En cuanto su boca toca la mía, mi pulso se acelera, mi estómago entra en un revuelo de mariposas y siento que floto.
Sus labios carnosos son más suaves de lo que imaginé y no puedo hacer más que seguirle el beso que cada vez se vuelve más apasionante, pero lleno de ternura.
¡Olivia, esto está mal! ¡Se va a casar!, dice mi razón. Pero no me importa, la perra de su novia se lo merece. Kevin enreda su mano con mi pelo y me aprisiona contra la pared para profundizar el beso. Yo lo tomo por la nuca, aún sin poder creer lo que está pasando, pero no quiero cortar el mejor beso que me dieron en mi vida. Tras unos pequeños besos se separa de mí y me mira a los ojos con una sonrisa. Mi respiración está agitada, mis mejillas arden y caigo en la realidad: besé a mi contrincante. Carajo.
—Eso fue una buena respiración boca a boca —dice con expresión divertida y un brillo en su mirada. Me aclaro la voz con nerviosismo y me encojo de hombros.
—Es mi trabajo —respondo siguiéndole el juego—. Ahora si me disculpas, tengo que seguir rescatando gente.
Salgo del baño rápidamente y me encierro en mi habitación, sin saber qué hacer. Camino de acá para allá, mordiendo mis uñas, cruzándome de brazos cada dos minutos, acomodando ropa tirada y resoplando sin parar. ¿Qué voy a hacer? ¿Cómo vamos a olvidar ese maldito beso? ¿Kevin está siendo responsable de sus actos o la borrachera lo está haciendo cometer locuras? En cuanto se le pase se va a querer matar, ¡y me va a querer matar a mí porque no lo detuve! Ay, Dios, Olivia. ¿Por qué tengo que ser tan tonta? ¡No puedo creer lo que hice!
Muerdo mis labios y me tiro de espaldas a la cama recordando la sensación de su boca. Aún siento el cosquilleo en la zona y no puedo evitar sonreír. Agarro una almohada y me tapo la cara con ella, grito para descargarme y me levanto nuevamente. Esto es increíble.
Miro hacia donde tengo al duende y pareciera que está viéndome con una sonrisa burlona.
—Esto es tu culpa —le digo. Me siento tonta hablándole a un muñeco, pero desde que esa cosa entró a mi vida no paran de pasarme cosas extrañas.
Escucho el agua de la ducha nuevamente y suspiro. Me dirijo al baño para ver qué está pasando y me encuentro a Kevin de espaldas, completamente desnudo y usando mi shampoo mientras silba. Me atraganto al verle su parte trasera, la tiene mejor que yo, creo que soy más plana que él. Sacudo la cabeza e intento olvidar la imagen de su cuerpo atlético y marcado, pero creo que va a costarme demasiado borrar aquello. Cierro la puerta de golpe y bufo.
Este chico es una caja de sorpresas.
Dos minutos después, tocan la puerta y salgo a ver quién es. Estela me está mirando con una sonrisa falsa desde el otro lado del umbral. Siempre con aquel peinado recogido y el vestido escotado, cada vez me causa más asco. Arruga la nariz y suspira.
—¿Está Kevin acá? —cuestiona. Arqueo las cejas.
—¿Desde cuándo te interesa tu novio?
—Olivia, no te hagas la protectora de Kevin. Sé muy bien que se odian, son enemigos natos. No hace falta que te preocupes por él ni que finjas preocupación.
—Estela, ¡se van a casar! No podés serle infiel, lo odio, pero no es mal tipo como para que le hagan esto. Vos y Joaquín son las peores personas que conocí en mi vida.
—¿No será mucho? —Se ríe con sarcasmo—. Y ese es el problema, Kevin es demasiado buen tipo. No se porta mal, es romántico, detallista, perfeccionista, es lindo, tierno... En fin, muchas cosas buenas y nada malo, ¡quería algo distinto! Su hermano es completamente opuesto, así que...
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El cupcake de Cupido
ChickLitLa vida de Olivia se pone de cabeza cuando Kevin decide abrir una pastelería a la vuelta de la esquina de la suya. No solo tendrá que lidiar con la competencia, también habrá nuevos sentimientos sobre la mesa, acompañados de la promesa de un nuevo a...
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