【IV】

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Pensar en la vida como un regalo era lo que siempre me hicieron creer, pero como seguir viviendo con un veneno que te consume poco a poco.

Un salto al vacío era suficiente calmante, pero no suficiente solución.

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—El Serna es hermoso, cristalino, ¿Verdad? —expresó.

—Sin duda, aunque es la primera vez que lo veo —responde sonriendo.

—También, es la primera vez para mí, que llego a esta ciudad, la ciudad de la iluminación —alegó, mientras la observo.

Es bueno saber que compartimos algo en común —expresa.

—Lo es —respondo

—Estás mojada —dice, mientras me señala mi cabello.

—Tú igual —respondo.

—Sí que lo estamos —expresa, y luego empieza a reírse.

Era imposible no reírse junto con ella.

—Lo bueno es que ya paro de llorar el cielo —agregó, mientras calmo la risa.

-—¿Y Piensas hacer algo al rato? —Interroga, con cierta tartamudees.

—No estoy muy segura, por ahora lo que el mundo me quiera mostrar —respondí.

—Poetisa resultaste, jajja.

—Podría ser, la vida es un poema constante —exclamó.

—Un poema algo funesto creo —responde.

—Quisiera que fuese así —respondo.

—¿Por qué piensas eso? ¿Acaso ya no lo es?

—No, porque si lo fuera no hubiera más dolor.

—La vida es todo menos lo que quisiéramos que fuera —responde, mientras acerca su mano a la mía.

Como un acto reflejo, volteo mi vista del desértico horizonte y observo sus ojos, y con ello su mano.

—Eres linda, lo sabías —alegó

—No me habían dicho eso hace mucho tiempo —responde.

—Perdona, no quería ser imprudente.

«Qué me paso por la cabeza, estás loca Roseanne Park», pensé.

—Descuida, fue lindo y educado de tu parte — respondió.

—No hay de qué —respondo.

—¿Demonios, se me cayó? — exclama repentinamente.

—¿Qué se te cayó?

—Mi..., sabes mejor olvídalo —responde.

—Si tú estás de acuerdo entonces lo are —respondo.

—Eso sonó raro, pero te tomo la palabra.

—Ya me percate de ello, creo que debo pensar antes de hablar —alego.

—Bueno, si no tienes planes, podrías acompañarme hoy en la noche a comprar un nueva pipa.

La miro por un buen rato, mientras mi mente trata de racionalizar todo el contexto.

Al rato me percato, de que su mano no se había separado de la mía, no sabía si se había dado cuenta o no. Pero ello era algo relativo.

—¿Y qué dices? —interroga.

—Esta bien —respondo.

Después de responder, recién se me ocurrió preguntarle el nombre, ello me hacia sentir una persona desprevenida.

—¿Cómo te llamas?

—Lisa, pero puedes llamarme Lis —respondió.

—Un gusto Lisa —expreso.

—¿Y el tuyo?

—Roseanne Park, pero puedes llamarme Rosé —respondo.

—Un placer hablar contigo —responde.

No sé si habré estado dialogando por una o dos horas, pero el tiempo parecía eterno a su lado.

...

—Sígueme.

Asiento con la cabeza.

La ciudad al otro lado del puente, era como unir dos mundos con diferencias afines.

Nada era parecido eso me constaba, pero veía tanto y a la vez nada de Jennie en ella.

Era como beber el remedio con parte del veneno.

Aventurarme a probar un nuevo tipo de esencia vital, era la solución que buscaba, era la escapatoria que necesitaba.

Sentía como cada vez mi corazón empezaba a acelerarse, mientras ella simplemente sonreía, callando quizás su sufrimiento.

Aquello que nos encadena al recuerdo, que las esperanzas solo pueden dormirle y luego simplemente queda nada.

No había ningún lugar en el cual ella no quisiera estar, recorrimos medio París, era lindo ver como ella se recostaba entre las flores de algún jardín solitario, o olor el aroma de las flores, algo que a Lisa le era un hobby a mi parecer.

Era algo simple, el aroma de las flores la hacían olvidar el malvado y sorbido humo del cigarrillo.

- Rosé ¿Sabes?, lo mejor que me pudo pasar fue que me encontraras.

Simplemente parpadeé los ojos y decidí besarle.

Mortal Poison (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora