Presentación

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Adentro seguían recibiendo a todos los súbditos que llegaran, a la izquierda del rey, su hermana y también esposa miraba con agrado a los seres reverenciar y fue precisamente la mujer de cabellos rojizos, la primera en notar el destello que iluminó con fuerza la entrada antes de materializarse las tres figuras ante ellos que obtenían silencio a su paso. Temió, miró a Zeus y estrechó su diestra en busca de calma logrando recién que Zeus les determinara y con duda les sostuviera la mirada sin pasar por alto que a su paso, los invitados abrían paso reverenciando a los recién llegados

Sintió el estómago arder de coraje, ¿reverenciaban? ¿Por qué reverenciaban?, con un ademán a su hermano, Poseidón se acercó a él con prisa y armado, fijando aún la vista en ellos, con la misma duda, ¿quiénes o qué eran?, la mujer que andaba a la diestra del sujeto, era de lejos, una de más hermosas de todos los presentes, su nívea piel, su cabello rubio casi blanquecino, sus ojos grises y labios delineados, suaves y carnosos como se veían sus pechos y caderas, eran toda una estampa con la que se deleitaría Poseidón antes que Zeus siquiera la observara, el regente estaba más intrigado por querer saber identidades que por notar el atractivo de los recién llegados que se detuvieron ante él

-Alteza- saludó el rubio sosteniéndole la vista, aun con la niña de la mano a su izquierda y la mujer enganchada a su brazo a la derecha

-Señores- correspondió irguiéndose en su trono en señal de empoderamiento- se reverencia al saludar- hizo la aclaración al no ver siquiera la intensión de hacerlo, dando por hecho que no lo supieran

-Me temo que eso no es posible, Alteza- contradijo el desconocido apretando la mano de la niña que iba a hacerlo en demostración de saber hacer reverencias- no reverenciamos a nadie- aclaró tranquilamente- debe darse por bien servido, con que le reconozcamos rey, no el nuestro, pero al menos rey de alguien- admitió y en su sitio Zeus se apuntaló en su trono como advertencia

-¿Quiénes son ustedes que osan a insultarme?- retó colérico y el lugar tronó con fuerza

-Ah... que descortés- reconoció el hombre ante esa pregunta, mientras la rubia abría los ojos asombrada e indignada de su atrevimiento- supusimos que procediendo del lugar que viene, sabía quiénes éramos- burló y a su lado, la rubia sonrió entretenida e incrédula de saber que se burlaba del rey- siendo que no, permita le aclaremos sus dudas... soy Helios, mis hermanas, Selene y Eos- presentó y se abstuvo a sonreír al ver que seguía siendo el insulso sujeto que veía en la tierra- sol, luna y aurora, debió haberle enseñado algún maestre en tierra- añadió ante el desconocimiento del rey al no sonarle los nombres

-¿Qué son?- retó seguro que dioses no y tampoco sus hermanos, los días habían seguido existiendo incluso durante la batalla

-Titanes, alteza- reconoció Selene y el rostro de los presentes palidecieron- puede estar tranquilo, usted y los suyos, si estamos acá, es porque no estuvimos contra usted- intentó calmar los bríos del lugar

-¿Cómo osan venir acá?- retó armado levantándose de su puesto, pese a que Hera intentó regresarle a su lugar- su lugar es el Tártaro- ordenó colérico- ¿Qué quieren, ustedes?- exigió saber temblando

-Presentarnos ante su alteza- insinuó Selene ofendida de ver a los presentes temiendo el ataque- no luchamos su guerra, pero tampoco nos quedaremos, si el sol de mi hermano o mi luna son una molestia para usted, podemos retirarnos ahora mismo- insistió molesta y las aguas del lugar junto con la ambrosía, empezó a flotar de su lugar para sorpresa de los presentes- venimos ante usted, esperando saber cómo queda nuestra situación y relación, para con ustedes... ya ha quedado claro- ironizó molesta

-Osada mujer, ¿Por qué se atreve a hablar?- retó ofendido Poseidón- ¡calla, mujer!, ¿Cómo te atreves a hablar delante de reyes?- impuso golpeando el suelo con su tridente

-Porque es capaz de pensar, tiene voz y algo que decir- aclaró como si fuera obvio Helios mientras Selene le retaba a Poseidón con solo una mirada a que se atreviera a callarla de nuevo- y seguirá haciéndolo incluso delante de ustedes y sus coronas forjadas... la pregunta aquí es... ¿por qué usted se cree en el derecho de hablarle a ella?- contradijo y con el tridente Poseidón golpeó el suelo exigiendo silencio y negándose a responder- más allá de su insulto, nos queda claro que no somos bienvenidos aquí y no queremos importunar, aun así, de nuestra parte, un presente- recalcó enseñando la caja dorada esperando que Zeus autorizara entregarla. A su orden, Poseidón se obligó a calmarse- puedo ver que abundan regalos para su alteza...- notó el desborde de brillo a lo que Zeus afirmó intercalando mirada los entre objetos y ellos- ¿Y para la reina?- dudó como simple observación- disculpará que nuestro presente no sea para usted, pero sabrá entender alteza, que un rey legítimo ha nacido para ello, por lo que no es novedad, ni motivo de celebración que asuma su reinado, eso es de usurpadores que deben vanagloriarse de hurtar un trono- insultó con la voz aterciopelada como si de cumplidos se tratase y antes que Zeus pudiera protestar, continuó- pero una reina, debe ser homenajeada por aceptar unirse a un rey, ergo, contrario a lo que piensen sus súbditos, la verdadera razón de celebrar, debería ser ella, así que nuestro presente, pese al "valioso" comentario de su hermano sobre el lugar de las mujeres, es para ella- resumió y en su trono la joven reina anonadada miró a su esposo a la vez que se aferraba al trono- Si su alteza quisiera acercarse- insinuó cuando Selene le señaló con el mentón a Zeus y sonrieran en simultanéo- iríamos hasta allá, pero visto lo indeseable que somos para él, preferimos... no alterar más al rey, podría colapsar de tenernos cerca- se apiado con ironía subiendo pocos escalones que había que subir para llegar a los tronos. Zeus se irguió en su puesto y la tomó de la muñeca, Helios le extendió la mano dejándola escoger

Hera miró a Zeus, miró al sol, volvió a verles y dedujo que sería peor no ir, sabía entender tras la sonrisa de ambos invitados, que apacibles, no estaban y el temperamento de Zeus y Poseidón solo empeoraban las cosas. Necesitaban el toque femenino para evitar que sol y luna les declaran otra guerra de la que el mundo aún se estaba reponiendo, así que exhaló, bajó la mirada y afirmó a Zeus pidiéndole en silencio que la soltara. Que indefensa se sintió cuando la soltó, pero bajó escalón por escalón con la vista fija en la diestra del sol repitiéndose y queriendo creer que tras ella, Zeus estaba armado y no permitiría que le pasara nada, pero no por eso el corazón se le aplacaba, ni la respiración o el pulso tembloroso se pasaba

Entrecerró los ojos y se forzó por distinguir algo entre tanto brillo, cegada por el mismo destello que desprendían los astros, avanzó a tientas sintiéndose tibia, que sensación más extraña y lejana le parecía esa, se recordaba en Arcadia bajo los rayos del sol, lo cálida que era su luz, luz que no volvió a ver y jamás creyó llegar a sentir cuando Chronos supo que existía y ya había nacido; siguió bajando, deducía que en algún punto, esa tibia calidez se volvería desesperante sofoco, pero primero alcanzó su mano sin llegar a sentir tal cosa

Volvió el rostro atrás intentando ver a Zeus, no veía nada que no fuera brillo, tragó con fuerza y siguió bajando afirmando cuando consciente de saber que no veía, Helios advirtió que ese era el último escalón cesando todo brillo al llegar al lado de su contraparte, quien parecía a la vez casi absorber su brillo logrando que juntos se lograran visualizar, que por separado, la luna no brillaba y el sol cegaba y en lo que a la reina refiere, habría preferido no verles... era sentirse diminuta

Desde lo alto de su trono, parecían dioses, más altos que los ciclopes, gigantes y otros seres mortales, pero ahí, ante ellos, notó que con suerte le daba por el abdomen a la luna que estaba ante ella, ni siquiera quiso mirar al sol que tenía a su diestra, tragó con fuerza y esperó mientras se convencía que pese a ello, esas no eran sus alturas reales y se basaba precisamente en los titanes que vio durante la batalla, uno en espacial.

Ese sujeto era enorme, se necesitó de todos los seres para inmovilizarle y todos los rayos que pudiera invocar Zeus para sumirle a la inconsciencia, así que ellos, deberían ser más grandes y la idea la intimidaba, pero se forzaba a estar tranquila repitiéndose que desde su trono, Zeus la cuidaba

Rey y Mandatario [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora