Luz y Luna

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-¿Asteria?- llamó la luna sacudiéndola lentamente al ver q no despertaba- ¿Qué ocurrió? Brillabas- explicó cuando la vio abrir los ojos- temí que hubiera venido- reconoció antes que Asteria revisara el lugar, segura de no ser Selene quien debería ver- ¿Asteria?- insistió finalmente

-Te oigo- prometió sentada en su cama frotándose los ojos con la cara interna de las muñecas- y venir, ¿venir quién?- vaciló levantándose para verse en espejos antes de entrar en el claro de aguas cristalinas que había en el templo, ignorando lo que la luna le decía por pedir que le acercara esencias de vapor- ah, el rey- entendió cuando Selene lo zanjó a un "¿cómo que quien? Pues él"- no, la deidad no tiene nada que hacer entre mis piernas, puede quedarse en las de su reina... daña mi aura cada que viene- reconoció estregando el romero en su cabello

-¿Romero?- notó la luna- siempre que usas romero intentas conservar un aroma- delató y con picardía la luz de la noche le sonrió- ¿Qué fue?- exigió saber sentándose a su lado

-Una buena e intensa noche- resumió sin dar más detalles, pero bramando ante la mirada de la luna- ¡Qué no! No fue él- renegó hundiéndose en el agua- ¿te imaginas la situación?- burló emergiendo de nuevo- Ya estaría aquí su dulce esposa gritándome, es aburrido por dónde se mire- reconoció y al extender la mano hacia Selene, la luna notó rasguños por su brazo; la miró precavida y la bruja fingió no enterarse- acompáñame, luna mía, entra al agua y deja de pensar, no soy tu pequeña Eos, para que me cuides, estoy bien- prometió calmándola- entra al agua, te hare un baño de vapores, que te dejará cómo nueva- ofreció moviendo los hombros sonriéndole

-Solo un rato- advirtió desvistiéndose- dejé a Eos sola, debería ir por ella, pero... vine de urgencia al ver el brillo, la deje con las oceánidas- explicó entrando al agua dejandose lavar el cabello con aceite de azufre- ¿qué le dirás a Leto cuando pregunte por el brillo?- dudó añadiendo una roca volcánica al agua que vaporizó toda la habitación, exhaló gustosa de sentir calor, nada mal para ella que permanecía helada ante la ausencia de su hermano

-Ve por ella o pide que la traigan, Eos es mejor compañía que Leto... ya verás cómo mi explicito relato, aparta a mi hermana de mí por días, para mi suerte- propuso divertida vertiendo sobre el hombro de Selene aceites de claveles que la luna frotó por los brazos- hablando de flores... vi a la rosa del mar, hablando con Helios- insinuó girando a verla. Se sonrieron a la vez- ¿ocurre algo ahí o el vapor que se crea cada vez que están juntos, es solo porque sí?- puyó divertida y la risa de ambas inundó el templo hasta sentirse heladas por la fría brisa que entró al templo, prevenidas se acercaron la una a la otra vigilando el lugar- ¿oíste eso?- dudó segura de haber oído el viento silbar, Selene afirmó

-¿Astreo?- llamó suavemente Selene esperando verlo, pero el viento no apareció, aunque la brisa si despejó los vapores que las cubrían a ojos indiscretos- ¡Astreo!- se convenció sonriente

Conocía esa broma dónde más de una vez el bromista viento terminaba materializándose en sus aguas con ellas, para tener que huir entre risas perseguido por ellas; con prisa Selene salió del agua vistiéndose ante el frío de la caricia del viento

-¿Dónde estás?- insistió espectante reparando el lugar, al igual que la bruja que cerró los ojos e intentó percibir vibras de vida y le sintió, le sintió ahí, pero, no se dejó ver- ¿no está, verdad?- dudó con voz rota la luna al no obtener respuesta y cerrar los ojos desechando la idea de creer que la suave brisa en la mejilla era la caricia del viento

-Así son ellos, ustedes son hermanos majestuosos, ellos hermanos sigilosos- se explicó tras ella, Asteria, Selene le negó repetidas veces reacia a quererla hacer sentir mejor- No esperes verles, el viento, al igual que la sabiduría o la destrucción, disfrutan más siendo invisibles, pero notorios- insistió conmovida de verla secarse la lágrima que casi se le escapa; solo sintió a su luz abrazarla por la espalda- Estaba aquí, Selene, no decaigas- pidió al verla tragar con fuerza y apartarse de ella abrazándose a sí misma- ya habrá de venir, tal vez aun no puede dejarse ver- propuso intentándo acercarse, pero se sintió levitar

-O está en el Tártaro- renegó temiendo esa posibilidad, a lo que Asteria le negó intentando volver al suelo del que Selene la despegaba para que no se le acercara

-Aquí había alguien, Selene mía, créeme cuando te lo digo. No existe ser capaz de capturar al viento- recordó y volvió al suelo, logrando que Selene se dignara a afirmar decaída- volverá, tan volátil cómo siempre, con sonrisa en el rostro y retando la gravedad de Atlas al alzar las cosas y dejarlas caer para diversión del mismo Atlas de ver cómo se destruyen las cosas cuando las obliga a caer- le aseguró estrechando sus frías manos pidiéndole conservar la esperanza

Asteria solo la vio exhalar y abrazarla antes de diluirse en sus brazos y aparecer en su templo buscando a Eos que jugaba afuera. Las vio por un momento y al menos eso sirvió para que sonriera tan débilmente antes de ir a alistarse para su partida, la tarde casi terminaba y no quería verse con Helios, de haber visto lo sucedido, intentaría verificar que estaba bien y odiaba ser retenida a tener que hablar de sus sentimientos, así que con mirada severa tomó su carro y antes que fuera de noche salió. Ese sería uno de esos días en que la luna sale desde la tarde para ver a la distancia a su hermano y la luz del mismo, pero tenerle lejos para no hacerle frente

Rey y Mandatario [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora