【IV】

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Recuerdo aun cuando la conocí en aquella banca, me habría propuesto salir una noche para mostrarme la vida más allá de lo estipulado, adentrarme a una vida de exceso que me vería destinada a vivir hasta hoy

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Recuerdo aun cuando la conocí en aquella banca, me habría propuesto salir una noche para mostrarme la vida más allá de lo estipulado, adentrarme a una vida de exceso que me vería destinada a vivir hasta hoy.

Ese día estaba muy emocionada como si mi madre me viniera a ver, pero no era así, pero igual podía sentir aquella emoción.

Las horas pasaban lentamente, mientras mi tensión de no verla aumentaba, mi prima me sonreía, mientras se sentaba al lado de la mesa con la mano rosando su mejilla, siempre sonriente.

A veces quisiera poder al menos fingir aquel gesto, en los días en que andaba en París, solía caminar sola por las calles no era la mejor forma de matar el vacío, Y a pesar de ello solía escapar frecuentemente.

Escuché la puerta sonar, la emoción no tardó en presentarse, me acerque a la ventana, pude percibir en aquella ventana atacada por los años, aquella silueta esbelta, me acerque a mi prima y le repetí lo acordado temprano, ella acento con la cabeza y abrazándome me deseo suerte.

Apenas salí a la puerta, Jennie me agarró del brazo y cerró la puerta muy delicadamente.

Me apoyo hacia su cuerpo, mientras su mano rozaba mi mejilla, me ruboricé y alzando su mano, apoyé mi palma con la suya.

Se rio, y quitando su mano, me volvió a acariciar, quizás uno de mis mayores temores en ese momento era que alguien nos viera, pero aquel miedo se dispersaba al verla solamente a los ojos, aquellos ojos hermosos, las ventanas de un alma que me habría hecho prisionera.

Corrimos lo más rápido posible, era lindo correr de la mano de alguien, antes solía hacerlo con mi prima, pero ello quedó en el olvido.

En cada avenida parábamos a descansar, mientras nos reímos de vernos con los cabellos sueltos por nuestra frente.

No tardamos mucho en llegar a nuestro destino, era algo frío, he indecente para mí gusto, en cambio Jennie lo toma con una normalidad, tan relajada.

Solo podía mirar de un lugar a otro buscando un rostro conocido, pero solo estaba Jennie, aquella desconocida que se volvió mi amiga, si es que así se le da el título a la persona que te invita a salir.

Jennie se dispuso a ubicarse en una mesa que no estaba muy lejos del mostrador de bebidas, me ofreció sentarme, mientras mostraba una sonrisa y un guiño. No tardó en pedir un vino, algo leve para empezar la noche.

Podía asegurar que Jennie podía notar mi inexperiencia, pero solo me mostraba comprensión y ninguna presión, me tomaba de la mano por unos segundos, luego volvía a quitarla lentamente.

Consecuentemente empezó a contarme sobre sus aventuras y desventuras.

Era sorprendente escuchar como una chica tan alegre podía esconder un pasado tan doloroso y oscuro, bueno al menos en ese momento no conocía lo que era vivir aparentando.

Mortal Poison (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora