Nunca en mi vida había hecho algo así. Algunas veces había leído cómo el protagonista del libro se quedaba absorto contemplando a su amante dormir y jamás había entendido el motivo. Pero por fin lo comprendo. Hay cierto grado de placer implícito en contemplar a la persona a la que quieres mientras se encuentra en un estado tan vulnerable como este. En contar sus respiraciones, en la quietud de su rostro, en contemplar cómo su pecho sube y baja de forma pausada.
Joder, he dicho que la quiero. ¿La quiero?
Me gusta sin duda. ¿Pero amor? Jamás me había gustado nadie tanto como ella de eso estoy completamente seguro. Vuelvo a observarla, y me siento tentado de acariciarla nuevamente, pero me abstengo. Por mucho que me apetezca tocarla y volver a hacerla mía no puedo. Tiene que descansar. Mañana tiene que trabajar y quiero que esté descansada para poder llevarla luego a algún sitio bonito. ¿Dónde puedo llevarla para sorprenderla? Quiero hacer algo con ella que no haya hecho antes con nadie. Que sea nuestro y de nadie más. Se me ocurre una idea, una que me hace sonreír, una puta locura que me hace desear de forma ansiosa que llegue mañana por la tarde. Aunque primero tengo que preguntarle si tiene planes para el fin de semana. Porque lo que tengo en mente requiere que pasemos fuera las dos próximas noches.
Miro al techo. Planeando concienzudamente cada detalle y siento un calor en mi pecho que jamás había sentido hasta ahora. Y es que soy feliz. Nunca en mi vida me había sentido más dichoso, más pletórico, más afortunado que en este momento.
La verdad es que no sé muy bien lo que significa la palabra amor. Pero si estar enamorado es pensar en esa persona a todas horas, es necesitar verla tanto como respirar, es querer tocarla y besarla continuamente, es ser feliz cuando la ves feliz a ella... Joder, entonces estoy enamorado hasta las trancas.
Una sonrisa se abre paso en mis labios lentamente. Me gusta esa idea. Estoy enamorado de Ibaya. ¿Estará ella enamorada de mí también?
Miro el reloj de mi muñeca y veo que son las cinco de la madrugada y yo apenas he pegado ojo.
Me levanto de la cama pausadamente, desplazándome con tanta lentitud como si tuviese un sensor de movimiento bajo el colchón, como si pudiese hacer estallar una bomba ante la más mínima vibración. Me coloco mi bóxer y los pantalones que descansan lánguidamente a los pies de su cama, y me acerco al extremo donde ella descansa.
Ibaya, mi preciosa Ibaya, está despatarrada en la cama, con la sábana enroscada alrededor de su cuerpo, con las piernas destapadas, con un brazo por encima de la cabeza y otro alrededor de su cintura. Es tan bonita. Me hace gracia verla así. Anoche se durmió acurrucada en un extremo mientras me cedía a mí casi toda la cama, y poco a poco ha ido ganando terreno hasta que me ha dejado a mí arrinconado. Es curioso que incluso en su forma de dormir se pueda ver su personalidad tan claramente. Porque ella es así, hace que creas que es una persona tímida y recatada que permanece en un rincón escondida en las sombras, hasta que te conoce y coge confianza. Entonces se muestra en todo su esplendor y ya es imposible dejar de observarla porque acapara todo tu espacio, todo tu mundo, toda tu mente.
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Bajo la piel de Ibaya © (+18) COMPLETA
RomancePrimer libro de la serie "bajo la piel". A todos nos gusta pensar que somos buenas personas, que jamás le haremos daño a alguien a quien queremos, que llegado el caso seremos capaces de tomar la decisión acertada. Pero a veces, solo a veces, la tent...