11. Salida fácil

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—Tengo algo que decirles. —Sara tomó aire y miró los rostros impacientes de sus maridos.

Joan seguía con Tommaso y ella tenía la responsabilidad de contar sobre la marca en su hombro.

—Dinos, por favor —pidió Jack.

Sara desnudó su hombro y, y quitó el vendaje con cuidado. La terrible mordida los impresionó a todos por igual, dejándolos sin palabras.

—¡¿Tommaso lo hizo?! —exclamó Jeff.

—¡Voy a matarlo! —Demian se apresuró, pero Sara lo detuvo.

—No fue él —siseó Sara, pensando en si había escogido la mejor forma de abordar el tema.

—Fue Joan —afirmó Adam, quien no se mostraba tan sorprendido como los demás—, ¿no es así?

—¿Qué dices, Adam? —Tony negó con la cabeza.

Adam se sentó en el sofá.

—Era más que obvio, pero yo fui el único que hacía las preguntas —explicó, incluso Sara estaba sorprendida de su deducción—, al nunca recibir respuestas tuve que atar los cabos. Incluso desde el inicio me hacía preguntas sobre los comportamientos ambiguos de Joan.

—¿Jo-Joan es un lobo? —Demian temblequeó un instante.

—Un híbrido —aclaró Sara—, su madre es una loba convertida, una loba que resultó ser la madre de Tommaso. De saberse esto, lo matarían a él y a toda su familia.

Sara tomó asiento y explicó lo que significaba para Joan ser un híbrido. El dolor que le provocaba contener sus impulsos, incluso tener que compartir su relación. Así que abrirse, y decidir contar su verdad significaba su plena confianza en la relación que habían creado entre todos.

—Entiendo que no nos haya dicho nada —dijo Tony—, pero no tenía que destrozar tu cuerpo de esa forma. Podría haberte matado. ¿Hasta qué punto controla sus impulsos? Por lo visto, no acostumbra a convertirse el lobo.

—Yo se lo pedí —dijo Sara—, y le pedí conservar la marca un tiempo, era importante para su lobo. Y no me habría matado, duele y es horripilante, pero según Tommaso nadie ha muerto por esto.

En ese instante, Joan y Tommaso ingresaron al departamento. Las miradas se dirigieron al vampiro, que no podía sostener sus pupilas en alto.

—Lo siento, yo... —balbuceó Joan, con la vista al suelo. Tommaso le palmeó la espalda, pero parecía más una burla que un gesto de acompañamiento.

—No voy a perdonarte por herir a Sara. —Demian habló claro, con la mirada oscurecida sobre Joan—. Me da igual que seas un híbrido, no tenías que hacerlo, ni aunque ella te lo pidiera.

—Demian, no seas así. —Sara intentó persuadirlo con una mirada llorosa, pero Demian se mantenía con los labios apretados.

—Eres muy bueno mintiendo —dijo Jack—, ¿en qué otras cosas nos mentiste?

—No mentí en nada más. —Joan levantó su vista—. Mi vida corre peligro.

—Es difícil procesarlo. —Tony resopló y fue el primero en ir a abrazar a Joan—. A pesar de eso, cuentas con nuestro apoyo. Siempre has sido una gran persona, y gracias a ti estamos aquí, no podemos olvidarnos de eso.

—Gracias, Tony. —Joan se aferró al abrazo, lo necesitaba más que nada en el mundo.

—Qué dramáticos, era obvio —refunfuñó Adam, haciendo reír a Sara.

—Increíble. —Jeff sonrió—. Ya somos hermanos de los lobos.

—De ninguna manera —dijo Tommaso.

Ofrenda de sangre #2  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora