Una errónea cacería

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Amice y Margery se despertaron por el ruido que hizo uno de los objetos del viejo Bogumil al caer al suelo.

— ¿Qué fue eso...? — Dijo Amice un poco exaltada.

— ¿Qué es lo que hace? — Preguntó Margery mientras observa como el viejo de la carreta guarda algunas cosas en unos bolsos de cuero.

— No tengo idea...

Limpiándose un poco los ojos Margery preguntó: — Acaso ¿Ya se va?

— No lo sé Margery, debemos bajar a preguntarle ¿no lo crees?

— Si..., supongo que es más cortés bajar hasta allá que preguntarle desde aquí arriba, ¡Vamos!, ¡Apúrate Amice!

Las dos mujeres bajaron aprisa por los escalones haciendo algo de ruido y cuando llegaron a la planta baja Amice le preguntó alzando la voz...

— ¡Bogumil!, ¡Bogumil!, ¿A dónde va?, ¿Va a salir?

— ¡Oh!... ¡buenos días jovencitas!, no, no iré a ningún lado, siento mucho haberlas despertado con el ruido que hice, solo estoy acomodando algunas cosas, es solo eso... pero vengan, preparé el desayuno para ustedes y algunas raciones de comida para el camino.

— ¿Le puedo hacer una pregunta Bogumil? — Expresó Margery mientras caminaban hacia la cocina.

— ¡Claro!

— Anoche me di cuenta que mientras armaba ese cacharro cómo usted lo dijo, nombró a Amice cómo 'pequeña niña de la planicie'... ¿Ya sabía usted quiénes éramos?

— Bueno... yo...

Sorprendida Amice dijo: — Espera... ¡Es cierto!, ¡No me había fijado en eso!

Margery insistió: — Fue Percival quien le habló de nosotras ¿Verdad?, ¿Le dijo que vendríamos?

— Eso no tiene importancia, no tienen nada de que temer jovencitas, al contrario... estoy para servirles y ayudarles en todo lo que sea posible.

— ¿Qué más sabe de nosotras? — Preguntó Amice tocándose disimuladamente el pecho asegurándose de traer su medallón.

— Yo sé más de lo que ustedes se pueden imaginar. — Dijo volteando a ver a Amice a los ojos. — Sé de la profecía, de la puerta del infierno y sé lo que sucedió con tus padres esa noche, créeme que mi intención es ayudarte a recuperar a tu hermana pero primero debes llegar a salvo a Niiveth, yo no puedo ayudarte más de lo que puedo ofrecer, pero el pueblo de Niiveth sabrá que hacer.

— Entonces ¿Usted sabe cómo cruzar el límite de Niiveth sin que las aguas se agiten? — Preguntó Margery.

— Así es... sé qué no confías en mi porque aún tienes la incertidumbre de lo que sucedió aquella noche cuando perdí mi tripulación, pero... te puedo asegurar que si usas correctamente este Astrolabio mágico podrán llegar sin ningún problema. — Le dijo mientras le mostraba un disco redondo de latón con algunos gravados en él y unas pequeñas guías sobresalientes que giraban desde el centro.

— Tómalo..., cuando las estrellas aparezcan en el firmamento úsalo poniendo tu mirada a través de los agujeros de estas guías del disco, cuando encuentres la estrella de Niiveth apunta hacia ella y pequeños destellos aparecerán en estas guías, cuando veas los destellos asegúrate que la nariz del barco esté dirigida hacia la estrella y no te salgas del rumbo, solo así podrán llegar sanas y salvas al reino. — Amice y Margery voltearon a verse mutuamente y después Bogumil dijo: — ¡Y bien!, ¡Vamos!, coman algo que el tiempo apremia y deben llegar lo antes posible al reino de las Islas.

Al terminar de desayunar...

— Ya es tiempo de partir. — Dijo Bogumil. — afuera tengo una carreta y en ella las dejaré a las afueras de Zaboor para que inicien su viaje.

La Espada NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora