【II】

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Recordar el pasado, era algo que estaba tan presente en mi memoria, y con ello aceptar la posible despedida, desde que la vida me vistió de negro

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Recordar el pasado, era algo que estaba tan presente en mi memoria, y con ello aceptar la posible despedida, desde que la vida me vistió de negro. Solamente admitimos que todo está perdido cuando no vemos más que un lecho vacío o un simple dolor en el pecho y un aliento frió a nuestro costado. En eso consistía ser humano.

En cada pared, no veía más que toretes de concreto que me aislaban de una realidad con final feliz, mas bien solo me encerraban en el cruel destino que me llamaba. Alguna vez dude de los sentimientos de los demás, de ella. Ahora aquella desconfianza tocaba a mi puerta.

—Buongiorno, me llamo Janne, soy la amiga de Jennie.

—Creo que nos hemos visto en otras circunstancias —alegó.

Ante aquella situación no pude pensar alguna respuesta, quedándome sin articular palabra alguna, y un sordo silencio asoló la sala de espera.

—Bueno, eres tímida supongo, soy la enfermera de la sala 12, donde se encuentra tu prima.

—Lo siento, ¿De donde dices que nos conocemos?

—Te vi mientras me ponía al tanto de la situación que vivía Jennie. Noté que nos observabas a lo lejos, aunque siempre evitabas cualquier contacto visual, pero jamás pensé que nos encontraríamos en circunstancias como esta —alega.

Era obvio, nunca supe disimular y ahora la vida me daba una concepción diferente, aquella circunstancia que vestía de guerra, ahora se rectificaba para firmar la paz en el momento más desafortunado.

—Lo sé —respondí.

—Perdona si me presento de esta manera tan inesperada, pero no podía dejarte esperar una noticia.

—Siéntate, conversemos un rato —sugerí.

—Desconozco si alguna vez Jenn te hablo de mí, quizás lo reservo, no lo sé. Siempre fue tan cuidadosa en su vida, pero no en sus deslices —alegó.

Con el tiempo pude lograr percatarme de ello, siempre mostraba una pálida sonrisa, cuando algo no andaba bien, pero lograba mantenerse al margen de la incógnita. No habla mucho de su vida referida a su adolescencia o vivencias prematuras.

Solo evocaba recuerdos de una infancia con felicidades y tristezas, para ella su adolescencia fue borrada de su mente.

—En lo absoluto, solo me contó anécdotas, pero de una vida que ya no le correspondía —respondí.

—Es bueno saber que al final logro encontrar alguien que tomase tanta importancia por ella y que la alejará de su vida de dipsomanía, y sentará cabeza —expresó, mientras dejaba caer su cabeza sobre la silla helada de la sala de espera.

Su voz se sentía tan reconfortante, todo aquello que pensé ya podía quedar en el pasado incierto.

—Te contaré como conocí a Jennie, ¿te parece?

—Me encantaría —respondí.

...

Era un día como cualquier otro, en ese tiempo tenía 18 años, pasaba por una avenida de aquel hogar que había dejado por miedo a ser rechazada.

De repente comenzó a lloviznar, mientras solo trataba de cubrirme con mi brazos, sentí en ese momento que todo el mundo se me caía encima, estaba sola.

Mientras acelera el paso, me tropecé con una chica más joven que yo, era agraciada, aunque misteriosa.

—¿Te encuentras bien?

—No, no lo estoy.

—Acompáñame.

—¿De verdad?

—Solamente sígueme, si no quieres mojarte toda la tarde.

Pude sentir que no estaba tan sola, como si todas las indiferencias, solo se esfumaran.

...

—Y si te preguntas, la respuesta es no —objetó.

Al menos mi pregunta ya estaba contestara así fuese de manera indirecta y poco decorosa.

—Solo nos sentamos a hablar unas horas, luego ella solo se marchó, luego de un tiempo la volví a ver y desde entonces nos volvimos amigas. Ahora trabajo en este hospital, y por casualidad nos encontramos ahora —dijo, mientras sostenia sus registros médicos.

—Discúlpame un momento, voy al tocador —respondí.

Enjuague mi rostro, mientras solo me criticaba por ser tan insegura, al momento que salí, ella ya no estaba, en su lugar vi a un niño de apenas 10 años a lo mucho. Aquel niño no dejaba de llorar, solo repetía "mamá", luego solamente dejó de llorar.

Todo estaba diferente, la sala de espera parecía un corredor vacío y ancho, como único residente el niño de ojos grandes.

Decido acercarme a aquel niño, él solo me queda mirando y de la mano saca una llave pequeña, con un amuleto con una cruz de accesorio.

—Todo lo que se marca con olvido, será condenado a ser olvidado.

—¿Qué?

...

—Jisoo, estas bien.

—Sí, ¿qué pasó?

—No lo sé, pero creo que esto te alegrará. Jennie despertó.

Mortal Poison (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora