【II】

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Seremos lo que prometimos, nos uniremos aun después de la muerte, dejaremos en claro nuestra sangre en todo el umbral del destino.

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Mi prima se encontraba sentada, como todos los días, siempre al lado de la ventana

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Mi prima se encontraba sentada, como todos los días, siempre al lado de la ventana.

Compartíamos algo más que un lazo de familia, una historia en diferentes ángulos.

Sentía como el corazón latía, como el suspiro de ella se hacía sentir, era demasiado fría la sala, era demasiado silencio para un mismo padecer.

Las paredes, eran extraños confidentes.

Tú eras mi hermana, yo era la sombra de tu agonía.

Una carta, claro una carta, una confesión, el método más cobarde, pero el menos doloroso.

Debía pensarlo al menos durante unas semanas, debía organizar mis ideas, no podía simplemente confesar el pecado, confesar la traición, aunque no fuese traición.

Ni un soldado comete suicidio, sin estar preparado a lo que el otro mundo le aguarda.

Era de mañana, pero el día estaba triste, algo muy natural por la estación, los jóvenes salían a jugar, se notaba desde lejos.

Me levante a tomar un café, mientras esperaba el periódico, últimamente las cosas parecían calmarse, todo parecía llegar a su final.

—Jisoo, ¿Tienes pensada alguna actividad hoy? — pregunto, mientras trato de llamar su atención.

—No, tengo sueño —responde, haciendo ademán de que la deje de hablar.

—Pienso dar una vuelta por la zona, te haría bueno acompañarme —exclamó.

—No quiero, estoy cansada —respondió.

—Insistiré hasta que te animes —increpó.

—! Qué no¡ —exclama.

—Lo lamento, no fue mi intención —digo, mientras me dirijo hacía la cocina.

—Fue mi culpa, disculpa, me sentí ofuscada —alega.

—Descuida y que dices, ¿Vas?

—Creo que necesito salir, esta bien —responde.

...

Nos dirigimos hacia un establecimiento de comida asiática, estaba demasiado exhausta para seguir la caminata, por ello nos detuvimos a almorzar en aquel local, no era el ultimo grito, ni nada, pero era lindo, rustico de una manera oriental-europea.

—Almorcemos, escuche que sirven buena comida orienta —le comento, mientras trato de ocultar mi cansancio.

—Ok, me convenciste, entremos —responde.

El restaurant, no era lo que aparentaba en su interior, las decoraciones eran únicas, mantenían en alto su cultura, su legado, buscando de un modo lograr el sueño de triunfar lejos de su hogar.

—¿Qué opinas del cuadro de al lado?

—Esta muy bonito —respondió, mientras su mente estaba lejos de estar conmigo.

—¿Estás bien? —pregunto, deseando obtener alguna repuesta.

Nada, sólo no respondió.

—¿Jennie?

Demonios, que acabo de decir, ahora no me va a querer responder, cómo se me pudo articular su nombre en mis labios.

—¿Qué? —pregunta Jisoo, un poco desvariada.

—¿Dijiste Jennie? —objeta Jisoo, con una voz débil.

Se podía notar, qué con tan solo mencionarle el nombre, su garganta se hacía un nudo, las lágrimas se anidaban en sus pupilas, su voz se apagaba.

—Nadie —respondí, mientras trataba de disimular mi fatal error.

—Entiendo, no sé por qué siempre aparece en mis recuerdos, en mis sueños, en todo, nada pudo ser y ser a la vez. No puedo volver al ayer porque entonces era una persona diferente, era curioso aquel pensamiento, de una niña en un país de maravillas, te acuerdas. Supongo que sí —alego, mientras parecía desvariar y a la vez seguir en la realidad, en la mesa del restaurant.

—Sí, tienes razón, bueno creo que es momento de pedir algo —digo, mientras trato de regresarla a la realidad, a la cruda realidad.

—Queremos un Dim Sum y un Sushi y sashimi, ¿Estás de acuerdo? ¿Jisoo? —expreso, mientras fijo la mirada en Jisoo.

—Sí, solamente quiero un momento —respondió.

Hablemos pasado unos 45 minutos en el restaurant, la comida estuvo estupenda, igual que la exorbitante cuenta, pero todo pareció valer la pena.

Después solo pasamos por un parque, un tanto lejos, pero tenía un estanque pequeño.

—Rosé, sabes la vida es una mala jugada, si sabes mover las piezas tienes al menos una oportunidad de sobrevivir, de no caer en el exótico mundo de los vicios, de lo venenoso que puede ser el amor.

—Te comprendo mucho más de lo que crees, pero no crees que la vida debe verse desde más que solo una percepción —respondí.

—Enserio, estoy contenta de temer a alguien que me comprenda —dijo mientras se ponía cuclillas al lado del estanque.

—Son lindos —expreso.

—¿Qué?

—Los patos —respondió.

—Sí que lo son.

—Siempre estaremos juntas para apoyarnos —comento.

—¿verdad? —pregunto.

—Sí —respondí.

Siempre estaríamos juntas, porque teníamos algo más que una amistad, un pasado, un lugar que nos unía a los recuerdos, éramos sangre en la sangre, éramos primas, éramos confidentes, fuimos enemigas sin querer serlo.

Mortal Poison (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora