Entramos por la puerta de su casa comiéndonos a besos. Con la respiración agitada, con las manos ávidas por acariciar cada centímetro de la piel del otro. Tocándonos de forma errática.
Estoy completamente empalmado tan ansioso y cachondo que me tiemblan las manos.
Mientras nos encaminamos a trompicones hacia su dormitorio vamos denudándonos por el camino. Separando nuestra bocas únicamente cuando es necesario. Para desabrochar mi camisa, para subirle el vestido, para que me baje los pantalones, para coger un condón.
Llegamos a su dormitorio, sus dedos rozan mi erección por encima del bóxer y hace que me estremezca de pies a cabeza.
- Quiero saborearte. - Susurra con sus labios aún sobre los míos. Y solo con insinuarlo hace que se me ponga más dura aún.
Yo sonrío levemente.
- No me escucharas oponer resistencia Iby.
Ella muestra una sonrisa coqueta y se pasa la lengua por los labios.
Madre mía.
Se pone de rodillas, me baja los calzoncillos y siento un gran alivio porque me haya liberado de la poca ropa que me quedaba. Comienza a lamerme desde la base a la punta lentamente varias veces, sin apartar su excitada mirada de mi rostro, consiguiendo que mi erección vaya creciendo cada vez más. Provocando que mi respiración se vuelva cada vez más pesada y que mis ojos queden hipnotizados con la visión de ella de rodillas chupándome como a un helado.
De repente, de forma ansiosa, rodea mi polla con los labios y comienza a succionar con fuerza.
- Joder. - Gruño.
Soy incapaz de dejar de mirarla, pero es que en mi vida había tenido el placer de contemplar un espectáculo tan maravilloso como el que estoy viendo.
Chupa. Lame y vuelve a succionar de arriba abajo. Absorbiéndome. Expulsándome. Haciéndome temblar.
Hostia puta.
Ohhhh Joder.
- Síííí...
Flexiono la pelvis para llegar más a dentro y ella me acoge con gusto. Cubriéndose los dientes con los labios y apretándome con más fuerza aún.
- Por favor. - Suplico entre jadeos. Y no estoy seguro de qué es lo que quiero. Sí que pare o que continúe.
Su lengua me castiga, me ataca, me hostiga.
Cierro los ojos, abandonándome al placer que la boca de Ibaya me provoca. Enredo mis dedos en su cabello. La siento subir y bajar envolviendo mi polla con esos maravillosos labios que tiene.
- ¿Te gusta? - Murmura rápidamente antes de volver a torturarme.
- Joder...claro que sí. No puedo ni pensar.
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Bajo la piel de Ibaya © (+18) COMPLETA
Storie d'amorePrimer libro de la serie "bajo la piel". A todos nos gusta pensar que somos buenas personas, que jamás le haremos daño a alguien a quien queremos, que llegado el caso seremos capaces de tomar la decisión acertada. Pero a veces, solo a veces, la tent...