Sol y Luna

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Al llegar, Leto, Helios y Perseis vieron el carro detenerse fuera del templo del sol, para extrañeza de Leto, entendía que ahí dejaran a Perseis, ahí se estaba quedando con sus hermanas, después de todo, pero ¿por qué Helios la miraba esperando que bajara? ¿Acaso no la llevaría a su templo? Ella ya tenía su propio templo con Asteria, podía pasar lo que quedaba de la noche allá, pareció plantear e incluso indignarse que a Perseis la trajera hasta el templo y a ella la mandara caminando, pero fue como si lo supiera, no debía ir a su templo y solo suspiró aceptando pasar la noche ahí y en efecto, casi aliviado de evitar explicaciones que no quería dar, Helios le extendió la mano para ayudarla a bajar y por primera vez en la vida, Leto le sintió frío y volvió a verle preocupada, eso no era normal

-Entren, tengo que ir a hablar con Selene... si Eos despierta, díganle que ya volvemos- encomendó y le afirmaron en sincronía cuando despidió de mala gana, antes de azotar las riendas y emprender camino hacia el templo de las luces, sin ganas de encontrarse con la luna

-¿Cómo te atreviste?- reclamó Selene colérica esperándole fuera del templo desde antes que llegara con ella- muy listo Helios, muy listo, pero ¿Crees que no sé lo que hiciste?- refutó mientras él exhalaba y bajaba de su carro- ¿Cómo pudiste?- reclamó dolida y ese dolor se volvió furia inmediata al tenerle frente a ella- ¡SOY TU HERMANA, TU IGUAL, NO UNO DE TUS MALDITOS JUGUETES!- le gritó yéndosele encima alcanzando a rasguñarle el rostro, antes que la retuviera de las muñecas y siendo honesto, alcanzara a intimidarle la imagen colérica de Selene con el cabello flotando y ella misma retando la gravedad que imponía Atlas bajo el cielo- ¡ME UTILIZASTE!- le gritó y no tenía como negarle, sería peor

-Tenía qué- defendió y el grito de furia de la luna pareció recolectar todo el agua que tuviera el cielo y aventársela para que la soltara- no exageres Selene, tenía que... O jamás habrías hecho algo así, debías estar molesta, pero funcionó, Leto regresó, él tiene a su reina y liberaron a Perseis, sin amenazas, sin destrucción, sin invocar a Perses- altercó empezando a esquivar los chorros de agua que la luna le aventaba, algunos congelados, otros agua fluida que empezaba a evaporarse a la vez que él empezaba a disgustarse por la furia de su hermana

-TUVE QUE VER SU ODIO HACIA MÍ, TÚ SABES LO IMPORTANTE QUE ES PARA MÍ Y NO TE IMPORTÓ- le gritó elevada varios metros del suelo helando el Olimpo entero, como si fuera la noche más fresca de la eternidad- NO ME DIGAS QUE VALIÓ LA PENA, YO NO HE GANADO NADA CON ESTO, NI SIQUIERA ME QUIERE DEJAR ENTRAR... -altercó empezando a aventarle trozos de hielo que se volvían rocas calizas al acercarse a Helios

-SELENE CALMATE MALDITA SEA, ESTÁS FUERA DE SÍ- la gritó finalmente aventándole una de sus llamaradas logrando derribarla, furiosa no es que tuviera los mejores reflejos para su suerte, logrando inmovilizarla, pero no tuvo alma de hacerle algo, al ver las lágrimas que se volvían cristales al caer de sus mejillas- Selene- alcanzó a llamar

-He rogado Helios- musitó desviando el rostro volviendo la vista al templo y eso, al sol le dolió más que cualquier atentado, casi como si uno de sus picos de hielo le hubieran dado en el pecho y atravesado incluso- he suplicado y yo no le suplico a nadie, ni a nada- le recordó y él que como nadie más en el cosmos entendería eso, alcanzó a dejarle insatisfecho ese triunfo, doliéndole cada una de esas lágrimas como si fueran suyas... y no dejaban de brotar, ¿Qué había hecho? Alcanzó a temer quedando de rodillas sentado frente a ella, ¡Era ella, era su Selene! ¿Cómo había podido afectarla por el bienestar de otros? Casi intimidado de captar lo ocurrido, la soltó de inmediato, pero no por eso Selene se levantó- ¡A ESTO ME HAS REBAJADO, A SER UN TITERE Y NI ASÍ QUIERE VERME!- le gritó de nuevo escupiéndolo- una pieza en tu juego- musitó y él le negó- no mientas, sabes que sí- renegó sentándose, callándole cada vez que Helios intentó decirle algo- tú ordenas y yo obedezco... así debe ser- continuó con tirria pese a sorber por la nariz, mientras Helios le negó- fue tan obvio- insistió abrazando sus propias rodillas para hundir el rostro clavándose las uñas en las rodillas cuando le sintió rozarle siquiera el cabello- ¡YO TE ESCUCHÉ! ESCUCHÉ COMO LE DECÍAS A ESE MALDITO QUE YO ERA LA QUE HELABA EL MAR- le gritó apartándose de él- CÓMO LE EMBAUCABAS PARA QUE ACEPTARA, AL MENOS AGRADEZCO TU PIEDAD DE NO INCULPARME, SINO HACERLE SENTIR QUE ERA POR ÉL, QUE EL MAR SE HELABA Y YO AQUÍ, CUMPLIENDO UNA FUNCIÓN QUE NO FUSITE CAPAZ DE SIQUIERA DECIRME O QUERER SABER SI ESTABA DISPUESTA A HACERLO...- burló ofendida volviendo a aventarle picos de hielo que derritió en defensa propia, pese a que ya no le sostenía mirada alguna- NO, TÚ NECESITABAS QUE YO ESTUVIERA FURIOSA, PORQUE FURIOSA TODO SE HELARÍA, TÚ LO SABIAS, LO PLANEASTE, LO PERMITISTE Y... ¿TIENES IDEA DE CÓMO ME SENTÍ CUANDO CAPTÉ?- recriminó y ante ella la imagen que ningún otro ser vería, solo le vio bajar la cabeza, pero no iba a permitirle algo así, así que llegó con él, tomándole del mentón- mírame cuando te hablo... ¿Tienes idea lo que se sintió? Cuando entendí porque no podíamos decirle que haríamos algo al respecto, pero que no se involucrara...- renegó con voz queda, pero mirada colmada de odio, mientras los mares se remecían con fuerza a la vez que la tierra se helaba y de todo ello, solo era su odio lo que podía importarle al sol que ni siquiera se encontró capaz de contradecirla- todo mi dolor tenía un motivo mientras yo estaba aquí, casi de rodillas ante esa puerta protegida por magia, pidiéndole que me dejara entrar... no, no tienes idea de lo que fue eso, porque no fuiste tú quien tuvo que hacerlo, porque tú estabas regodeándote de ganar otro atentado, de salirte con la tuya incluso si ponías en juego mi integridad y NO TE IMPORTÓ O TAL VEZ NUNCA TE HA IMPORTADO- acusó y eso si lo negó, pero sus palabras pudieron sentirse el puñal de hielo que tenía- PERO YO SI ENTENDÍ LO QUE DECÍAS CUANDO JURABAS NO TENER REY, CUANDO TE REHUSABAS A RENDIRLE PLEITECIA Y BEHEMENCIA A CRONOS... ¿RECUERDAS ESOS DÍAS?- atacó dolida y solo bajó la mirada intentando soltarse de ella- recuerdas ese día cuando llegaste frustrado y acudiste a mí, necesitado de saber si sentía la misma repulsión o era algo a lo que solo tú le veías el problema- le recordó y se obligó a afirmar, claro que lo recordaba, una palabra suya había bastado para calmar toda zozobra ese día y sabía que duraría poco ahora- pues yo no lo sentía...- confesó y le negó reacio a creerle eso- te dije que sí, porque a ti te atormentaba la idea y esas ansias de retar su autoridad y título...- insistió y volvió a negarle- no miento- interrumpió cuando la acusó de mentirosa- quisiera estar mintiendo, pero no importa, ahora tengo mi recompensa... tú... me vuelves un peón- RENEGÓ volviendo al dolor que hizo caer el agua de golpe aplacándose cuando él mismo le secó la lágrima que se escapó, aunque le permitió como disculpa silenciosa que descargara, adelante, la dejaría atacar, no se defendería, no tenía por qué, ella tenía razón que lo hiciera hasta quedar vacía, se juró notando recién sus uñas clavadas en su rostro al ver las gotas doradas caer al suelo- déjame continuar sola... haz lo que tengas que hacer, vela por tu mundo y su bienestar- alcanzó a pedir y quiso, pero no pudo negárselo

Rey y Mandatario [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora