El hombre de negro

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Al llegar al final del camino Amice y Aland mostraron incertidumbre sobre cual camino elegir, el de la izquierda decía "Bathar" y el de la derecha "Zaboor", nombres que alguna vez escucharon por voz de su padre con historias alegres llenas de música, colores y felicidad.

- Amice, ¿A dónde iremos? - Pregunta el pequeño limpiándose las lágrimas de sus ojos.

- No lo sé Aland, creo que cualquier camino es mejor que por dónde venimos, así que, tú elije...

- ¡Vamos a Bathar!, papá me contó que allí son buenas personas, a él lo trataban bien y les hablaba de nosotros.

- ¡Bien!, andando entonces, vamos a Bathar - Respondió Amice volteando hacia atrás, observando cómo a lo lejos su cabaña quedaba.

Con esperanza iniciaron su caminata hacia la villa de Bathar, con cada paso que dan se alejan de aquella cabaña que los vio crecer, con cada piedra y arbusto que pasan se acercan a lo desconocido.

- Amice ¿Recuerdas la historia que papá contaba donde navegaba en un enorme barco para traer provisiones?

- Aland era solo un cuento que papá contaba para tenerte quieto...

- No lo es... yo le pregunté a padre y él me dijo que habían barcos que lo podían llevar a lugares muy lejanos.

- Está bien... lo que tú digas. - Le contestó su hermana muy dolida.

Mientras avanzan, los hermanos platicaban entre árboles y arbustos y poco a poco comenzaron a ir cuesta abajo.

- Amice... ¿Me tomas de la mano de nuevo por favor?

- ¿Por qué?

- Se está poniendo más oscuro mientras bajamos ¿No crees?

- Lo que pasa es que los árboles son demasiado grandes y la copa de éstos llega tan alto que casi no deja entrar la luz del sol.

Con miedo Aland dijo: - Solo espero que no aparezca de nuevo el demonio.

- Yo también eso espero...

Un poco más tarde...

- Amice...

- ¿Si Aland?

- ¿Escuchas eso, Amice?

- No... ¿Qué es?

- ¿Es agua?, quizá un río, un lago, o algo...

- No lo sé Aland, no logro escuchar nada...

- Yo creo que sí... ¿Lo escuchas?

- Aland basta...

- ¡No espera...! parece el sonido del agua...

- Aland no juegues conmigo... ¡No escucho nada!

- Podríamos buscar madera para hacer una balsa o algo.

- Los cuentos de papá te volvieron loco... - Dijo Amice.

- ¡Voy a ver!...

- ¡Aland espera!, ¡No corras!, ¡Aland Nooo!

- ¡Vamos Amice sígueme!

- ¡Espera Aland!, ¡No tan deprisa!

- ¡Corre Amice!, ¡Corre! - Le grita Aland mientras deja a su hermana atrás.

- ¡Aland no te alejes!, ¡No tan rápido!, ¡No logro alcanzarte!

Entre los árboles el chico le grita: - ¡Amice!, ¡Por acá!

- ¿Aland?, ¡Con un demonio Aland no te veo!, ¿Dónde estás?

- ¡Amice...! ¡Se ve un pequeño brillo más abajo...!

La Espada NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora