Con apenas cinco horas de sueño, llego a la pastelería completamente mojada a causa de la llovizna que cae desde la madrugada. Abro el negocio, acomodo las cosas y, luego de secarme y cambiarme, comienzo con mi trabajo. En un pizarrón anoto Menú del día: Torta bombón + café con leche.
Mientras preparo la base de la torta, voy comiendo pedacitos de chocolate en secreto y con algo de culpa, pero no me puedo resistir. Por lo menos no me ve nadie.
—¿Preparada para tu segunda cita? —cuestiona Romina detrás de mí, haciéndome saltar del susto. Me giro y resoplo.
—Podrías hacer un poco más de ruido al entrar, por lo menos para avisar —le digo y ella rueda los ojos—. Y no, no estoy preparada. Después de ese cristiano raro, no confío en lo que me van a presentar.
—Eso fue el precalentamiento —contesta sonriendo—, ahora viene lo mejor. A las diez de la mañana viene Lorenzo. Preparate, maquillate un poco, peinate bien, cambiate la ropa...
—Mmm, no. No voy a fingir ser alguien que no soy, no me gusta maquillarme, estoy cómoda con este vestido y no estoy despeinada.
—¡Olivia! Es una cita, se supone que tenés que dar tu mejor impresión.
—Mi mejor impresión es ser yo misma. Si le gusto, bien, y sino que se joda. —Ella bufa y yo continúo cocinando.
—Sos hermosa, es cierto, pero una ayuda no viene mal. Este tipo es un bombón, es millonario y muy educado. Te va a gustar.
—¿Millonario? —cuestiono incrédula—. Si tan así es, lo voy a conquistar, me caso con él y después lo mato, así me quedo con la herencia.
—Yo creo que la herencia le va a quedar a su hijo —replica en voz baja y la miro con los ojos entrecerrados.
—¿Tiene un hijo? —Asiente con la cabeza—. ¡No me digas que es un viejo de sesenta años!
—¡No! Claro que no. —Luego piensa—. Tiene cincuenta.
—¿Pero qué...? ¡Podría ser mi padre! ¡Me lleva veinte años! ¿Vos elegís los candidatos? Yo no lo puedo creer... Cancelá ya mismo la cita. No voy a salir con un viejo.
—Olivia... No puedo cancelar. Mmm, ¿cómo te digo esto sin que te enojes? —La miro con seriedad, presionándola para que me diga de una vez lo que pasa—. Bueno, te creé un Tinder y lo manejo haciéndome pasar por vos. Tenés muchos candidatos, pero voy haciendo las citas por orden de llegada. Entonces, no puedo decirle que no cuando ya lo confirmé.
—¿Cinthia está de acuerdo con esto?
—No, me dijo que no me meta en tu vida y que no haga locuras, pero... es que... lo prometimos.
—Quiero que borres ese perfil de inmediato y que le hagas caso a Burbuja. No puedo creerlo, me decepcionaste muchísimo, Romina. Ya no sé qué pensar, parecés obsesionada con esa promesa que hicimos sin sentido. ¿Desde cuándo te volviste tan... ? ¡Ay, ni siquiera tengo palabras! Siempre fuiste loca, pero últimamente estás peor. —Sus ojos comienzan a llenarse de lágrimas y de repente me siento mala persona, ella solo quiere verme feliz con alguien y yo solo la reto. Me siento tan mal. La abrazo—. Perdón, Romi, no fue mi intención...
—Estoy embarazada —suelta de repente. Me despego de ella y la miro fijo a sus ojos verdes.
—¿En serio? —Asiente y se me forma un nudo en la garganta de la emoción—. ¡Dios mío! ¿Lo sabe tu marido? ¿De cuánto estás?
—Obvio que Esteban lo sabe. De un mes... La verdad es que es una completa sorpresa, todavía no caigo. —Se ríe y seca sus lágrimas—. No lo esperábamos y tengo miedo de ser una mala madre... Por eso estoy haciendo esto de la promesa, me distrae de los pensamientos tan feos que tengo. Siento que todavía no estoy lista.
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El cupcake de Cupido
ChickLitLa vida de Olivia se pone de cabeza cuando Kevin decide abrir una pastelería a la vuelta de la esquina de la suya. No solo tendrá que lidiar con la competencia, también habrá nuevos sentimientos sobre la mesa, acompañados de la promesa de un nuevo a...
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