Capítulo 15

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— ¿Me estás escuchando Ibaya? — Me pregunta Iván mientras muestra esos hoyuelos que traen de cabeza a la mitad de profesorado, en una amplia sonrisa

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— ¿Me estás escuchando Ibaya? — Me pregunta Iván mientras muestra esos hoyuelos que traen de cabeza a la mitad de profesorado, en una amplia sonrisa.

Aparto la cabeza de mi mano precipitadamente mientras miro a mi compañero de trabajo. Me había quedado absorta pensando nuevamente en la contradicción de emociones que tengo en mi interior. Analizando todo lo que ha sucedido en estos días, en lo mal que lo pasé con Rocío en la tienda de novias, en la conversación que mantuvimos Dimas y yo frente a su portal, en lo agusto que estuve anoche con Dimas únicamente charlando. En lo miserable que me siento cuando estoy con Rocío, y en lo feliz que soy cuando me encuentro entre los brazos de Dimas. Como si ese fuese mi lugar en el mundo. A donde pertenezco.

Jamás había tenido una lucha tan brutal entre lo que siento, lo que quiero y lo que debo. Y es realmente agotador.

— ¿Qué? Perdona no te había escuchado.

Iván pone los ojos en blanco mientras niega con la cabeza. Y yo me siento culpable por haberme distraído tanto que había olvidado que estaba con él en el centro comercial.

— ¿Qué te pasa estos días? Estás extremadamente distraída, no es que normalmente no seas despistada...— Le doy un manotazo y él comienza a reír de forma escandalosa.

—No te pases. — Le digo en un falso tono amenazante.

Iván estira su brazo sobre la mesa y me sujeta con fuerza la mano mientras me mira intensamente.

— ¿Es por ese tal D? Cuéntaselo al tito Iván. Sabes que tengo experiencia en ese tema. — Me da dos golpecitos de forma condescendiente sobre la mano.

Suspiro frustrada. Ojalá pudiese contárselo, pero no puedo. Me da vergüenza. Soy una arpía que se ha... ¿cuál sería la definición apropiada? ¿Restregado? ¿Calentado? con el prometido de su prima. Y lo peor es que el hecho de haber aclarado las cosas con él, no lo hace más sencillo, de hecho lo ha complicado más si cabe. Porque ahora ambos sabemos lo que sentimos el uno por el otro, pero hasta que él no solucione las cosas con Rocío no puedo acercarme a él como me gustaría. Solo podemos ser amigos. Y por muy mal que pueda sonar, por muy zorra que esto me haga parecer, lo cierto es que soy incapaz de dejar de rememorar la forma en que Dimas me miraba, su aliento sobre en mi cuerpo, mis manos en su espalda, sus sucias palabras en mí oído, sus gemidos... Estoy ansiosa por poder volver a besarlo.

Me estremezco.

— ¡Oh sí que tiene que ver con un hombre! — Exclama Iván a la vez que se tapa la boca con una mano.

Comienzo a negar enérgicamente con la cabeza a la vez que él mueve de lado a lado el dedo índice frente a mis ojos.

— Oh no cielo, no intentes negarlo, ese escalofrío tiene nombres y apellidos. Y me muero por saber quién es. Me tienes en ascuas, solo sé que su nombre empieza por D. — Asegura Iván mientras se inclina hacia delante en su asiento, apoya los codos sobre la mesa a la vez que se muerde el labio inferior y me mira con ojos ansiosos. — No estarás liada con Darío ¿Verdad?

Bajo la piel de Ibaya © (+18) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora