Cautivas

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En las tierras del sur de su padre, Selene sintió un frío recorrerla, algo había pasado, algo estúpido habría hecho Helios, temió y corrió a verse en uno de los espejos y su cabello rubio platinado lo vio oscurecer con rapidez, retrocedió, ¿Qué estaba pasando? ¿Qué había hecho? Dudó y ella que siempre permanecía fría esta vez sí sintió la heladez de su cuerpo y con susto se revisó al verse hematomas más oscuros en su nívea piel y supo que debía ir, pero contuvo el aliento al salir y tomar su carro, girar para regresar y ver hacia el norte, como el humo ascendía hasta el cielo...

Azotó las riendas y emprendió camino, sintiéndose presa del miedo, como si fuera a enfrentarse al temible Tifón o al mismo Tártaro, pero cada vez más pálida y más fría, sintiendo que le dolía el cuerpo e incluso la piel demasiado templada como para temer que de moverse se agrietara, pero igual intentaba llegar y encontrar respuesta a porque ese atardecer era rojizo, como para detenerse y llamarle a gritos, esperando verlo, pero nada de eso sucedía, aunque empezaba a quemar el vapor que rodeaba la zona

-¡HELIOS!- insistió buscando algo entre la bruma, pero nada había, su hermano no estaba ahí y alzando la vista recordó que el vapor subía y con prisa azotó las riendas hacia el Olimpo en busca de su hermano- ¡ZEUS!- ordenó tirándose del carro para entrar al templo- ¿dónde está mi hermano?- le ordenó a una Hera sobresaltada que dio un respingo en su sitio- ¿Qué le hizo tu esposo?- ordenó y en su sitio, la reina se sujetó de su trono para evitar alzarse de su puesto, pero igual todo, trono incluido, levitó ante la furia de la luna- HABLA MUJER- replicó acercándose y cristalizando todo a su paso

-No lo sé, Zeus no ha regresado- juró erguida y digna pese a no tocar suelo- mira a tu alrededor, aun es de día, allá ha de estar- insistió señalando el ocaso

-Ese no es mi hermano, su sol no es de ese tono, ese sol, alteza anuncia que un intruso lo ha tomado- condenó con el cabello levitando llegando con ella- vienes conmigo, reina- ordenó tomándole de la muñeca que Hera tiró- andando- ordenó y emprendió camino llevándola a rastras con ella

En vano Hera se sostuvo de todo cuanto pudo, pero simplemente se alzaban con ella del suelo y habría protestado, pero no era una diosa guerrera y muy claro le había quedado de lo que escuchó, que los titanes eran destructivos, así que prisionera, pero velando por un bien mayor, se dejó llevar sin oposiciones, esperando eso bastara para aplacar la furia de la luna o al menos no la descargara con ella, aunque empezaba a dolerle la muñeca ante la frialdad de la luna que solo la soltó hasta llegar al templo dónde todas corrieron a recibirla y extrañadas se detuvieron en seco al ver a la reina ahí

-¿Por qué me has traído?- alcanzó a dudar Hera al verse liberada

-Para que tu marido me dé la cara, más vale seas preciada como para lograr que venga por ti- condenó sin mirarla siquiera- alguien que llame a Asteria- ordenó continuando su camino antes de sentarse en su trono- ponte cómoda, que estés retenida no te hace prisionera, no somos barbaros como habrá podido decir tu marido- renegó con acidez y de nuevo el templo se cristalizó

-Yo lo sé- aclaró Hera aun en su sitio frunciendo el ceño ante la mirada desdeñosa que le dedicó Selene- viví un tiempo al servicio de Tetis, después de verme liberada... y fue- se intentó explicar

-Cálida, sí, así es ella- zanjó apática la luna a sostenerle una conversación, altiva Hera insistió en responder

-Fue más que eso, fue maternal, la madre que no he tenido en mi vida- contradijo con firmeza- lo que nunca quiso ser Rea, la encontré bajo los cuidados de Tetis y Océano... antes que- calló y bajó la cabeza tragando suave y negó antes de volver a verla- fueron buenos conmigo, me acogieron como una más y así fue en todo momento, pregúntales a quienes están escondidas curioseando esta audiencia... verás cómo viví con ellas como si fueran mis hermanas- juró sosteniéndole la mirada

Rey y Mandatario [Pausada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora