𝐌𝐄𝐀𝐍𝐈𝐄 [ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴄɪᴏ́ɴ]

37.❋

Disculpen los errores.

MinGyu y el pequeño SeungCheol.

Tres días habían pasado desde la pelea con MinGyu, WonWoo no sabía cómo es que Kim y SeungCheol habían podido mentirle de tal forma, y es que cualquiera diría que WonWoo exageraba demasiado el problema, pero es que ¿cómo reaccionaría alguien si desde jóvenes conoce al amor de su vida y nunca se entera de la existencia de un hermano? Y peor aún ¿que se meta a su vida, y crear junto a tu pareja una película donde ambos dicen odiarse?

Tal vez el que sean hermanos no es el gran problema...

La mentira fue lo que detonó la alteración de Jeon.

Ambos hicieron lo posible por hacer creer que Kim y SeungCheol no se conocían, pero ¿por qué? No tenía idea, y por ello, decidió llamarle a SeungCheol dos días después, necesitaba hablar con ellos y pedir una explicación estando él más tranquilo sobre su teatro.

Tomó el teléfono con el corazón latiendo a mil por hora, tantas llamadas perdidas de su alfa y de SeungCheol, mensajes sin revisar de ambos, se sentía nervioso, pero estaba tan dolido en ese momento que no se preocupó en responder.

—¿Hola?—SeungCheol tenía la voz profunda y ronca.

Tal vez será porque le estás llamando en la mañana, no seas idiota, WonWoo pensó.

—Hablemos.—Jeon se apresuró a decir.

—¿Por fin dejarás de ser un cabeza hueca y me escucharás?—él preguntó con falsa burla en su voz.

—Avísale a tu hermano y vengan ahora.—sin más, el omega colgó el teléfono.

Qué raro es hablar con SeungCheol sobre su hermano Kim pensó.

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Jeon, se sentía un poco temeroso, su lobo estaba enojado con él, y tal vez éste tenía razón, pero WonWoo era muy orgulloso como para dar el primer paso, porque muy dentro de él sabía que también tuvo gran culpa entre su relación con MinGyu.

Tomó asiento en la orilla de la cama, observando la almohada donde su alfa solía dormir cuando no quería quedarse  con HanSol en su apartamento.

Lo extrañaba tanto, pero ambos eran tan tontos y huecos como para notar que podían ser felices aún y dejar el pasado enterrado sin vivir con los malos recuerdos.

El omega restante llevó la palma de su mano y acarició su vientre levemente abultado.

—Bebé, tus papás son un desastre, ¿sabías?—habló suavemente, sonando su panza con tanto cariño.—Prometo que no seré difícil, testarudo y gritón esta vez y haré que papi me perdone a mí también.