"Como todo alfa, huí para servir a mi país, pero ese no es el punto, WonWoo, ¿quién es él?"
Kim MinGyu es un dominante alfa que tenía una vida tranquila y perfecta con su omega, Jeon WonWoo. Pero no todo lo perfecto dura para siempre.
MinGyu se aden...
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MinGyu en aquel día caluroso, estando recostado en su cama sin nada que hacer, miró por la ventana completamente aburrido, definitivamente estar sin la compañía de su amigo HanSol era como vivir en una cueva silenciosa, según el pelinegro gruñón, había salido a comprar el almuerzo, era su turno ya que MinGyu era el que siempre conseguía comida para ambos. Pero el alfa tenía la mente en otro mundo; en WonWoo, para ser más exactos.
Suspiraba cual adolescente enamorado al pensar en esos afilados ojos que tenía el omega, aquellos que le hacían gruñir en felicidad y deseo, pero sobre todo, estaba recordando el cómo WonWoo buscaba su calor, apegándose a su pecho o escondiéndose en el arco de su cuello. Es al alfa lo ponía más que satisfecho, porque WonWoo lo quería a él, y aunque el omega se negara a aceptarlo completamente en su vida aún, se notaba lo dependiente que era de ese alfa.
Sualfa.
Por otro lado estaba DaeMin, ese dulce cachorro que tenía su sangre y era gruñón cuando Kim abrazaba a su appa, aquel pequeño que se había robado tan rápido su corazón, al igual que WonWoo, DaeMin buscaba su calor, su cercanía, y cuando lo conseguía, caía plácidamente dormido, sabiendo que aquellos fuertes brazos del alfa lo protegían con tanta dulzura y cariño.
Ringringring.
Kim salió bruscamente de sus pensamientos y saltó de su cama por la llamada en su celular.
—¿Hola?—preguntó Kim al segundo de deslizar el botón verde.
—¿Comandante alfaKim?—respondió una voz ronca.
—Así es, soy yo.—confirmó el castaño.
—Se lesolicitaen elcuerpomilitardeBusanendoshoras, necesitamosinformesensuestadíaenJapón.—aquel hombre sonaba firme con su petición.
Y Kim recordó entonces que ese mismo día debía presentarse en la milicia para extender su descanso y pasar su informe.
—Estaré presente, muchas gracias.—dicho esto, colgó el teléfono, pasando sus manos por su cara completamente estresado.
Duchándose y sacando su uniforme de la milicia, Kim se vistió sintiéndose fresco y preparado para ese día. Sus medallas brillaban cuando los rayos del sol en la mañana chocaban contra ellos. Estando listo, se calzó sus botas negras y salió de casa con su informe en mano. Kim quería unas largas vacaciones ahora que tenía a su omega con él.