Jennie es una chica que no cree enteramente en el amor verdadero, menos en la magia de una vida con un final feliz, solo había vivido el dolor, marcada por hechos funestos, cayendo en una vida bohemia.
Pero la vida era como un reloj añejo, el cual e...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
No solo era una historia sino varias, al final todas teníamos algún secreto que nos unía, el mio fue manipulado por el abandono, quizás las de las demás también, esa debía ser la única razón por la que nuestros lazos se volvieron tan fuertes, como si nadie más podía entendernos, como si estuviéramos encadenadas al pasado.
Mis cadenas no podían ser tan pesadas, sino fuera por la culpa, la incertidumbre que fui creando en cada noche, día en que empezaba a vivir.
Mi pasado, era un camino lo suficientemente largo, como para ir narrandolo por capítulos, sino más bien por obras de aquellas que ni Sófocles seria capaz de contar.
Aunque creo que mi exageración era sobrevalorada, mi falta de juicio también, era sorprendente lo que una copa de whisky, podía hacer hablar, completas tonterías aunque quizás con algo de sentido al final.
No sentía como si el crudo ácido del alcohol me recorriera el cerebro y mucho menos nublara mi juicio, solo sentía que era una forma de expresión más simple, más concreta, aunque solo fuese un monologo interior.
A lo lejos pude observar, una pareja caminando de la mano con un paraguas a cuestas, y no era para menos, los cielos estaban tan lúgubres, con un olor a oxido disperso, o era el humo del cigarrillo apagándose.
Me derrumbe por completo entre las sabanas, apoye mi cabeza sobre mi regazo izquierdo, mientras observaba como el licor se diluía entre la tersa madera de la recamara.
Mi manos, esas manos que lograron posarse sobre la fina piel de una inocente.
¡Oh Jisoo!, cómo fue que te dejé ir, cómo fue que no te detuve entre mis suaves manos y rígidos brazos.
Pero tampoco tenía opción a ello, no me dejaste hacerlo, fuiste egoísta, aunque sabía que te estaba solamente sumergiendo en el dolor.
Ahora las flores, aquellas que podía contemplar en el jardín de al lado del hospedaje, lleno de claveles, rosas, aunque eran muy comunes en la ciudad, su aroma era reconfortante ante tanto humo inhalado, sería una muy buena opción usar las fragancia natural, sino fuera que trajera tantos recuerdos.
Las rosas me traían recuerdo de aquella vez en la que Jisoo estaba a mi lado, su aroma le parecía completamente excelso, en cambio a mi solo me llamaba en lo más mínimo, era como una simple actividad lo suficientemente irrelevante, pero ahora era un hobby y una tortura.
Mi amor hacia ello podía ser consecuencia de la repentina muerte de mi madre, la necesidad de alguien que pudiera darme aquel cariño, mas eso no era posible porque mi madre podría ser dulce, tierna, amable, pero no tenía la risa, los ojos, la mirada de Jisoo, solo era una excusa de mi desolación, solo era el poco consuelo que podía darme.
Mi cabeza comenzó a darme vueltas, el alcohol por fin empezó a surtir efecto, en tan solo pocos segundos perdería por completo la conciencia, pero no era algo nuevo, al menos podría descansar.
Habrán pasado al menos seis horas desde que perdí la conciencia, y el sordo ruido de la puerta retumbando me devolvió a mi realidad.
Pero quién podría llegar a estas horas, solo a de ser de seguro el vecino de al lado, viniendo a pedir un vaso de agua, ya lo habría hecho con anterioridad, pero a una hora apropiada, por qué tenía que venir justo ahora.
Me acerco a la manija con cierta molestia, sino fuera una dama lo mandaría a pedir su agua a la calle.
—Ya va.
Debería esperar para quitar toda marca de licor de mi cara antes de abrir, pero que más da era mi vida, no necesitaba escuchar a un señor dándome lecciones.
Al momento que abro la puerta, mi sorpresa fue enorme, todo se derrumbo, no estaba preparada para responder, solo me recorría la cara las lagrimas, solo lagrimas.
