El Destructor

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Quedándose solo y sin paciencia para explicarle a Prometeo que no era tan fácil, ni aconsejable aventarle todos los recuerdos a la vez, Helios se dignó a buscar a la madre de las niñas. Se haría cargo de ello, a su modo y sin atormentar a la pequeña Mérope, ni las demás estrellas que pudiera encontrar.

Debían ir recordando poco a poco y regresar por voluntad propia o todo en la vida titánica las horrorizaría, la mera imagen de su padre esposado era una imagen temible de ver, pero conocía esa familia, impulsivos cómo eran, no podía dejarlos a cargo de algo así, dependía de Selene y él traerlas de regreso o más concretamente de Leto y Asteria, se le ocurrió de repente viendo a su hermana volar el cielo y a Asteria tras ella iluminando la noche.

Helios sonrió victorioso y su noche la pasó ideándolo todo y perfeccionándolo mientras Prometeo volvía. No era un plan rápido, pero al menos era más efectivo que enloquecerlas de tener dos realidades abruptamente... sus rayos de luz les darían sus memorias de forma constante, en pequeñas dosis de recuerdos. Por demorado que fuera, con ello protegía la vida y mente de las pequeñas estrellas hasta que pudieran traerlas con ellos, durante ese tiempo el dilema sería, protegerlas en tierra

-Deliras- enjuició tras él con voz siniestra nadie en específico y el sol estuvo seguro de oírlo, cerró los ojos y exhaló lamentando reconocerle- estrellita- saludó con sorna sin materializarse la nube rojiza que giraba a su alrededor- ¿acaso no te alegra verme?- burló quedando ante él la nube vaporosa que simulaba forma de persona- me ofendes- insistió dejándose ver finalmente

De todos los seres, de todos los seres justo él... lamentó Helios al verle frente a él, sin tocar suelo, desprendiendo su incitadora aura por el lugar y aunque intentó ocultar lo perturbador que era verlo libre, el astro exhaló y se obligó a sonreír con frialdad, sin mucho éxito

-Perses- saludó detallándole- estás libre, eso, no lo esperaba- reconoció irguiéndose y echando el cuerpo hacia atrás cuando el destructor intento apoyarse en él- ¿Y tus hermanos?- dudó de repente esperanzado que estuviera con Astreo, lo justo es que si Perses estaba libre, el viento también estuviera por ahí, pero con apatía y desdén el pelirrojo solo alzó los hombros

-¿Te parece que lo sé?- devolvió la pregunta antes de oír el regreso de Prometeo, no contuvo la mueca de desagrado al verlos juntos- vidas- renegó en su saludo entre dientes girando hacia el creador de seres- cuanto tiempo- reconoció casi con gloria de la molestia causada en Prometeo al verle- cómo decía- retomó el tema girando de nuevo a Helios- no, no sé dónde va el viento, pero sigue libre, eso puedo asegurarlo, solo queda esperar que se quiera dejar ver- retomó el tema ignorando al creador que le miraba casi con desprecio sin terminar de acercarse

-¿Esto es tu culpa?- se obligó a preguntar Prometeo logrando que Perses le mirara y sonriera ampliamente hasta casi cerrarse sus ojos ocre- sí, ¿cierto? No podías permitir que algo viviera en paz, no, tú todo lo que tienes que destruir- acusó y antes que lo atacara o empujara siquiera Helios le retuvo poniendo el brazo ante él

-A callar niño, no quieres que termine de destruir los que salvaste con tanto esmero- amenazó Perses con burla de recordarle intentando cuidar los refugios aunque no tenía intensiones de cumplirlo, solo estaba jugando con el volátil temperamento de Prometeo y sonrió satisfecho al ver que lo consiguió- ya nos estaremos viendo, proveedores de vida- reverenció y desapareció de ahí dejando un ambiente frío mezclándose con el coraje de Prometeo, a quien Helios hizo avanzar a la fuerza para irse de ahí

Y así, podían incluir un titán más a la lista de seres libres, pero mientras ellos emprendían camino de regreso con Atlas, Perses tomaba otro rumbo diferente hacia el templo nocturno para esperar que la noche terminara y encontrar a la bruja que recién volvía a su templo cuando sintió esa otra presencia

-Eres la única que se alegra de verme, te dije que así sería- habló Perses en la nube rojiza que invadió el templo de la luz para sonrisa de la luz de luna que se levantó de inmediato al oírle cuando el alba empezaba

-Pero déjate ver de mí- pidió Asteria girando mientras la nube la rodeaba hasta sentirse prisionera por los brazos del titán que quedó tras ella- ¿acaso ser la única, no me hace  merecedora de verte?- reclamó que no se materializara ante ella- pasa las horas aquí, Perses- propuso enredado su diestra en el cabello rojizo del titán que hundió el rostro en el hueco del cuello y el hombro de la titanide materalizándose finalmente, para convencerse que estaba ahí y no eran ensoñaciones propias- Leto en el día se ocupa con Helios, ni siquiera sabrá cuando vienes, aquí puedes encontrar lecho, descanso y compañía- propuso ofreciendo su cuello al titán que la besó mordiéndola al llegar a su hombro

-Cómo si te creyera- burló sujetándola de las caderas antes que se meciera sobre él cómo solía hacer cada vez que lograba invocarlo- deja que reine la paz, ¿acaso no te agrada la dulce armonía?- insistió con burla volviendo a morderla y caprichosamente Asteria le negó

-Quiero caos, quiero poder, quiero ruina y tú, me la puedes dar, sentarnos ambos en trono ajeno, tomado por la fuerza y ser uno, para ver el reino colapsar y disfrutar de la sensación que dejará- propuso queriendo girar a verle, pero se encontró con garras en sus mejillas obligándola a mirar al frente, no tenía permitido verle, no aun, entendió la bruja y exhaló aceptando- eres uno de nosotros, Helios no te expulsaría, sería peor para él tenerte de enemigo- aseguró y le oyó reír guturalmente

-¿Quién dijo que me interesa ser aliado de la estrella del día?- retó clavando las garras de su guante en las mejillas de la bruja, como para oírla suspirar al sentir la sangre brotar de sus mejillas- bruja maldita- reconoció gustoso de su reacción placentera- saber que le incómodo con mi presencia, es deleite para mí, saberle en zozobra de verme libre, habrían preferido que estuviera en el Tártaro, en lugar de los demás, pero aquí sigo, porque están destinados a destruirse y los veré hacerlo y tú... vienes aquí con tu insinuante figura, voz sedosa y propuestas incluyentes a querer disfrutar mi ruina...- tanteó la horma de la bruja casi con deleite antes de obligarse a espabilar- ¿crees siquiera que me interesa compartirla?- reprendió y advirtió que no se atribuyera derechos que nadie le estaba dando

-No, pero no te negarías a lo útil que puedo serte- aclaró con astucia Asteria pasando ambas manos por la que aun la sujetaba de la cadera- déjame ayudar, Perses, necesitas una aliada- propuso sonriente al sentir que la soltó- no eres malo, ninguno lo es, eres un titán cumpliendo su designio, siendo el destructor, casi un heraldo del caos mismo y yo una bruja... ¿Qué somos sino tal para cual? Ansiosos de ver la ruina y saber que debe pasar, que eso nos da propósito para vivir la eternidad- insistió girando lentamente antes de sonreír al verle finalmente- hola- saludó finalmente abrazándose a su cuello logrando que él le sonriera lentamente

-Bruja ilusa- reconoció soltándole los broches de la túnica que cayó al suelo- siempre tan crédula, tan soñadora, habrás de creer que algo bueno resultará de esto- dedujo alzándole el mentón, extrañado ladeó la cabeza cuando ella negó segura que no

-No quiero que resulte bien, prométeme el caos mismo y que lo causaremos juntos y yo, iré a dónde digas- ofreció retrocediendo en presunción de su desnudez soltándosele sin siquiera saber en qué momento huyó de su agarre- sígueme si quieres o vete... eres libre de escoger, pero, si vienes, no intentes omitirme de tus planes- condicionó empujando su cabello hacia atrás, entrando al interior del templo. Suspiró al sentirse prisionera por sus brazos- tú y yo, contra el cosmos de ser necesario- prometió

Asteria retrocedió llevándole con ella por la oscuridad que duró hasta que él le arrancó el primer gemido y que ella terminaría diluyéndola al brillar con potencia todo el templo, cómo para que todos lo notaran, Leto se tentara de ir con ella al verl el templo deslumbrante, pero se viera impedida por Helios al tener que seguir su camino, pero sobretodo, la repentina luz alertó a Selene que descendió de inmediato y la encontró recogida en su cama, desnuda y sola


Rey y Mandatario [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora