Capítulo 20

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Lean la nota de autor al final del capítulo, es importante

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Issia

Recuerdo aquella primera vez en que dormí con un chico. Tenía 14 años y mamá acababa de morir.

Estaba destrozada y llevaba más de dos días sin poder conciliar el sueño, creo aún, que cualquiera en mi lugar hubiese sentido lo mismo. Esa desolación, la desesperación y lo peor de todo era no esperarlo, era no estar preparada para algo como eso. Eso hubiese sido más fácil, mil veces más fácil. Yo hubiera preferido que muriera en una cama de hospital como en las películas, que me dijera te amo por última vez antes de entrar a una dura operación o tan siquiera que yo hubiese visto una sonrisa en su rostro antes de partir. En cambio solo obtuve un desolador "hasta siempre" que se llevó el viento. Uno que los pájaros cuando extendieron sus alas por el impacto demoledor del gatillo, acompañaron su alma hasta aquella luz radiante en el cielo.

Ella siempre dijo que había algo más, ella siempre fue muy creyente y lo compartía conmigo al llevarme cada domingo a la iglesia. No volví a pisar una desde que ella se fue. Aún no lo he hecho y quizás jamás vuelva a hacerlo.

Sé que eso no le gustaría a ella, sé que es algo que la haría sentirse destrozada, pero se que también comprendería que el Dios que ella tanto me inculcó que estaba lleno de amor, se había llevado lo más preciado de mi vida. No podía volver a Él, no podía confiar de esa manera.

Para ese entonces, Patrick no llevaba mucho de ser mi amigo, un año cuando mucho, pero allí estuvo, sostuvo mi mano y me brindó su hombro para desahogar lágrimas que parecían no tener un fin. Sin embargo no fue él quien se quedó hasta la noche, y no porque no quisiera, sino porque no lo dejaron. Fue allí cuando el lazo que Marcus y yo teníamos se hizo más grande. Lo conocía desde que ambos éramos unos niños, pero no fue hasta ese día que sentí que ya no era un simple flechazo adolescente lo que me unía a él.

Recuerdo que me abrazó tan fuerte que sentí que en cualquier momento iba a romperme, secó mis lágrimas en más de una ocasión y habló conmigo de sus teorías tontas sobre el mundo, eso era algo que le encantaba hacer. En lugar de consolarme, trató de mantenerme distraída por al menos aquella noche, y no, no se aprovechó de mi dolor para hacer cualquier desfachatez que corrió en rumores más tarde, todo porque él era dos años mayor que yo.

Jamás me sentí más protegida, que como en aquella noche. No hasta hoy.

Era extraño y lo sabía, no solo porque acababa de conocer a Collins, también porque aún no sacaba a ese rubio de mi corazón y una parte de mí me gritaba que el impostor no era a quien no había sacado de mi vida, más bien a quien estaba a mi lado en ese momento.

Pero no podía mentir en decir que se sentía bien. Era una sensación tan fuera de lo común, tan difícil de describir. Era como si pudiera perderme entre el calor que me brindaba su cuerpo a mi lado; como si el olor de su perfume fuese la fragancia más adictiva del planeta y como si mi cabeza estuviera anclada en el lugar correcto entre su cuello y su pectoral.

Hasta que lo olvideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora