Preocupaciones por Igual

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Con Perses libre ahora no solo tenían que encontrar a las estrellas, debían andarse con cautela y buscar el modo de tenerle de su parte y así los días seguían transcurriendo. En el bando de los dioses o directamente poniéndose en contra de los titanes, Perses era peligroso para ellos, le explicaba Helios a Prometeo que seguía renegando por la amenaza del pelirrojo que se dejó ver, solo para amenazar sus nuevas creaciones

-Somos titanes, Prometeo- interrumpió su juicio despiadado sobre matarle ahora o algo así- no tenemos tiempo de escoger bandos, si quieres ayudar a los dioses adelante, pero Perses hará parte de este pequeño grupo, es más peligroso con ellos- condenó Helios codeado en el reposabrazos de su carro finalmente para bufido del otro que seguía reacio a permitirle estar

-Verás cómo te traiciona, como lo destruirá todo, porque es lo único que sabe hacer, es peligroso, debería estar exiliado o al menos... dónde sea que tengan a los demás- sentenció sentado en el carro del sol- se atrevió a amenazarme... y a mis creaciones- renegó de nuevo sabiéndose ignorado- ¿me estás escuchando?- dudó finalmente alzando la vista

-Lo hago- concedió empezando su día sin verle- hoy no hay luna... en la noche hablaré con Selene cuando vuelva, lo que sea que decidamos, respétalo, sabes lo volátil que Perses es, todos en esa familia lo son y él no es la excepción, lo último que necesito es tener al destructor con los dioses, te lo he dicho ya varias veces, así que vas a callarte y obedecer- condenó desprendiendo un aura rojiza que sofocó al otro y a su lado, volviendo la vista al frente Prometeo le recitó en mofa y en mímica empezando a colmar la paciencia del sol- por esta noche, sé útil y sigue buscando a tus sobrinas, ya sabemos de Mérope, faltan las demás- encomendó intentando dejar el tema que Prometeo no permitió

-¿Por qué no me sorprende? Cómo siempre no importa lo yo que diga o los demás- soltó con furia pese al tono de voz tenue, casi precavido por no disgustarle- solo concedes el derecho del desahogo, pero al final, vas a hacer lo que te venga en gana, sin importar lo que los demás opinemos- echó en cara aferrado al carro- eso, ignórame, es lo mejor que sabes hacer- renegó ante el sepulcral silencio que obtuvo por respuesta los segundos que solo le vio una mueca de molestia y aferrarse a las riendas de su carro

-Por Selene y por mí es que ustedes siguen libres- recalcó sin verle siquiera o alzar la voz, quería hacerlo, quería incinerarlo desde hace unos minutos, pero no era algo permitido al parecer, porque los brazaletes parecían quererle quebrar el antebrazo reclamando que se aplacara- es por nosotros que no les han dado cacería aventándoles al Tártaro a medida que los encuentran- le recordó con los ojos rojos dignándose a determinarlo- así que sí, te callas y obedeces lo que decidamos, porque no es gracias a ustedes que estamos a salvo, ustedes solo nos condenarían a todos, imprescindibles no son, no para ellos, ¡fue mi sol y su luna lo que les hizo aceptar y volverse dóciles permitiéndoles estar!- le echó en cara la inminente verdad casi que gritándole aunque los punzones sobre los antebrazos ordenaran los contrario, de nuevo quedó solo el silencio porque Prometeo de todos modos por orgullo se negó a reconocer esa verdad

-Tienes delirios de grandeza, estrella... Selene no es así, Selene es más racional, ella sabrá reconocer que Perses no debe estar, que lo mejor que podemos hacer es entregárselo a los dioses y para que lo avienten al Tártaro por el bien del mundo- concluyó con toda la apatía del mundo

-No voy a entregarle a ninguno de nosotros y eso lo incluye, si han de capturarlo o desterrarlo, que así sea, pero no voy a llevárselos... además nada me garantiza que no lo conservaran... ¿no te suena ideal?- dudó y Prometeo le negó, bufó apático a su poca mente estratega- piensa un poco Prometeo, gozas de creerte inteligente, compórtate como tal, nosotros lo entregamos y él, rencoroso como es, se alía a ellos ¡y volvemos al mismo maldito problema que te estoy diciendo desde que le vimos!- le gritó finalmente apoyando el frente de su carro al sujetarse del mismo en el intento vano de ignorar el dolor- sé que es peligroso, nadie tiene que decírmelo, pero lo necesito con nosotros- renegó aferrando a las riendas obligándose a mantener una calma que costaba eternidades tener ante la terquedad de Prometeo

-Entonces nos estás condenado a todos- concluyó seguro de ello- solo será cuestión de tiempo, porque ni tú, ni nadie puede evitar que Perses arrase con todo a su paso, no existe ser capaz de contener a alguno de esa familia, no puedes capturar al viento de Astreo y no puedes evitar la destrucción mientras Perses esté libre- explicó frustrado alzando el mentón para verle a la cara; casi derrotado, Helios solo se frotó las sienes clamando silencio

-No voy a traicionar un titán para vivir en armonía con los dioses- renegó con los ojos cerrados sabiendo agotada la paciencia como para ignorarle con tal de evitar hacer algo de lo que luego se arrepintiera- tú... solo cuida de tus creaciones, me haré cargo del resto- prometió entre dientes con la mandíbula apretada callando la mente que empezaba a postular que enterrar sus eternas cenizas bajo tierra, era una buena idea y pese a eso, Prometeo seguía sin callarse, creyéndose más sabio que todos y siendo más insensato que los demás al provocar al sol

-¿Qué no traicinas titanes? Al menos no a los que quedamos, querrás decir- añadió con altivez logrando que tomándolo del cuello Helios lo sacara de su carro dejándolo colgado al vacío- sabes que a los otros les diste la espalda, yo también, cada uno de nosotros protegió lo que nos importaba, yo lo hice por salvar mis creaciones, tú por no seguir ordenes de Cronos- confrontó antes de faltarle el aire- algún día esas ansias desbocadas de mando, te van a consumir, Helios- advirtió sintiendo el sofoco mismo

-No eres el primero en decímelo y aun así, fue eso lo que puso en su lugar a los reyes actuales- reconoció soltándole de nuevo en el carro- los hijos de Cronos ansiaban vernos como refugiados, si prefieres esa vida, adelante, ve y clama un rincón en su mundo- autorizó sintiendo la amenazante mirada ofendida del menor, como para sonreírle con arrogancia viéndole por encima del hombro- con suerte te dejen arrimarte, pero me niego a tal trato y mucho menos que Selene o Eos tengan que pasar por algo así, no mis hermanas y por el bienestar de los míos estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario, puedes quedarte o ir con ellos, no te voy a retener- concedió volviendo la vista al frente para retomar su camino

Le sintió descender del carro y ese día anocheció más pronto de lo que debía, no quería saber del día. En ese preciso instante su mente era demasiado ruidosa y aturdidora, pero soobretodo peligrosa, estaba molesto de verse cuestiondo, de tener que acreditarle algo de razón a Prometeo, pero no permitirle hacer tal cosa de entregar a Perses a los dioses y sentirse responsable de ello sospechando ahora de la traición impulsiva de Prometeo incintaba a la incineración que no iba a hacer, pero seguía viéndoles en tierra con todo el bullicio propio del día ajetreado y eso no facilitaba las cosas.

Selene con su frío tacto era capaz de apaciguar todo, siempre había sido así, recordó cerrando los ojos para apoyarse en el bordel del carro de nuevo. No quería enterarse de nada por ese día y como si de un destello se tratara, poco a poco el aura blanquecina de su hermana eclipsó todo lo que seguía viendo pese a tener los ojos cerrados y de repente cesó el ruido que retornó en cuanto se irguió decidido a buscarla. Eso haría, necesitaba a su hermana o iba a terminar incenciando el mundo, determinó abriendo los ojos para encontrarse con Leto ante él preocupada de ver que el carro se había detenido hace unos minutos

-¿Helios?- llamó la luz del día con tacto y a una distancia suya detallándole el aspecto tan titanico que tenía de repente, aunque no dijo nada al respecto- ¿Estás bien?- dudó finalmente

-Lo voy a estar, pero el día se termina ahora- condenó sin dar tiempo a negociaciones azotando las riendas para emprender camino a su templo

Ese día, anocheció antes de las 6 de la tarde, se podía ver a los seres en tierra extrañados alzar la vista al cielo, en el camino, el astro rey se alcanzó a oír llamado por Leto y más adelante aun por la noche misma que le cerró el camino logrando que los caballos se detuvieran abruptamente

-Aun no es tiempo- condenó Nix con severidad de verse obligada a salir antes

-Por hoy sí, mi Señora- contradijo de inmediato bajando la cabeza como saludo logrando inquietar a la noche que cruzada de brazos esperó- otorguéles la frescura de su noche, es lo mejor que puede hacer, si me obliga a quedarme, le entregaré un incendio del que luego me arrepentiré- advirtió y casi que clamó por dejarle terminar el día antes y se supo libre cuando la mirada de Nix se suavizó viéndose casi maternal, se abrió paso entre los equinos hasta llegar con él y pasarle las uñas negras por la mejilla como caricia- solo será hoy- prometió

-Ve pues, ferviente sol, lo último que quieres es dotar a mi hermana Gaia de cenizas y asegúrate que tu hermana retorne a mí, solo cuando ese llamado a destruir, se haya aplacado- ordenó y le afirmó retomando el camino para dejarle paso a la noche llegando así a su templo

Rey y Mandatario [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora