Capítulo 2

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De la misma manera en que los ángeles existían, el mundo también estaba plagado de demonios, pero estos no podían pisar de manera física el mundo mortal donde vivían los humanos, por lo que enviaban su esencia para perseguir humanos y condenarlos.

Nada era verdaderamente como lo contaban los libros religiosos o los típicos libros de romance juvenil entre ángeles, humanos y demonios.

Cada ser humano era vulnerable al ataque de los entes malignos, los demonios no podían presentarse en forma corpórea, pero su esencia era suficiente para cegar los sentidos de los seres humanos, haciéndolos caer fácilmente en el pecado.

Sin embargo, habían humanos que por razones desconocidas, eran mucho más vulnerables a las posesiones demoniacas, por lo que siempre se les era asignado un ángel guardián para protegerlo, éstos humanos eran los llamados condenados, pues su vulnerabilidad a los ataques demoniacos los condenaba desde el momento en que nacieron.

Por otro lado, los ángeles también tenían otras subdivisiones, estaban los ángeles de la muerte, que solo podían pisar el mundo mortal para llevarse las almas a su descanso o calvario dependiendo de su comportamiento en vida, los ángeles llenos de paz, pureza y amor eran los que nunca pisaban la tierra, ellos vivían en el cielo y se encargaban de cuidar de los ángeles nuevos y de su entrenamiento, y luego estaban los ángeles guardianes, quienes vivían en la tierra, al lado de su humano desde el momento en el que éste se les era asignado, y la única manera en la que podían ser liberados era cuando su humano moría, o si el ángel cometía algún pecado que lo condenara a ser un caído.

Y la verdad era que, el perdón no era algo que verdaderamente existiera como los sacerdotes prometían cada domingo durante la misa. No importaba si una persona buena se equivocaba una sola vez, ésta difícilmente era perdonada y enviada a descansar después de su muerte.

Cada ángel que habitaba el cielo, algunas vez fue un humano, un bebé que murió antes de tener una verdadera vida, ellos ascendían y crecían allí, educados para el bien. Al alcanzar un cierto rango y nivel de capacidad, cada ángel era clasificado y en el caso de los ángeles guardianes, entrenado para proteger al humano que se le asignaría.

A diferencia de los demás ángeles, los guardianes no eran precisamente lo que uno podría llamar puro e inocente, pues eran los encargados de matar demonios incluso aunque estos no estén físicamente frente a ellos. La luz de un ángel guardián era lo único capaz de matar un demonio únicamente atacando esa presencia en forma de humo a lo que llamaban la esencia del demonio.

Esa esencia en forma de humo era lo que se aferraba a los humanos y poseía a los condenados, obligándolos a pecar tanto que en el momento de su muerte, su alma fuera enviada al infierno para convertirse en un demonio también. Ese era su objetivo principal para con los condenados, que eran los únicos humanos capaces de convertirse en demonios después de la muerte, pero por supuesto, nunca faltaban los demonios que simplemente se divertían llevando hacia el pecado a los humanos, pues aunque estos fueran condenados al infierno después de la muerte, no podían convertirse en demonios.

Sin embargo, de la misma manera en que los condenados eran los únicos capaces de convertirse en demonios después de la muerte, estos eran también, los únicos capaces de conseguir el perdón, pues sus pecados se consideraban, en base a las estadísticas realizadas a lo largo de los años, únicamente producto de su vulnerabilidad a los ataques demoniacos.

JongIn vivió al lado de D.O. desde que éste fue marcado como un condenado, y por largos años, lo protegió desde las sombras, sonriéndole como su mejor amigo, ocultándole que era en verdad su ángel guardián y que miles de entes demoníacos lo perseguían día a día.

Cuando D.O. entró como parte de la agencia federal de investigación, JongIn le rezó a todos los ángeles para que no fuera nada peligroso, pero por supuesto, los demás ángeles no tenían en muy buena estima a los ángeles guardianes, y mucho menos a JongIn, que siempre los maldecía, por lo que ese deseo por supuesto que no se le cumplió, y ese mismo día, D.O le llamó para contarle que había sido asignado al departamento de crímenes organizados, el más peligroso de todos los departamentos de la agencia.

JongIn lo seguía en cada operación, en silencio, envolviéndose con su luz para que nadie lo pudiera ver, pero no pasó mucho hasta que él mismo tuvo que interponerse entre su humano y una bala que de otra manera, hubiera ido directo al corazón de D.O.

Aquel día, JongIn había escondido sus alas y se había quedado parado, envuelto en la luz que lo hacía invisible a ojos humanos, vigilando cualquier movimiento de D.O, pero por alguna razón que él mismo desconocía en ese momento, de un momento a otro, cuando D.O. miró en su dirección, él pudo verlo ahí parado, y enloqueció al pensar que su amigo estaba en medio del campo sin protección alguna.

El humano ya era jefe para ese momento, y envió a todos los agentes a rodear el edificio al que esperaban entrar, mientras él corrió hacia JongIn para sacarlo de ahí. El ángel no entendía por qué su amigo lo estaba viendo cuando lo vio corriendo hacia él, pero antes de que el humano llegara, los agentes que había enviado a rodear el edificio chocaron contra JongIn, por supuesto, nadie lo veía y en medio de la estampida, JongIn alzó sus alas y se abrió camino en el aire.

Ciertamente, la impresión de aquello fue lo que paralizó a D.O. en medio de todo y no le dio tiempo de reaccionar cuando uno de los criminales que trataba de escapar disparó contra él. JongIn voló hacia él y recibió la bala en la espalda, por supuesto, aquello no era algo que pudiera matarlo, pero eso no era algo que D.O. sabía.

Rápidamente había tratado de llevar a su amigo al hospital, pero éste lo había empujado hacia un edificio abandonado al lado del que recién habían allanado, se deshizo de la luz que lo mantenía oculto de los ojos humanos al no haber nadie más que KyungSoo mirando, y sus alas acariciaron su herida, cicatrizándola al instante.

A pesar de haberlo visto con sus propios ojos, D.O. necesitó mucho más para finalmente creer que su mejor amigo de la infancia era en realidad su ángel guardián, y JongIn ya no pudo ocultarse una vez que se enteró de que su humano siempre podría verlo, a causa de que éste ya había tocado sus alas. El ángel se maldijo a si mismo por haber dejado que el humano tocara sus alas una noche en que había estado verdaderamente ebrio, JongIn pensó que no lo recordaría, y para divertirse un poco y asustarlo, dejó salir sus alas frente a D.O, sin embargo él había sonreído y había acariciado sus alas, antes de vomitarle en el pecho y quedarse dormido, por lo que JongIn no esperó que aquello significara un problema. D.O no lo recordaba, pero el contacto con las alas había sido suficiente para dar al humano una mejor vista.

La discusión que tuvieron el día en que finalmente D.O. le creyó fue sin duda la más larga pelea que tuvieron nunca. Pero aun con todo lo que le gritó, el humano no pudo detener al ángel de entrar al equipo de agentes que D.O comandaba.

Y aunque por el bien de ambos, ninguno se llamaba por su verdadero nombre y fingían no conocerse, no faltaban los momentos en que JongIn se ponía en peligro y D.O. enloquecía.

-No creo poder acostumbrarme a esto alguna vez-Murmuró D.O.

-Solo tienes que seguir fingiendo que soy humano y dejarme solo mientras lo hago-Se burló el ángel

-Estúpido-Se quejó el humano mientras se acercaba para tocar las inmaculadas ala-son tan suaves...hermosas...-Murmuraba completamente hipnotizado mientras acariciaba la suave textura de las alas del ángel

-Deja de hacer eso-Se quejó un poco incómodo JongIn, trayendo al humano de vuelta a la realidad, sin embargo, lejos de alejarse, D.O. sonrió con malicia y abrazó a JongIn, sabiendo que eso le molestaba al ángel. JongIn bufó, y escondió sus alas, todavía con el humano pegado a él-Que dirían los compañeros de escuadrón si vieran al frio y cruel jefe abrazándome así?

-No van a saberlo, cállate-Se quejó, besando suavemente la piel del cuello de JongIn

-KyungSoo...sabes que no puedo...

No era un secreto para JongIn que KyungSoo lo quería más que como un amigo, sin embargo, el humano era consciente de que JongIn no podría corresponderle a menos que estuviera dispuesto a perder sus alas, y eso era algo que él jamás le pediría.

Porque KyungSoo no lo quería solamente, él verdaderamente lo amaba, quizás con la misma intensidad que JongIn lo hacía.

Fallen[SooKai/2Min]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora