ᴇᴠᴏᴄᴀᴄɪóɴ ♾

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El más grande error, que pude cometer fue dejarla, no era capaz de poder amarla, pero tampoco era capaz de olvidar a Jisoo, todo se me volvió confuso, hasta que solo deje de verle el sentido al amor y solo lo deje calmar con alcohol

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El más grande error, que pude cometer fue dejarla, no era capaz de poder amarla, pero tampoco era capaz de olvidar a Jisoo, todo se me volvió confuso, hasta que solo deje de verle el sentido al amor y solo lo deje calmar con alcohol.

Demasiados errores había cometido, quizás era tiempo de pagar por ellos, era tiempo de ver que la vida no solo era yo, y mis estúpidos sentimientos, que la vida no era solo una designación podrida por la sociedad, al final eramos libres de nuestras acciones eramos pioneros de nuestro destino, eramos asesinos de los sueños de muchos y mutiladores de los nuestros.

Me dirigí al hospedaje, el cual no era muy lejos de la ciudad de Cataluña, pero lo suficiente para tranquilizar mis pensamientos, y meritar mi vida, que solo se hundía al fondo de una fosa de caninos.

Nacía en mí un sentimiento de culpa, pero ello era solo ilusión de los sentidos, todo era ilusión, como leí alguna vez, la realidad, el movimiento es solo percepción de los sentidos.

Era curioso aquel concepto tan radical, muchos pensarían que las personas que viven sumergidas hasta el cuello en alcohol no tenían tela de juicio, ni un mínimo respeto por los grandes pensadores, simples ignorantes, pero no siempre era así, aunque mi vida se refugió en ello, podía entender que la vida no era siempre un camino de pétalos, ni de olor a esencias naturales, solo era un lugar en donde el más fuerte y apto sobrevivía.

Al lado de la recamara, encontré un cigarrillo.

-Diablos, donde deje el encendedor -exclame.

Debí dejarlo, en el aparador de al lado, en uno de aquellos cajones color carmín, aunque un poco empolvados, pensé.

-¡Qué buena forma de desperdiciar la vida! -exclame, con la intención de sentirme más libre.

«Al demonio, esto se ha vuelto una monotonía diaria, debo salir, pero no me siento capaz de volver a la vida que solo me lastimo a mí y a las personas más cercanas a mí, y las cartas solo eran un medio de pretexto; un, tan idiota», pensé.

"Jennie, eres una completa inmoral" no te basto con destruir la vida de dos chicas, sino que tenías que destruir la de otra, que acaso no te conformas con tu propio dolor, que buscas la manera de compartirlo, me dije, luego me tire sobre la cama, mientras encendía el cigarrillo.

El humo salía de mi boca, mientras pensaba en todo lo que en las calles escuchaba, cosa de todos los días la cara de espanto, preocupación poca diversión, celebraciones únicas, que luego eran olvidadas y la vida volvía a ser un lúgubre largometraje.

Quizás todas las preocupaciones he inseguridades se remontaban a mi niñez, que solo fue una cruel bofetada para despertar de aquel mundo de hadas, que en realidad estaba cubierto de barro y el excremento que en las calles las personas dejaban mediante muerte y más muerte.

Recuerdo aquella primavera en la que mi madre aun vivía, era un día de aquellos en los que nos sentábamos al lado del jardín de la casa, nos poníamos a contar historias, mi favorita era una de un conejo y una liebre.

-Jenn, cariño, ven -decía mi madre, con una sonrisa en el rostro.

Era tan linda, siempre le gustaba ayudar a los demás era demasiado bondadosa para esta sociedad que no estaba lista para recibirla por completo.

-Voy, voy mami -repetía, siempre con una sonrisa.

Era tan feliz, era tan inocente, ahora quizás mi madre en el reino del Señor, debe estar llorando y yo solo puedo pedir perdón, solo perdón.

-Quieres escuchar el cuento de la liebre y el conejo, ¿Verdad cariño? -con aquel dialogo dejaba entrever su buen gusto por las historias y su afición por narrar.

-Sí mami -respondí saltando de la alegría, en ese momento no pensé que seria la ultima primavera junto a ella, junto a la felicidad.

Entonces empezó a contar la historia:

Había una vez una liebre de moderada porte, siempre con la cabeza en alto mostrando soberanía entre los demás mamíferos lagomorfos, la única diferencia era su tamaño y sus largas patas, que le daban cierta ventaja. Un día una coneja de porte común, sencilla se acercó al prado en el cual se encontraba la liebre, la liebre al percatarse de su presencia corre ante su presencia, la liebre queda admirado ante tal belleza, entonces le dice:

-cómo es posible que dan bella damisela, este tan sola.

A lo que ella responde.

-Solo busco alimento para mis crías, pues su padre murió.

-Déjame ayudarte con eso? -dijo el conejo.

Con el tiempo la liebre empezó a ayudar a la conejita, hasta que se percató de que el sentía un gran amor hacia ella.

El tiempo paso, la liebre había logrado encariñar de los gazapos de la joven conejita, con el tiempo la conejita tuvo una cría con la liebre, lo cual fue lo más dichoso, pero todo es efímero.

«En ese momento no comprendí la palabra, pero ahora todo tenia sentido»

Un día la conejita dejo de llegar al prado, entonces la liebre empezó a buscarla, hasta que descubrió que ella ya no estaba con ellos.

La noticia no podía llegar a las crías, entonces empezó a inventar una mentira, tras otra, siempre prometiendo que ella volvería con ellos.

El tiempo paso, los años, cuando la liebre ya vieja y sin fuerzas empezó a despedirse de aquel prado que le dio la vida,como también le quito parte de ella, siempre agradecía porque al final ello solo era parte de la vida y no podía quejarse de ello.

«Quizás en ese momento lo pudo haber resumido con la palabra destino, pero ello ya no importaba ahora»

Cuando le llegó la hora, se ha recostó al lado de un árbol que tenía más años de los que el podía contar, entonces reposo su espíritu y cuerpo, todo se volvió cada vez más confuso, hasta que al final, todo se apagó por unos segundos, luego volvió a ver la luz y con ello a su bella conejita, invitándolo a saltar en el nuevo prado del cual no volverían a separarse.

Aquella fue la historia que me fascinaba, me animaba a esperar las primaveras con tanta euforia, ahora podía comprender que ello era una preparación para lo que el tiempo daría a conocer, quizás mi madre sabía que estaba muriendo, pero por qué ocultarlo de mi padre, ello no lo sabía, solo ella conocía.

Por ahora debía redimirme a descansar, sino mi mente igual que yo solo se sumergirían en el alcohol, siempre era el alcohol la solución, nunca pude ser más fuerte.

Mortal Poison (Jensoo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora