Capítulo 20

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Camino de lado a lado de mi despacho como un maldito león enjaulado. La luz de primera hora de la mañana se cuela a través del enorme ventanal, y aunque normalmente me relajo contemplando las vistas, hoy no hay nada que me apacigüe. La voz de Ibaya no desaparece de mi cabeza. "Nada de mensajes. Nada de llamadas". Y aunque he tratado de respetar sus deseos no puedo decir que me esté resultando sencillo. La echo muchísimo de menos y me resulta casi insoportable concentrarme en cualquier tarea. Siempre aparece en mi memoria cuando menos lo espero, atormentándome, torturándome, recordándome continuamente que tengo tomar las riendas de mi vida para poder estar con ella. No consigo dormir, casi no puedo comer, soy un puto fantasma encerrado en el cuerpo de un ejecutivo. Y no lo aguanto más. He tomado mi decisión. Ni puedo ni quiero esperar más tiempo en deshacer lo que nunca debería haber hecho.

- Sabes que esto se te está yendo de las manos ¿verdad? - Pregunta Aarón desde su posición en el sofá que utilizo para reuniones informales. Sacándome abruptamente de mis pensamientos.

- Oye, ¿te importa dejar de repetir eso una y otra vez? Por si no te has dado cuenta no estás ayudando a que me tranquilice.

En mi mente se reproduce una y otra vez la conversación que tengo que mantener con Rocío. Ideo cien formas distintas de afrontar el tema, con posibles reacciones y respuestas por su parte. Y aunque sé que no estoy enamorado de ella no puedo evitar este sentimiento de culpabilidad por saber que voy a romperle el corazón. ¿Cómo empiezo? ¿Con el típico no es por mí es por ti?

- Solo digo que si ya has tomado tu decisión actúes. Para bien o para mal, pero no te tortures por más tiempo ni tortures a esas pobres chicas.

Me paso las manos por el pelo y me dejo caer junto a él.

- ¿Has revisado el contrato? ¿Hay alguna cláusula a la que puedan acogerse para rescindirlo?

Aarón suspira, suelta el dosier sobre la mesa y se inclina hacia delante.

- Pero vamos a ver Dimas. ¿De verdad crees que si ese hombre quiere cortarte las pelotas cuando dejes a su hija a un mes de la boda, habrá algún contrato en el mundo que le impida hacer lo que quiere? ¿O me vas a decir que si decide dejar de trabajar con nosotros lo vas a llevar a los tribunales?

Sopeso sus palabras, exhalo sonoramente y cierro los ojos. ¿A quién quiero engañar? Claro que no.

- Tienes razón. Es absurdo posponer esto por más tiempo. - Me inclino hacia delante, sujeto el teléfono entre las manos y con el corazón amenazando con partirme las costillas, marco el número de Rocío.

- ¡Hola Cariño! ¿Qué tal estás? - Contesta al segundo tono, y como siempre su pregunta es retóricas y no me permite contestar. - He hablado con Indira, la chica del catering, y me ha comentado que tenemos ya que hacer la prueba del menú. Mira en tu agenda a ver qué día puedes en esta semana porque es algo que no podemos dejar para más adelante. Y quiero también ir a ver a Carol para que nos ofrezca opciones para el viaje de novios. Falta muy poco tiempo y yo quiero irme de viaje.

Bajo la piel de Ibaya © (+18) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora